El asesinato de Nisman – 17 de enero 2018

Mañana a las 9.30, en el cementerio de La Tablada, el rabino Marcelo Polakoff, va a rezar plegarias de duelo, frente a la tumba de Alberto Nisman, a tres años de su asesinato.
Vamos a hablar claro. Este es un magnicidio que va a marcar históricamente al gobierno de Cristina. A tres años de semejante suceso hay que decir que para la justicia, “el fiscal Alberto Nisman fue asesinado, con un intento de disfrazarlo de suicidio mediante un complejo plan criminal”. Insisto con esto: le estoy leyendo parte del expediente y de la resolución del juez Julián Ercolini. No es lo que dicen los periodistas independientes, los abogados o la familia de Nisman. Esta es la conclusión a la que llegó el magistrado que además agregó que “cuanto menos desde algún sector del oficialismo (obviamente del cristinismo) se quiso instalar su muerte como un suicidio”. El balazo en la cabeza que mató a Nisman todavía no tiene autor material conocido y es parte de la investigación del fiscal Eduardo Taiano. Se asegura que el móvil fue su denuncia del encubrimiento a los terroristas de estado iraníes que volaron la AMIA. Allí aparecen como principales acusados la ex presidente Cristina Kirchner, hoy senadora por la minoría de Buenos Aires y el ex canciller Héctor Timerman, recientemente excarcelado por cuestiones de salud urgentes, producto del avanzado cáncer que lo aqueja.
El juez dice que el asesinato tuvo a Diego Lagomarsino como partícipe necesario porque fue el que aportó el “arma amiga”, como se dice en la jerga y el que entregó información calificada sobre los movimientos del fiscal a sus atacantes.
Insisto: esto es oficial. Es la voz de la justicia. Es un expediente. Está escrito. Antes lo habíamos dicho algunos periodistas, apoyados en una investigación o, como en mi caso, por pura deducción producto de mi conocimiento del personaje que jamás podría haberse suicidado. También sostuvieron que Nisman había sido asesinado la ex esposa del fiscal y madre de sus hijas, la jueza Sandra Arroyo Salgado, sus abogados, su familia y el ex capo de los servicios de inteligencia, Antonio Stiuso que trabajó al lado de Nisman por orden de Néstor Kirchner.
Así llegamos a este tercer aniversario. Con un trabajo científico de excelencia profesional y gran rigurosidad realizado en el peritaje por la junta interdisciplinaria de la Gendarmería Nacional. En ese informe oficial se apoyó el juez Ercolini. Con una impresionante precisión en esa conclusión se asegura que “a Nisman lo mataron dos personas, que lo golpearon y le fracturaron el tabique nasal y que lo drogaron con Ketamina para vencer su resistencia”. Después, lo llevaron al baño y le metieron un tiro en su cabeza tomando la pistola con la propia mano del fiscal.
Para el juez, la mirada integral, multidisciplinaria y más profesional de la Gendarmería llegó a una conclusión superior y más certera que los trabajos anteriores. Hicieron su aporte 24 expertos en medicina legal, balística, acústica, video, planimetría, rastros y expertos en microscopios electrónicos y cromatógrafos.
Por ahora el juicio por el homicidio de Nisman tendrá una sola persona en el banquillo de los acusados: el experto informático Diego Lagomarsino. El fiscal Taiano aportó una lista de cuestiones muy sospechosas que ocurrieron alrededor del mundo tenebroso de los espías y los servicios de inteligencia. A saber: la extraña desaparición de un kiosco de diarios en Puerto Madero. Hace poco se supo algo más confuso todavía: que el negocio que vendía pocos diarios y se olvidaba de llevarlos, pertenecía a un plomero con mala suerte para los negocios. Un kiosco en Puerto Madero es una mina de oro. Te lo dice cualquier canillita. Hubo sorpresivos cortes de luz y cámaras de seguridad que no funcionaron. Un manejo de sus custodios insólitamente negligente y ni hablar del chiquero de sangre e impunidad que sembraron todos los que entraron al departamento después del crimen. Hubo una lluvia de llamadas telefónicas que se cruzaron los topos de todas las fuerzas cuando la noticia todavía no era pública. Y como si esto fuera poco, parte de la información que Nisman tenía en su computadora y en su teléfono, fue borrada después de su deceso con un sistema pirata a distancia y también fue alterado su wi fi.
