Cristina y Perón – 8 de octubre 2018

Como muchos jóvenes setentistas, Cristina no votó a Perón. Le decía “viejo de mierda” y puso la boleta de Jorge Abelardo Ramos. Ella creía que ser “evitista” era más revolucionario.
Hoy se cumplen 123 años del nacimiento de Juan Domingo Perón. Fue el único que logró ser tres veces presidente de la Nación con el voto popular. Murió hace 44 años y todavía su nombre significa para muchos argentinos las mejores cosas y para otros muchos, las peores cosas que tuvo que atravesar el país. ¿Qué es hoy el peronismo? Es una pregunta que no tiene respuesta. O tiene mil respuestas que es lo mismo que ninguna. Pero hay algunas certezas que nos van a permitir cierto análisis.
Ese rompecabezas que hoy es el justicialismo tiene como eje de discusión a Cristina Elisabet Fernández de Kirchner. La mayoría de los posicionamientos internos surge producto de quien esté más cerca y quien esté más lejos de ella. Los más fanáticos quieren verla nuevamente presidenta. “Cristina eterna”, pidió en su momento Diana Conti. O “vamos por todo”, dijo la propia Cristina. Los peronistas que están a las antípodas como el gobernador Juan Manuel Urtubey, la quiere ver jubilada. Cree que su tiempo terminó, que representa el pasado y que la nueva generación debe edificar una nueva opción. Construir lo que se conoce como el post kirchnerismo. En el medio hay de todo. Pero sobre todo, gente que viene y que va y no termina de definirse.
Cristina ya fue dos veces mariscal de la derrota. Una vez con su orden de colocar a Daniel Scioli como candidato a presidente y a Aníbal Fernández para intentar ganar la gobernación bonerense. Y la otra vez, con ella como candidata por negarse a ir a una interna con Florencio Randazzo. Después de ser dos veces presidenta, Cristina apenas consiguió ser senadora por la minoría y llevó al peronismo a su peor derrota electoral de la historia en ese distrito.
La justicia la acusa de ser la jefa de un par de asociaciones ilícitas que saquearon al estado. Según infinidad de pruebas y testigos fue junto a Néstor la que diseñó el sistema de corrupción más colosal de la historia democrática. Fue maltratadora con su propia gente, altanera y se enriqueció ilícitamente como pocas personas. Tiene 6 procesamientos 4 elevaciones a juicio oral, dos pedidos de prisión preventiva y una solicitud de desafuero que el Senado no quiso aprobar. Tiene el triste record de la presidenta con más causas y acusaciones graves y sin embargo, todavía está en carrera. De hecho es la peronista que tiene mayor intención de voto por lejos. Puntos más o menos varía en el 30 % de apoyo en las encuestas y por ahora, el resto viene muy atrás. Digo por ahora, porque hay una coincidencia entre todos los consultores: hay un espacio gigantesco para que surja un nuevo liderazgo que este tan alejado de Macri como de Cristina. Por ahora nadie ocupa ese lugar. Pero si aparece alguien que sepa leer las demandas sociales y ofrezca propuestas razonables puede crecer rápidamente en sus posibilidades de ocupar el sillón de Rivadavia.
Hace poco se presentó en sociedad “Alternativa Nacional”. Hubo pocas definiciones pero sembraron una semillita. Hablaron de refundar un peronismo respetuoso de las instituciones, con una ética transparente y que intente ganar elecciones con mejores candidatos y mejores ideas que el resto. Estaban ahí dos gobernadores como Juan Schiaretti, de Córdoba y Urtubey de Salta. El presidente del bloque de senadores peronistas, Miguel Angel Pichetto y el jefe del Frente Renovador, Sergio Massa. Enseguida comenzaron las críticas y las diferencias. La diputada camporista Mayra Mendoza, la misma que llevó una cartita a Putin al que llamó “Valdimir” dijo que ese grupo de los cuatro eran “traidores al pueblo peronista”. Muchos señalaron que apostaban a la división del peronismo al intentar marginar a Cristina y que eso favorecía un triunfo de Macri en la primera vuelta en el octubre de 2019. Pero también aparecieron las diferencias entre los cuatro. Massa dijo que el presupuesto del oficialismo” era horrible e invotable” y Pichetto planteó que había que darle un presupuesto al gobierno. Urtubey se mostró a favor de permitir el desafuero de Cristina y Pichetto es el que cierra esa puerta en forma hermética. Urtubey dice que Hugo Moyano es una calamidad para el país y que si él y sus hijos lo critican, quiere decir que va por buen camino. Pablo Moyano dijo que el gobernador salteño era un cipayo y que pertenecía al PRO. El líder de los camioneros volvió a la mesa directiva del Partido Justicialista y sus hijos, le piden a Sergio Massa que regrese al redil. Los Moyano unidos a Cristina por el espanto que les produce la posibilidad de ir presos, ahora trabajan juntos y pronto veremos una foto y un café de por medio. El ex intendente de Tigre hace malabarismos en este tema. Felipe Solá, Facundo Moyano y Daniel Arroyo ya están trabajando con los cristinistas y proponen la unidad más amplia posible para vencer a un entreguista como Macri. Luis Barrionuevo, vocero del acto del 17 de octubre de Juan Manzur en Tucumán, dijo que Cristina: “es el demonio”.
