Milani es la dictadura – 22 de septiembre 2017

Hace un par de horas, la Gendarmería entregó su riguroso informe de 28 peritos. Son dos tomos de 150 páginas con un anexo que contiene discos rígidos, fotos y videos.
Para Cristina, se trata solo “una gigantesca bomba de humo para ocultar la desaparición de Maldonado”.
Para Elisa Carrió, “el gobierno de Cristina asesinó a Nisman con el apoyo de Aníbal y Milani”.
Pero para el general encarcelado César Milani, el crimen de Nisman es el motivo para que sea involucrado en ese asesinato como jefe de la inteligencia paralela del gobierno K.
Para el diputado y ex vice de la DAIA, Waldo Wolf, el autor material del crimen del fiscal fue un agente de inteligencia.
La confirmación del magnicidio de Nisman deja muy complicado, a partir de ahora, además de Cristina que era la comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, a quien era el jefe del Ejército, el general Milani. Hay fuentes de inteligencia que dicen que cuando Carlos Zannini en nombre de Cristina les dijo al espía Antonio Stiuso y a Nisman que no investigaran más a Irán, los fondos destinados a tal efecto pasaron a manos de Milani que fortaleció el espionaje interno paralelo que como todo el mundo sabe está prohibido por ley. Pero como si esto fuera poco, Milani era el encargado de monitorear los movimientos del fiscal asesinado, de su familia y de los empleados de su oficina. Ahora viene la etapa de averiguar quiénes fueron los autores materiales e intelectuales del crimen y los encubridores. Por eso Milani, igual que Cristina, será citado por el fiscal Taiano. Tiene muchas explicaciones que dar. Porque poco antes de que se conociera que el fiscal tenía un balazo en su cabeza, la comunidad de espías tuvo un tsunami de llamados telefónicos entre los que aparece el celular de Milani. Otros capos de los espías cristinistas también van a tener que desfilar por tribunales. Oscar Parrilli a la cabeza, pero también Juan Martin Mena y Rodolfo Tailhade, los encargados de las operaciones sucias al servicio de Cristina.
Elisa Carrió, denunció a Milani, a Cristina, a Aníbal Fernández y a Alejandra Gils Carbó por encubrir el asesinato de Alberto Nisman. Así lo planteó en el escrito que presentó en tribunales durante el gobierno anterior. Pero después, en sus declaraciones a la tele dijo que Milani era capaz de matar y que el gobierno de Cristina estaba volviendo al 76 porque “si la inteligencia interna la maneja un general acusado de delitos de lesa humanidad quiere decir que ellos son la dictadura”.
Es el peor momento en la vida del general César Milani. Está cercado judicialmente por todos lados. La Cámara Federal de Casación Penal confirmó su procesamiento con prisión preventiva por violaciones a los derechos humanos durante el terrorismo de estado. Estamos hablando del secuestro de Pedro y Alfredo Olivera por el cual está detenido en la cárcel de Ezeiza.
Está acusado de integrar los grupos de tareas que secuestraron, torturaron y asesinaron durante el genocidio bajo las órdenes del chacal Luciano Benjamín Menéndez, dueño y señor de la vida y la muerte del Tercer Cuerpo de Ejército en aquel entonces.

Al parecer, Milani no dejó delito por cometer. Sospechado de haber sido parte del plan para asesinar a Nisman y preso por su actuación en la dictadura, también fue un ladrón de estado. La Oficina Anticorrupción pidió la elevación a juicio oral y público “por enriquecimiento ilícito”. No pudo justificar y mintió a la hora de explicar de dónde sacó el dinero para comprar una mansión en La Horqueta, el barrio top de San Isidro.
Mintió descaradamente sobre un préstamo de 200 mil dólares que nunca se hizo. Milani tuvo y tiene como amigos a fascistas criminales violadores de los derechos humanos como el teniente Eduardo Enrique Barreiro, el comodoro Luis Fernando Estrella y el coronel Marcelo Oscar Granitto. Según la escucha que se conoció en la investigación que el fiscal Alberto Nisman hizo de Cristina, Milani llegó a ser el máximo espía con estructura propia gracias a su amistad tan peculiar con Nilda Garré y a que la hija de la entonces ministra era novia de otro capo de la agencia de inteligencia llamado Fernando Pocino. Ahí aparece Horacio Verbitsky, jefe histórico de Nilda Garré, que al principio, desde el CELS defendió la designación de Milani pese a las fuertes evidencias del Nunca Más riojano que había denunciado Jorge Lanata.
