Verbitsky: más topo que perro – 4 de diciembre 2017

Ayer, Horacio Verbitsky perpetró una nueva operación sucia como jefe de inteligencia informal de Cristina Kirchner.
Todas sus movidas tienen un único objetivo: promover la destitución del presidente democrático Mauricio Macri y tratar de instalar que se trata de un dictador.
Hace algunos domingos que Verbitsky dejó de escribir, por decisión propia, sus tradicionales panfletos domingueros en Página 12. Algunos dijeron que se había tomado vacaciones y algo de eso comentó ayer en un breve texto. Otra pieza de ese rompecabezas kirchnerista como Reynaldo Sietecase, tuiteó que “era muy grave que Verbitsky haya dejado de escribir por temor a represalias contra el diario”.
Otros hablan de un grave problema de salud pero en eso no me meto.
Lo cierto que ayer, Verbitsky en ningún momento habló de censura ni de persecución como motivo de su alejamiento del diario. Concretamente dijo que va a terminar de escribir dos libros, reeditar más de veinte y de paso dijo que la empresa que había editado sus textos sobre la historia de la iglesia, los había boicoteado. En su soberbia, ni siquiera considera que esos mamotretos sesgados hayan dejado de interesar masivamente y que por eso se vendieron tan módicamente. El prefiere creer que hay una conspiración de su propia editorial (tal vez impulsada por el imperialismo y el dictador Macri) para no difundir sus trabajos.
Insisto con esto porque me parece importante. En ningún momento Verbitsky dice que se va del diario porque el gobierno de Macri extorsiona al diario de Víctor Santa María. Pero tampoco dice lo contrario. Son los menos votados de su tropa los que se encargan de sembrar esa duda:
Gabriela Cerruti, dice que “la pausa” que se tomó Verbitsky, según el mismo la bautizó “es parte de las horas de infamia que vivimos bajo este gobierno mafioso sostenido con complicidad social y mediática”. No está claro a que se refiere Cerruti, con lo de complicidad social. Sospecho que no será por los 10 millones de votos que Cambiemos logró en las últimas elecciones.
Pero sigamos. Cerruti acusa al gobierno pero ni Verbitsky ni Santa María dicen una palabra. Miran para otro lado. Dejan correr la versión en lugar de salir con claridad a decir la verdad:
Si Verbitsky dejó de escribir en Página 12 por presión de Macri debería decirlo con todas las letras y hacer las denuncias correspondientes. Y dar todos los detalles. ¿Qué funcionario del gobierno lo censuró? ¿Santa María le pidió que se vaya o fue un gesto de dudosa generosidad de Verbitsky? El pueblo quiere saber.
Otro muchacho que va y que vuelve del cristinismo es Alberto Fernández, ex jefe de gabinete y línea fundadora del kirchenrismo y ex jefe de la campaña raquítica en votos de Florencio Randazzo. Fernández nos alecciona a los argentinos y dice que “La mejor democracia no es la que silencia voces críticas.” Sugiere que Macri silencia las voces críticas pero no dice quién, cómo ni cuándo. Porque Página 12 es una empresa privada que puede resistir cualquier apriete y denunciarlo con pelos y señales en los tribunales. Si no dice nada es porque no tienen nada para denunciar. Cuando el gobierno de Néstor y Cristina de verdad silenciaba voces de periodistas y apretaba empresarios para que despidieran a periodistas independientes y usaba los medios del estado para estigmatizar e injuriar a los que no se arrodillaban al poder de los K, Alberto era una figura clave en ese esquema y hoy parece ver en la viga del ojo de Macri.
La verdad es que Verbitsky va a abrir un sitio web de noticias con gente amiga que está dispuesta a militar por la vuelta de Cristina y a dinamitar al gobierno de Macri. También seguirá con sus opiniones audiovisuales a través de nuevos proyectos en internet. Como se vé, trabajo no le va a faltar.
Su flamante ex patrón, Víctor Santa María, en su explicación también juega en ese doble discurso. Dice que vivimos tiempos de “cerrojo informativo” pero de ninguna manera denuncia que tuvo que entregar la cabeza Verbitsky porque lo obligó Macri.
