Libertad a los presos políticos – 21 de julio 2017

¿Qué le pasa a los cristinistas que ya no son aguerridos como antes? ¿Por qué los kirchneristas parecen militantes de alguna ONG de bajas calorías? ¿Será que están confundidos por el disfraz de cordero patagónico que se puso Cristina? ¿Se habrán tragado esa píldora, o tienen miedo al insulto y al castigo, que recibirían si se pasan de rosca? Si me permiten les quiero dar un consejo. Está bien que idolatren a Cristina, su jefa, el mejor cuadro político de los últimos 50 años, como decía Aníbal. Pero el seguidismo abúlico que hacen de la Cristina zen les saca potencia combativa y atractivo para los jóvenes.
Dejen que Cristina se haga la María Eugenia Vidal. Dejen que ella actúe de señora de clase media preocupada por los que se caen del modelo económico. Pero ustedes no bajen las banderas emancipadoras y revolucionarias porque van a perder convocatoria.
Muchachos y muchachas de La Cámpora, ya se les fue el Movimiento Evita que moviliza gente y levanta banderas antioligárquicas. Máximo, el príncipe heredero, Wado de Pedro, Juan Cabandié y el Cuervo Larroque no pueden permitir que el chavista Frente para la Victoria se haya convertido en un lavadito movimiento llamado Unidad Ciudadana que parece una sociedad de fomento barrial de ecologistas pacifistas. ¿Dónde quedaron los discursos encendidos que levantaban multitudes? ¿Y aquellos actos llenos de banderas rojas del PC cosecha tardía? No se equivoquen, camaradas.
Deben marcha a desafiar las tempestades con los ojos llenos de esperanza. Deben exigir la libertad de los presos políticos. Organizar un acto para pedir con carteles y pancartas que salgan de la cárcel Lázaro Báez, Ricardo Jaime, José López y Víctor Manzanares. No pueden permitir que la tiranía oligárquica de los ricos de Mauricio tenga detenidos a los líderes de la patria socialista. Todos sabemos de su lucha por los derechos humanos durante la dictadura. De su participación en la resistencia peronista. Del esfuerzo que hicieron para juntar la fortuna que permite solventar las actividades clasistas y combativas de los pibes para la liberación. Es un clamor popular que hay que pintar en las paredes de la ciudad: “Libertad a los presos políticos”. Y cantar todos juntos: “Libertad/ libertad a los presos por luchar”. No podemos permitir que la vanguardia revolucionaria sea rehén de esta justicia burguesa y reaccionaria.
Mañana mismo tienen que llamar a sus cuadros del mundo de la cultura para hacer acciones que colaboren en esta tarea de las tareas. Que los artistas plásticos dibujen afiches donde aparezcan con boinas y camperas verdes. Que sean posters como para que los chicos peguen en sus habitaciones. El Che Báez, por ejemplo. O Fidel Manzanares. No podemos dejar a un lado a los intelectuales del mundo de la literatura, el periodismo y la cultura.
En forma urgente hay que motorizar una solicitada que alerte a la población que la derecha retrógrada quiere meter preso a Don Julio de Vido un comandante del campo popular de una integridad y una honradez que nos hace acordar a Agustín Tosco. Esa solicitada deberíamos publicarla en Página 12 y en Tiempo Argentino, ¿Existe Tiempo Argentino, compañero? Hay que conseguir que firmen aquellos que nos marcan el camino de una sociedad más justa: Fito Páez, Mempo Giardinelli, Brancatelli, Roberto Navarro, Víctor Hugo, Pablo Echarri y Orlando Barone al que debemos sacar del ostracismo. Seguramente está escribiendo algún manifiesto que nos ponga de pie detrás de las barricadas. Basta de reformismos tibios. Vayan por todo y sanseacabó. Sería una capitulación que un patriota del proletariado como Amado Boudou vaya preso y ustedes no atinen ni siquiera a rodear la cárcel y dar la vida por Boudou. “La vida por Perón”, cantaban nuestros viejos compañeros. Ahora es: “La vida por Boudou”. O “ que lindo que va a ser/ el hospital de niños en el Alto Calafate hotel”.
El imperialismo y sus lacayos locales se burlan de nosotros. Bautizaron pabellón Néstor Kirchner al calabozo de la cárcel de Ezeiza a donde van a parar todos nuestros líderes, los mejores hombres del proyecto.