Un año tardó Verbitsky y el CELS K en cambiar de idea y cuestionar a Milani. En ese momento fue Milani el que se dio vuelta y dijo que era Verbitsky el que tenía que explicar su papel durante la dictadura en referencia a su trabajo para jerarcas de la Fuerza Aérea tal como lo denunció Gabriel Levinas en su libro “Doble Agente”.
La Cámpora marcha por las calles y grita: “Macri/basura/ vos sos la dictadura”. Se trata de una mentira histórica que intenta ocultar una consigna certera que va creciendo y que dice así: “Milani/ basura/ vos sos la dictadura”.
Si hay algo del terrorismo de estado de Jorge Rafael Videla y su banda criminal que llegó hasta nuestros días es precisamente el ex jefe del ejército kirchnerista, el general Cesar Milani.
Milani está preso, acusado de delitos de lesa humanidad. Primero estuvo detenido en La Rioja y ahora en un pabellón especial de la Cárcel de Mujeres de Ezeiza porque el Servicio Penitenciario teme que sea agredido por sus ex camaradas de armas.
Milani es el apellido de la máxima claudicación del kirchnerismo en el tema de los derechos humanos en el que nunca creyeron y que siempre utilizaron como escudo para ocultar las miserias del gobierno más corrupto y autoritario desde la recuperación democrática.
Desilusionados, algunos activistas de los derechos humanos pintaron en las paredes: “Néstor bajó el cuadro de Videla y Cristina subió el de Milani”.
El teniente general Cesar Santos Gerardo del Corazón de Jesús Milani, es el ícono del país fracturado, saqueado y espiado que dejaron más de 12 años de kirchnerismo feroz. Milani fue y es el preferido de Cristina. Ella lo designó y lo defendió contra viento y marea en un discurso por cadena nacional el 23 de julio del 2013.
Hebe, la comandante de la agrupación cristinista “Madres de Plaza de Mayo”, llevó a Milani a la tapa de su revista. Lo más triste y doloroso fue lo que dijo Hebe de Bonafini el día que Milani pasó a retiro. Dijo que todo lo vinculado a la desaparición del soldado Alberto Agapito Ledo era un invento de Jorge Lanata y la madre de la víctima que hasta hace poco integró esa organización en La Rioja. Su fanatismo oficialista la llevó a sugerir que se había agregado una hoja en el libro Nunca Más para perjudicar a Milani. Pero la investigación sobre Ledo sigue avanzando a paso redoblado.
Hasta Estela Carlotto, por su camiseta cristinista bancó a Milani que está hasta las manos. Los tribunales no son como los cuarteles en los que reinó desde el comienzo de la dictadura genocida hasta el gobierno de Cristina.
Además, el periodista Hernán Capiello descubrió una escucha que señala al general cristinista como el culpable de haber creado una red de espionaje ilegal para extorsionar periodistas independientes y políticos opositores. Hay dos causas abiertas con acusaciones de este tipo. En una de ellas, el ex hombre fuerte de los servicios, Antonio Stiuso acusó a Milani en Tribunales de haber aumentado partidas presupuestarias en forma indebida para incorporar personal en forma irregular y para comprar materiales tácticos y tecnológicos de última generación. Algunas de esos aparatos sofisticados y carísimos no aparecen por ningún lado. ¿Lo estarán utilizando los K en la conspiración contra Macri?
Milani, descontrolado y delirante, quiso fundar un ejército chavista pero hoy es empresario en chacinados y embutidos. Tiene algunas pancherías en sociedad con otro patotero derechoso pero civil llamado Guillermo Moreno. Tal vez haya encontrado su lugar en el mundo justo unos meses antes de que la justicia lo condene a la cárcel. Por ladrón y por golpista y ahora por su vinculación con el asesinato de Nisman.
Por todo esto, Milani representa la máxima claudicación del kirchnerismo en el tema de los derechos humanos. Por eso la izquierda cantaba: “Milani/basura/ vos sos la dictadura”. Todavía ningún periodista le preguntó a Cristina sobre este personaje nefasto, pieza clave de ese país del autoritarismo cleptocrático que tanto daño nos hizo. Por eso vale la pena repetir que los argentinos no queremos a Videla y sus terroristas de estado: Nunca Más. Videla, Nunca Más. Y Milani, tampoco. Nunca Más.