Alerta amarilla para Macri – 18 de junio 2018

Una luz amarilla está encendida sobre el tablero del gobierno de Mauricio Macri. No es el color del optimismo ni de los globos del Pro. Es el anuncio de peligro, de cuidado que se viene la luz roja de la emergencia. El oficialismo de Cambiemos está pasando por su peor momento por donde se lo mire y utilizando cualquier indicador. El terremoto cambiario y la feroz devaluación son la expresión económica de una profunda crisis política de credibilidad y de liderazgo.
Macri perdió de todo en los últimos tiempos.
Perdió el control del dólar y de la inflación. Y ni el acuerdo con el Fondo Monetario lo ayudó.
Perdió tres figuras del presunto mejor equipo de los últimos 50 años como Sturzeneger, Aranguren y Cabrera. Perdió el manejo de la calle a manos de los piqueteros del Papa y de Hugo Moyano y Cristina.
Perdió su relación con el peronismo federal y los gobernadores. Hoy son diálogos más formales que reales.
Perdió una fortuna de las reservas del Banco Central y por la fuga de capitales.
Macri perdió de todo en su caída de imagen. Pero lo más grave es que perdió la iniciativa política y la autoridad o la capacidad de conducción para establecer un rumbo que no estaba muy claro y ahora está muy oscuro.
Las últimas declaraciones son desconcertantes. Ya pasó lo peor fue lo peor que declaró. Vamos a seguir con la misma política económica, dijo Marcos Peña. Y el presidente anoche, con Jorge Lanata y el flamante ministro Dante Sica coincidieron en una mentira piadosa o en un intento oportunista de transformar una derrota en triunfo: estamos cómodos con este dólar. Favorece a muchas economías regionales que van a ser más competitivos para exportar. Es una media verdad. Es cierto que con el billete verde a 29 pesos, más o menos, algunos sectores del interior tendrán mejores condiciones. Pero también es cierto que a gran parte de la sociedad este valor del dólar los inquieta, los angustia y potencia la fiebre inflacionaria que es la peor enfermedad que tiene hoy la Argentina. Y además, el dólar a este valor no es un éxito producto de los aciertos económicos. Si fuera así, Sturzeneger hubiera seguido en el Banco Central. Ese número maldito que envenena todo lo que toca, es producto del fracaso de diagnóstico y de los remedios que aplicó Mauricio Macri y sus ojos, el trípode de funcionarios que lo asiste y ejecuta sus decisiones con la jefatura de Marcos Peña.
Primera pregunta cargada de intención. ¿Los tres funcionarios que recibieron la tarjeta roja por parte de Macri son los únicos responsables de los errores?
Marcos Peña, Gustavo Lopetegui y Mario Quintana no tienen nada que ver? ¿O ese embudo a donde van a parar todas las ideas y decisiones antes de llegar al presidente está blindado?
Otra pregunta con opinión. ¿No se quedó corto el presidente? ¿No debería haber aprovechado las turbulencias para relanzar su gobierno, recuperar liderazgo, oxigenar y achicar fuertemente su gabinete?
La realidad parece un gigantesco dragón jurásico que se devora todo lo que le tiran. Los dólares de las reservas se los deglute en un segundo. Los tres expulsados del gobierno los mastica y los digiere en un santiamén. Las medidas mágicas de los encajes, bonos y lebacs se las traga de un bocado.
Se cambian funcionarios sin explicar bien porque motivos unos se van y otros ingresan. ¿La llegada de Dante Sica es una apertura hacia un modelo más productivista e industrial o es solo un cambio de nombres? ¿Hay una intención de privilegiar algún rumbo y determinadas medidas? ¿Le interesa al gobierno probar la idea de atacar tres o cuatro problemas y el resto postergarlos? ¿Todavía cree que es posible bajar la inflación y al mismo tiempo aumentar las tarifas y los precios? ¿No se da cuenta que son cuestiones antagónicas? Que una cosa anula la otra. ¿O que la crisis de confianza es hacia el mecanismo de conducción del presidente? Que su estilo fue cuestionado. Que no quería poner un super ministro de Economía y la realidad le impuso a alguien como Dujovne que es más un analista que un ejecutor? Y que tiró por la ventana a dos economistas como Alfonso Prat Gay y Carlos Melconian que con distintos acentos ideológicos son mucho más aptos para ese cargo que Dujovne? El presidente Macri debería revisar algunas cosas fundamentales de su liderazgo. Por ejemplo, la fragmentación a la que somete las decisiones. Eso lo obliga a escuchar varias opiniones y laudar todo el tiempo en lugar de confiar en alguien y respaldarlo. ¿O la orfandad de análisis político y comunicacional que tiene? ¿Hay alguien que piensa tres jugadas hacia adelante y lo bueno y lo malo de cada determinación? ¿Es Luis Caputo un experto excelente en el manejo de las mesas de dinero o sabe algo de política monetaria? ¿Iguacel tiene alguna chance de ponerle algún límite a las petroleras y que las empresas también hagan su aporte o el sacrificio solamente lo tienen que hacer los sectores medios que votaron a Macri y hoy están desilusionados?
