Abrazo para Nicolás – 10 de mayo 2018

Ojalá esta columna sirva como un abrazo solidario y agradecido a Nicolás Wiñazki. Ojalá estas palabras sirvan para decirle al querido Nico que estamos a su lado, que cuente con nosotros y que codo a codo y espalda contra espalda, vamos a defender la libertad de prensa y vamos a seguir denunciando a los delincuentes más corruptos del Kirchnerismo y a sus brigadas patoteras y violentas.
Nuestro compañero Nicolás fue agredido anoche a una cuadra del Congreso de la Nación. Le avisaron que se fuera por el Senado porque por la puerta de Diputados estaba “La Cámpora”. Pero apenas llegó al garaje para retirar su auto, cuatro cobardes comenzaron con el ataque. Primero lo insultaron. Después le tiraron una lata de cerveza que no llegó a destino. Y al final, los cuatro lo rodearon para sacarle el celular donde Nico los había filmado y uno le pegó en la cabeza.
Los jóvenes que son unos fanáticos antidemocráticos cometieron varios delitos. Es tragicómico que hayan acusado a Nico de “vende patria”, justamente los adoradores de Cristina y su cártel de la corrupción. Ellos vendieron la patria y se llevaron el dinero a su casa. En sus bolsos, en sus bóvedas. No hay antecedentes de un gobierno democrático como el de Cristina y Néstor que hayan cometido tantos delitos y que le hayan robado tanto dinero al pueblo. ¿Quién es el vende patria, entonces? Nico recién ahora pudo comprarse una auto con mucho esfuerzo, alquila su casa, mantiene a sus tres hijos con dignidad y eso que a sus 38 años ya es una estrella del periodismo, tal vez el mejor de su generación. Con coraje y astucia profesional reveló varios de los casos más obscenos de estafas realizadas desde el estado por funcionarios kirchneristas. Destapó el tema Ciccone, la ruta del dinero K, Hotesur y decenas más. Fue una pesadilla para los ladrones de estado. Solo con su inteligencia, con su ética a prueba de balas y con su computadora puso de rodillas a muchos poderosos que tiemblan cuando Nicolás los investiga. En “La Dueña”, el libro que escribió con su viejo, el gran Miguel, narró “la historia oculta de los negocios secretos, los vínculos personales y la salud de la mujer más poderosa, mas amada y más odiada de la Argentina”. Así dice la tapa, típicamente majuliana. Y Jorge Lanata, el padre periodístico de Nico, su maestro, escribió: “La dueña no es un libro, es una bomba”.
Los cuatro matones que agredieron anoche a Nico también le dijeron “oligarca” como si Lázaro, Cristóbal, el Caballo Suarez, Cesar Milani, Boudou y Ricardo Jaime o la mismísima Cristina, fueran carmelitas descalzas o austeros revolucionarios al servicio de los más humildes. La oligarquía kirchnerista hizo un daño terrible en este país. Sobre todo con el autoritarismo y el odio que instalaron. Lo más grave que ocurrió anoche es que estos sátrapas le dijeron a Nico: “Cuando volvamos, te vamos a matar”. ¿Escuchó bien? “Cuando volvamos, te vamos a matar”. Y yo les creo. Están tan enfermos de sectarismo, que si vuelven al poder serían capaces de asesinar. De hecho, los Montoneros que son el grupo que admiran y en el que abrevan, ya lo hicieron. Creyeron que el poder nacía de la punta del fusil y así nos fue a los argentinos. Al terrorismo foquista, suicida e infantil le siguió el terrorismo de estado de la dictadura militar y este país ingresó en su máxima tragedia y quedó herido de muerte y desapariciones. Cinco por uno, no va a quedar ninguno, gritaban. Y casi lo cumplen. Mandaron al muere a una gran parte de la generación. Los empujaron a una contraofensiva donde los mataban como moscas cada vez que cruzaban la frontera.
