Carta Abierta a Messi – 22 de junio 2018

Querido Lionel.
Le pido disculpas por el atrevimiento. No nos conocemos, jamás nos vimos. Pero el pueblo argentino necesita algunas respuestas. No soy quien para darle consejos a nadie y mucho menos a una estrella del fútbol mundial como usted. Pero, por mi experiencia periodística, creo que sería bueno para todos, para usted y para los millones de hinchas de la celeste y blanca que usted hablara.
Querido Lionel.
No es tan complicado. Usted se sienta rodeado de micrófonos y responde algunas preguntas. Insisto: el primer beneficiado va a ser usted. Porque va a sacar afuera toda esa tristeza y depresión que tiene su mirada y que contagia a todo el equipo. Por eso la primera inquietud es: ¿Qué le pasa Lionel? ¿Qué problema tiene? ¿Lo podemos ayudar en algo los argentinos de a pié para que usted deje de ser una pulga en Argentina y un león en Barcelona. ¿Qué hicimos para merecer esta versión tan mezquina de su talento?
Querido Lionel.
Con todo respeto. Le aseguro que hablar le va a hacer bien. Para aclarar las cosas. Para entender. Para terminar con los rumores y los dimes y diretes. ¿Qué le pasa Lionel? ¿Escuchó al Cholo Simeone? Un caudillo ganador que entraba a la cancha con el cuchillo entre los dientes y dejaba hasta la última gota de sudor en el campo de juego. ¿Escuchó que cree que Cristiano Ronaldo es mejor que usted? ¿Y a Fernando Niembro, lo escuchó? Fue letal su opinión. Lo invitó a que renuncie a la selección. Le dice que ya lo hizo una vez y le sugiere que es hora de pensarlo de nuevo. Niembro fue demoledor. Y lo acusa de armar el equipo con su barrita de amigos y no con los mejores jugadores. ¿Es cierto eso? ¿Es verdad que usted lidera un grupo de compinches caprichosos que hacen lo que quieren y no hay técnico ni dirigente que los pueda poner en caja? La verdad: no lo puedo creer. No le veo esa personalidad de liderazgo para conducir el equipo adentro de la cancha y tampoco las condiciones para ser el jefe de un grupo de alborotadores. Pero eso dicen. Que los técnicos anteriores huyeron de la selección porque no pudieron tomar una sola decisión.
Querido Lionel.
¿A Sampaoli lo trajo usted? ¿Fue usted el que sugirió el nombre de este muchacho descontrolado y sin pergaminos suficientes para ser el técnico de la selección? Sería bueno que lo diga. Y que cuente si ahora están conformes con Sampaoli o no. ¿Le hacen caso? ¿Hay disciplina? ¿O cada uno hace lo que se le canta las pelotas? ¿Son un equipo o un rejuntado de muchachos millonarios que ya no tienen hambre de gloria futbolística? Lo digo por el Kun Agüero, su amigo y compañero de habitación. Ayer fue despectivo con Sampaoli: “Que diga lo que quiera”, dijo con desprecio.
Querido Lionel.
De la cara y enfrente los micrófonos y así se podrá dar un baño de sinceridad. Hablemos a calzón quitado. ¿Ustedes se amotinaron anoche y resolvieron que Sampaoli no los dirija más y que lo haga Burruchaga? Es lo que dice un diario español y anoche lo planteó Nicolás Wiñazky? ¿Usted lo trajo y usted lo echa a Sampaoli? Hable, por favor. Ya estamos jugados. No tiene nada que perder. Estamos al borde del precipicio, rezando por un milagro.
Querido Lionel.
No soy un patriotero barato pero nunca pude entender porque no canta el himno argentino. A todos nos emociona hasta las lágrimas? Es nuestro himno. El que cantan nuestros hijos en la escuela. El que nos hace sacar pecho y levantar la frente con hidalguía pese a todos los problemas que tenemos. Encima ayer, durante el himno, con todas las cámaras de televisión del mundo apuntando a su corazón, usted tenía el ceño fruncido, la mirada perdida y una mano recorriendo su frente como quien perdió el alma.
Querido Lionel.