¿Hubo guerra de espías? ¿Participaron servicios extranjeros y locales? ¿Quién dio la orden?
Todavía hay misterio sobre estas respuestas. Hay esperanza en un trabajo que se está haciendo en Estados Unidos: el análisis de los mails por parte del FBI y las llamadas telefónicas de Nisman, de espías y funcionarios de Cristina antes y después del crimen.
Al parecer se encontraron antiguas amenazas con mucha información rigurosa sobre los movimientos de Nisman y su familia y distintos tipos de virus informáticos que fueron neutralizados.
Todas estas son muy malas noticias para Cristina y su gente en la causa que más asusta a la ex presidente.
Cristina comete errores, entra en pánico y actúa como culpable cada vez que este tema vuelve al escenario público. Es que está acusada de lo más terrible. De haber sido la jefa de un plan criminal para encubrir a los terroristas de estado que protagonizaron el peor atentado de la historia argentina con 85 muertos en la sede de la AMIA.
Lo grave es que el doctor Claudio Bonadio también procesó a la ex presidenta y pidió su desafuero de senado para poder meterla presa en forma preventiva. Hace unas horas nos enteramos que (una vez mas) el magistrado fue amenazado aunque al parecer, por otra causa, pero amenazado al fin.
El desafuero y la prisión preventiva para Cristina son imposibles que ocurran si no hay un sector del peronismo no kirchnerista que sume sus votos. El jefe de los senadores, Miguel Angel Pichetto ya dijo que solamente con una sentencia firme se podría estudiar el tema.
También cayeron en la volteada Fernando Esteche, el ex líder del grupo más violento de la actualidad, que sufrió un intento de asesinato a cuchilladas por sus ex compañeros y Jorge Yussuf Khalil, el referente de la embajada de Irán en los últimos tiempos.
En el caso de Carlos Zannini salta a la vista que según Antonio Stiuso fue el encargado de comunicarle a Nisman la orden de Cristina: “dejá de investigar a Irán”. Orden que, dicho sea de paso, Nisman no cumplió y por eso terminó muerto con un balazo en la cabeza.
Julio de Vido tendrá que dar explicaciones sobre el posible intercambio de petróleo con Irán o la triangulación con Venezuela para abastecer el plan nuclear de quienes aún hoy niegan el holocausto. Muchos creen que esta transa repugnante de impunidad por apoyo nuclear es lo que explica el inexplicable viraje de 180% de Cristina en este tema. Pasó levantarse de las sesiones de Naciones Unidas cuando hablaba el representante de Irán a firmar un pacto tenebroso y secreto con ese gobierno que comenzó en Aleppo, Siria y terminó en Etiopía.
Le recuerdo que Cristina no tuvo ni siquiera el mínimo gesto humano de expresar sus condolencias a la familia del muerto. Todo lo contrario, la ex presidenta ordenó a su jauría mediática que destruyera la memoria y las denuncias del fiscal Alberto Nisman y que tapara con impunidad ese magnicidio que conmovió a la Argentina y al mundo y del que se cumplen tres años. Sus soldados, con subordinación y valor, se metieron en la vida íntima del fiscal para llenarlo de barro y tratar de matarlo por segunda vez.
Hace tres años, el fiscal Alberto Nisman fue asesinado y todavía seguimos buscando justicia, verdad, castigo y condena. Pero el fantasma de Alberto Nisman va a perseguir durante toda la vida a Cristina. No solamente porque ella fue responsable por acción u omisión de su muerte. Los esbirros de Cristina utilizaron todos los insultos y descalificaciones que tuvieron a su alcance. Le dijeron de todo a Nisman: “corrupto, turro, sinvergüenza, incompetente, homosexual, loco, títere de un espía, mujeriego, agente de la CIA y el MOSSAD, lavador de dinero, golpista e idiota”.Los K nunca entendieron que la mentira siempre despierta sospechas. La verdad siempre resucita, por más profundo que la entierren. La verdad no se suicida ni se puede sepultar.