Libertad a los presos políticos: libertad a Báez, Jaime, López y Víctor Manzanares. Ellos trabajaron día y noche por el bienestar de la clase obrera y el pueblo. Recaudaron todo lo que pudieron sin frenarse ante las leyes del liberalismo para que ustedes pudieran desarrollar su tarea. Ellos aportaron para los micros y la vianda para llevar a los muchachos a los actos. Es la banda de los cuatro, como tuvo el maoísmo. Tenemos al payador perseguido, Don Julio que con mucha valentía y arrojo denuncia al fascista de Macri que lo quiere sacar de la Cámara de Diputados. No se bancan que un genuino vocero de los que menos tiene levante la voz por los que no tienen voz. Mis queridos grasitas, mis descamisados del alma, debería decir Milagro Sala en lugar de organizar la caravana de autos que transportaron los bolsos llenos de dinero que se llevaron de los bancos entre gallos y medianoche. La lucha por una sociedad sin clases requiere de firmeza y convicción. Por eso está bien que Milagro haya manejado la Tupac Amaru con palizas a las ovejas descarriadas y con armas para intimidar. El fin justifica los medios. El mundo nuevo no termina de nacer, diría Antonio Gramsci. Encima ahora, hay un grupo de corruptas ricachonas que nos quiere encarcelar a nuestra guía espiritual, a Cristina. Hablo de Elisa Carrió, Margarita Stolbizer y Graciela Ocaña. Viven en mansiones dignas de la revista Caras, andan en autos de alta gama y lucen joyas carísimas como supo tener nuestra querida Cristina. ¿Dónde estarán aquellos collares, aros y pulseras tan hermosos? Tal vez los donó a los comedores populares de Emilio Pérsico o Juan Grabois. Estas tres ricachonas corruptas, Lilita, Margarita y a hormiguita, todas sin guita, se constituyen en tribunal para juzgar a Cristina.¿ Cómo se atreven a investigar y denunciar a Cristina? Pocas mujeres tan austeras, ahorrativas, modestas y humildes. Pocas mujeres llegaron a la altura que llegó Cristina sin una mancha en su trayectoria, un ejemplo de entrega al prójimo como si fuera la Madre Teresa de Santa Cruz.
Ni un preso político más en la Argentina.
Libertad a los comandantes revolucionarios de Báez, Jaime, José López y Víctor Manzanares.
Debemos movilizar la opinión pública internacional. Que el filósofo y lingüista norteamericano Noam Chomsky firme por la libertad de los presos políticos, o los hermanos del partido Podemos de España, o Nicolás Maduro y Raúl Castro.
Hay que pedirles a Alberto Rodríguez Saa y Luis D’Elía que repitan la solicitada que ellos encabezaron y que sumen a Guillermo Moreno y Luis Esteche que fueron injustamente excluidos. Habría que pensar bien si se suma a Nélida Rojas, la líder de Tupac Amaru de Mendoza. Sus dirigentes se acogieron al blanqueo de la AFIP porque no podían justificar la compra de casas y automóviles. Seguro que eran expropiaciones revolucionarias y eso está bien. La confiscación de los bienes de la oligarquía es parte de nuestra lucha. Pero no es necesario llenar los formularios del estado opresor para blanquear ese dinero que es del pueblo aunque la AFIP diga lo contrario.
Eso es lo que hicieron Lázaro, Jaime, López, Manzanares y Cristina. Recuperar para el pueblo las fortunas que los millonarios y oligarcas le robaron con la plus valía y otro tipo de explotaciones al proletariado. Gloria a nuestros héroes ahora encarcelados en Ezeiza. Todos somos Lázaro, Jaime y López. Nuestra lucha no los abandonará. El hombre nuevo es imparable. No pasarán. No podrán detener la sociedad socialista donde todos tendremos millones de dólares y 5 hoteles como Cristina o 1000 vehículos y 300 propiedades como Lázaro o 9 palos verdes para guardar en el monasterio como Lopecito.
No se deje engañar compañero. Esa montaña de dinero era para los más pobres. Ya hicimos la primera parte que era sacárselo a los dueños del poder. Nos faltó la segunda parte, la de distribuir estas riquezas. Eso se viene ahora. Por eso vote a Cristina. Luche y vuelve. Luche y devuelve. Por la distribución de la riqueza. Por hoteles para dos. Por Néstor y por el pueblo. Vote Cristina y que Dios y la patria se lo demanden.