Se lo digo con respeto. Y en la cancha se confirmó que había perdido el alma. Podría contar que le pasó. Deambuló al trotecito cansino durante el 84% del tiempo. Dicen las estadísticas que usted corrió como máximo a 25 kilómetros por hora y que Ronaldo lo hizo a 34. El rústico de Cavallero, el arquero, dio más pases que usted que es el presunto mejor jugador del mundo. No se le ocurrió pegar cuatro gritos y golpearse el pecho y pedir la pelota. Agarrar la lanza y salir a buscar la epopeya. Usted tenía que transmitir actitud y coraje y transmitió abulia para bajar los brazos.
Querido Lionel.
Mil disculpas. Tal vez le pasa algo que nosotros no sepamos. A lo mejor tiene problemas personales y eso lo saca de su eje. Si fuera así lo comprendemos. A todos nos puede pasar. Pero grítelo a los cuatro vientos. Diga la verdad. Hable. Sea sincero con nosotros. Lo vamos a comprender y tal vez podemos ayudarlo. Pero deje de ser un fantasma rodeado de las marcas comerciales más importantes del mundo y vuelva al potrero por 90 minutos el martes contra Nigeria. Necesitamos que la pise, que la muestre y la esconda, que le pegue de chanfle, que tire un sombrero, que la clave al ángulo, que de un pase de gol y que grite con la sonrisa de oreja a oreja.
Querido Lionel.
No le quiero cargar su mochila. Bastante pesada la tiene. Pero los chicos argentinos y los del mundo lo adoran. Ayer me cansé de ver pibes llorando no solo por la derrota que duele hasta los huesos. Lloraban porque lo querían ver a usted, querido Lionel. Y no lo vieron. No pateó un solo tiro al arco. No fue rebelde. No intentó cambiar las cosas. ¿Todavía le pesa que no pudo convertir el penal contra Islandia? Se lo vio resignado y ese es el peor mensaje que puede dar un deportista de elite que tiene una vida resuelta afectiva y económicamente. Se lo digo más claro todavía: si usted está bajoneado que se puede esperar de esos muchachos que van a laburar todos los días, colgados en el tren por poca guita, cagados de frío y con la responsabilidad de mantener un hogar. Esos son patriotas de verdad.
Querido Lionel.
Yo sé que usted es un genio del fútbol. Se cansó de batir records de goles, campeonatos y copas en España. ¿Y en Argentina? ¿Qué le pasa Lionel? Yo sé que la AFA es un desastre. Que Grondona instaló un mecanismo mafioso que exportó al mundo. Que el Chiqui Tapia produce vergüenza ajena. Que todo el proceso de Sampaoli fue un desastre por donde se lo mire. Le confieso que estoy en todos los sentidos en las antípodas de Sampaoli. Creo que es un pende viejo que la juega de progre y redondito, con tatuajes y disvalores de un kirchnerismo ladrón y autoritario. Desaforado le gritaba cagón en un croata al lado de la raya. Ya vimos como maltrató a un esforzado policía que cumplía con su trabajo, como lo humilló, borracho diciendo que ganaba 100 pesos.
Pero no quiero mezclar las cosas. Maradona también milita en ese populismo cleptocrático y también habla pestes de Sampaoli. Es que no le da el cuero. Vende humo bolivariano. Palabras rebuscadas y cero sacrificio y esfuerzo.
Querido Lionel.
¿Eso lo afecta en algo? Si es asi, sería bueno que lo grite. Ya estamos llegando al final de la obra de teatro. El telón está a punto de caer. Está claro que usted no nos pudo regalar una copa del mundo como si hicieron Menotti, Kempes y Maradona. Pero bueno, no siempre se puede. No lo condeno por eso. Solo le pido que explique porque no estuvo e la cancha. Que hable, que se saque esa careta de pantriste que nos comunica sufrimiento. Si la está pasando mal sería bueno que lo diga. Que diga porque. Tal vez eso lo ayuda a liberar esa carga y a nosotros nos permite ayudarlo.
Querido Lionel.
Con todo respecto. Piense en los argentinos. Necesitamos una alegróa. De futbol somos. Y estamos hechos pelota.