Ojalá los cuatro agresores de anoche sean identificados y paguen por el delito que cometieron. Ojalá la policía los encuentre y la justicia los castigue. Porque en el otro ataque que sufrió Nicolás, en el 2016, nunca hubo novedades. En La Plata estaba haciendo una nota y un troglodita le metió una trompada en el ojo y salió corriendo. Nunca se supo nada del agresor. Y eso que estaba filmado.
Miguel, su padre, en aquel momento escribió en Twitter:
“Desbocado y a traición una bestia golpeó en la cara a Nico mientras estaba trabajando. Ni olvido ni impunidad”. Pero hubo olvido e impunidad.
Por eso la de anoche no fue la única apretada que sufrió Nico. Pero ojalá que sea la última.
No creo que esto se detenga si los dirigentes políticos del cristinismo no repudian lo que sucedió. Cristina no lo hizo nunca. Jamás le dijo a su tropa que sean pacíficos y no apelen a los golpes. De hecho Julio Bazán de TN tuvo que padecer algo mucho más grave. Lo podrían haber matado porque le tiraron brasas ardientes en la cara y tuvo que ser internado. Sin embargo Leopoldo Moreau, el que llevó al radicalismo al resultado más humillante de su historia, se negó a repudiar aquella agresión y la justificó. Solo en este país un intolerante y un cuatro de copas que no representa a nadie, puede ser el presidente de la Comisión de Libertad de Expresión como es actualmente. Un títere llamado Jorge Capitanich, en el 2015, rompió el diario Clarín ante las cámaras de televisión ofuscado por una nota de Nicolás Wiñazki sobre el caso Nisman.
Nicolás ama la libertad y por eso fue detenido en el aeropuerto de Caracas por los servicios secretos del chavismo. Le hicieron pasar un momento muy desagradable junto a Jorge Lanata.
Como se ve, para Nicolás no fue fácil cumplir con su sagrada tarea de informar. Tuvo que pagar costos muy altos. Anduvo 8 meses con dos policías de custodia. Su auto apareció envuelto en alambre de púa.
Hoy queremos y debemos abrazar a Nicolas Martin Wiñaski. Es un gordo bueno al que todo el mundo quiere. Ama las lapiceras, las corbatas, un día me regaló una y los tangos de Goyeneche y Edmundo Rivero tanto como a los Rolling Stones y Sumo. Estudió letras y lee con placer a Gay Talese. Es un hijo de tigre. Su viejo es profesor y licenciado en Filosofía, escritor, ensayista y maestro de periodistas. En su larga dedicatoria del libro “Fueron por todo” escribió lo siguiente: “A todos los que se animaron estos años a denunciar casos de corrupción. Los persiguió el Estado. Nunca voy a olvidar eso. Tampoco a quienes pusieron la cara para defender a delincuentes y atacar a los honestos: gracias, ahora sabemos quién es quién”.
Este país muchas veces es el reino del revés, como decía María Elena Walsh. Nadie baila con los pies, un ladrón es vigilante y otros es juez y que dos y dos son tres. Anoche Nicolás tuvo que salir de la escena en patrullero, como si fuera un delincuente. Justo él que es la imagen de la honradez. Y los verdaderos delincuentes se fueron como panchos por su casa. En Hipólito Yrigoyen y Combate de los Pozos, a metros del Congreso de la Nación.
Hay que abrazar a Nicolás. Es querible, carismático, desbolado, siempre anda con carpetas y papeles que luego van a parar a tribunales y ponen en dificultades a los que nos robaron durante más de 12 años.
Nicolás Wiñaski es un periodista de investigación que enorgullece nuestro maravilloso oficio. Es una gigantesca piedra en el zapato de los malandras de estado. Es un compañero de trabajo y un ejemplo para todos. Un abrazo gigante para Nicolás. Y para sus atacantes cobardes, como dijo Miguel. “Ni olvido ni impunidad”. Que así sea.