Mauricio Macri debería hablarle al país cuando tenga claro estas cosas. Porque para decir que ahora van a acelerar el gradualismo, mejor no diga nada. Porque es como decir que van a cometer los mismos errores pero más rápido.
Y ojo que no estoy hablando del ajuste que es muy necesario. Está claro que no podemos gastar más de lo que entra. Pero no hay una hoja de ruta clara. No hay certezas y seguridades de lo que va a venir.
Ahora más que nunca el presidente Macri debe abrir su cabeza y las puertas y ventanas de la Casa Rosada y Olivos. Escuchar y luego planificar cada una de las medidas que va a tomar en los 18 meses que le queda. Darle seguridad a todos para recuperar credibilidad. Y cumplir a rajatabla con todo lo que anuncie a partir de ahora. Decir claramente que empieza una nueva etapa de su gobierno. Y no repetir la torpeza de que todo va a seguir igual pero más rápido. Basta de vender optimismo de humo. Basta de alimentar a gobernadores de dinero para que después no se comprometan en nada. Basta de entregarle alegremente el dinero de las obras sociales que ni Cristina le dio a la CGT a cambio de nada. O mejor dicho a cambio de paros y movilizaciones. Basta de subsidiar el trabajo de los piqueteros papales que cortan todos los días el metro bus y lanzan llamas contra el gobierno oligarca y derechista de Macri. La asistencia a los argentinos más humildes y marginados debe mantenerse y aumentarse si es posible. Pero no es Juan Grabois el que la tiene que distribuir. ¿Quién lo votó? ¿El Papa? ¿Qué representatividad tiene? La ayuda social la deben entregar los intendentes que son los que eligió el pueblo para que los gobierne. Ellos si fueron votados. Esa democracia de proximidad en el Conurbano podría servir para que el dinero llegue en forma directa y transparente a los beneficiarios y a los que más necesitan. Y los intendentes, de todas las camisetas partidarias, se podrían encargar de que los beneficiarios hagan contraprestaciones en plazas, calles, escuelas, se capaciten y recuperen la dignidad y dejen de ser clientes de lo que los quieren mantener pobres y sojuzgados para llevarlos todos los días al centro de la Capital a cortar calles y a generar caos.
Ha sido demasiado ingenuo el presidente Macri hasta ahora. Confió demasiado en muchos de sus amigos que tienen títulos en Harvard o antecedentes gerenciales en empresas pero que carecen de picardía y cintura política.
Aumentar la base de sustentación de este gobierno es que el presidente del Banco Central sea un experto de otro palo político, por ejemplo. No es necesario que sea del Pro. Y que los acuerdos con todos los sectores sean beneficiosos para ambos lados y no solo para los que están fuera del gobierno. La frase se dijo muchas veces pero es muy ilustrativa: al peronismo se le cobra al contado y se le paga en cuotas.
No hay recuperación posible con tasas del 40%. Solo timba y especulación. Es urgente un programa de crecimiento con estímulo al consumo, la inversión y una verdadera epopeya exportadora con burocracia cero para que miles de Pymes se pongan con todo a vender al exterior y traer los dólares que no tenemos.
Hay que jugar fuerte. Recuperar la iniciativa. Apagar esa maldita luz amarilla que trae malas noticias. Y encender la luz verde de la esperanza. Ojalá podamos.

Soberbios, la reelección comoda,
Fe y esperanza. Están contra las cuerdas. Toco fondo la política económica. Tasas del 40%
Descubierto 110 % anual
Macri no le encontró la vuelta a la trampa económica que dejo cristina. Y lo que no ordena la política se dirime en la calle. Eso es 2001 . Gabinete fofo, sin capacidad de decisión.
El salario real con 4 y 5 % menos garantiza estanflación.
Programa de crecimiento con estimulo al consumo y la exportación e inversión.
Epopeya exportadora cero burocracia
Nuevos productos, nuevas empresas y nuevos mercados
Que macri juegue mas fuerte.
No compremdieron la profundidad ni la naturaleza de la herencia maldita que le dejaron.Faltan certezas y sobre soberbia y encierro. Cirujia mayor.