Nadie dice lo que hay que decir: Horacio Verbitsky tiró su credibilidad a los perros. Fue el autor intelectual del fracaso más grande del concubinato entre el cristinismo y los organismos de derechos humanos cooptados por la ex presidenta. Verbitsky puso la piedra fundamental de un castillo de naipes que se derrumbó en el caso de Santiago Maldonado. Su falta de profesionalismo y poco interés por la verdad y su desesperación por atacar a Macri lo llevaron a eyacular precozmente un título legendario que quedará en la historia del falso periodismo: “Macri ya tiene su primer desaparecido”. Así tituló su comentario del 7 de agosto en Página 12. En la bajada agregaba que era “el primer” desaparecido de Macri y que Santiago Maldonado fue “detenido en Esquel por la gendarmería”. Esto que le digo es la más pura verdad. Puede ir a Google y poner los datos y va a poder leer la nota completa. Enseguida en su propia nota, el para periodista pero ahora en su carácter de presidente del Centro de Estudios Legales y Sociales informó que esa otrora prestigiosa ONG “pidió la intervención del Comité Contra la Desaparición Forzada de Personas de las Naciones Unidas”. El Verbitsky de Página 12 tuvo la primicia del Cels del que es presidente.
El segundo paso de la monumental operación fracasada fue Cristina que tuiteó textualmente: “Su hermano me cuenta que testigos vieron que la Gendarmería lo rodeó, y lo golpearon y lo subieron a una camioneta de esa fuerza”.
El tercer paso de la mentira que terminó de vaciar la confianza en las entidades humanitarias con camiseta de Cristina fue la rueda de prensa que ofreció Estela Carlotto sentada al lado de Verbitsky, esta vez como presidente del Cels. La presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo dijo sin ponerse colorada: “Que tenemos un detenido desaparecido en Democracia, señor Macri”. Ni detenido, ni desaparecido, señora Carlotto.
Todos saben ahora como terminó esta farsa montada por Verbitsky, Cristina, Estela y otros personajes menores y payasescos de ese esquema que llegaron a decir que “ a los muchachos de la gendarmería se les había ido la mano y Maldonado se les había quedado en la tortura”. No entiendo como estos mentirosos seriales y mercenarios pueden seguir hablando con tanta liviandad por la tele después de semejante brutalidad.
La “pausa” que Verbitsky se toma en Página 12 no sabemos si se va a extender al Cels. ¿Pedirá licencia? ¿Dejará de convertir en una unidad básica del cristinismo a un organismo que en su momento fue ejemplo de rigurosidad, equilibrio y pluralismo”?
Ahora, todo el mundo sabe la verdad que Verbitsky intentó traficar.
Santiago Maldonado no fue detenido ni desaparecido. Lo único forzado fue la versión de los mapuches más violentos que inventaron una ficción que incluyó hasta binoculares que luego desaparecieron como por arte de magia.
Maldonado, según el informe oficial de 55 de los peritos más prestigiosos del país y de todas las partes, no tuvo golpes, ni lesiones cortantes ni penetrantes y que murió ahogado en el lugar en el que estuvo más de 70 días en el agua. No fue arrastrado y su cuerpo no fue manipulado. Es más, algunos de los testigos si fueron manipulados y van a tener que pagar ante la justicia por falso testimonio. Y es posible que alguno sea acusado de abandono de persona seguido de muerte y de haber obstaculizado el accionar de la justicia.
Entre los 55 peritos estaban varios de los más prestigiosos del mundo como integrantes del Equipo Argentino de Antropología Forense. Hay que desenmascarar al verdadero Verbitsky que se dice periodista de investigación y no publicó una línea sobre los robos y estafas de Cristina, Néstor, Máximo, Boudou, De Vido Lázaro, Jaime, José López y siguen las firmas. Por eso digo que fue el principal encubridor de la mega corrupción de estado K. Porque durante el menemismo fue un certero investigador y durante el kircherismo en el que milita, fue el comandante de la impunidad para Cristina y sus cómplices.
Ya sabemos quién es Verbitsky. Ex integrante del aparato de inteligencia de Montoneros. Buchón y colaborador de la Fuerza Aérea durante la dictadura y el terrorismo de estado, según la denuncia de Gabriel Levinas en su libro titulado “Doble Agente”. Ahora reconocemos sus mentiras infames. Es un personaje antidemocrático que siempre fue más Topo que Perro.