Los más peligrosos para la República con los fanáticos que por cuestiones ideológicas o dependencia económica no tienen más remedio que colgarse de la pollera de Cristina. Son los que apuestan a derrocar a Macri y de esa manera hacer borrón y cuenta nueva de todos sus causas en la justicia y de paso, aceleran su llegada nuevamente al poder. Claro que dicen que esta vez, si eso ocurre, van a ser mucho más duros. En su auto crítica concluyeron que fueron muy débiles y que deberían haber expropiado los medios de comunicación críticos y encarcelar a los opositores, una suerte de chavismo celeste y blanco. Ahí militan Máximo, el comandante general de La Cámpora y su estado mayor, Hebe, D’Elía, los Moyano, Palazzo, las dos CTA con Baradel como punta de lanza y Juan Grabois, el mejor amigo del Papa que fue guardaespaldas ideológico de Cristina la dos últimas veces que la acompaño a tribunales. Sus explicaciones fueron claras: “la persecución a Cristina es vil y monstruosa, Macri es el administrador colonial del Fondo Monetario, en los barrios los compañeros tienen a Cristina como única esperanza y si el pueblo se cansa y se rebela, estaremos del lado del pueblo”. Una síntesis ecuménica del pensamiento de Cristina.
La gran pregunta es que van a hacer los intendentes de la provincia de Buenos Aires y los gobernadores. Entre los peronistas que gobiernan y tienen que pagar sueldos y obras todos los meses, las posiciones son más prudentes y cambiantes. La mayoría de los intendentes quiere llevar como candidato a gobernador a un par como Martin Insaurralde, pero dicen que la única persona taquillera que les puede ayudar a mejorar con los votos en sus distritos, es Cristina. Muchos no la quieren pero dicen que si no tienen remedio saldrán a decir claramente: “Cristina conducción contra toda la traición”. Con los gobernadores pasa algo parecido pero ellos tienen en muchos casos la posibilidad de desdoblar la fecha de elecciones y hacerla otro día que la elección presidencial. El caso más claro es el de Córdoba. Schiaretti en la foto de hoy podría ser reelecto como jefe del gobierno provincial, más allá de que Macri y sobre todo María Eugenia Vidal tiene una gran imagen positiva y Cristina está por el suelo.
Tal vez tiene razón Perón y los gritos que se escuchan no es por las peleas, sino como ocurre como los gatos que se están reproduciendo. Veremos. Esta vez, tengo mis dudas. Por ahora, lo más probable es que Cristina sea candidata a presidente con una gran parte del “Pejota” detrás. Tal vez hay alguna otra opción de una boleta de matriz peronista. No se sabe. La única posibilidad de que Cristina no sea candidata es que ella no quiera. Lo expliqué alguna vez pero creo que vale la pena recordarlo. Para que Cristina tenga una condena definitiva y supere todas las instancias de apelación no dan los tiempos procesales. Ella podría estar en esa situación con suerte y viento a favor en dos años o más. Y la prisión preventiva tiene dos explicaciones: no es autorizada por el bloque que preside Pichetto ni por los camporistas. Pero aun suponiendo que Pichetto y otros senadores cambiaran de actitud, le ratifico que aun en la cárcel Cristina puede ser candidata. La ley argentina lo permite. No es como la de Brasil que tiene lo que se conoce como “Ficha Limpia”. Por eso Lula no pudo ser y tuvo que designar un delfín como Fernando Haddad. En el improbable caso de que Cristina deba ir a prisión preventiva, lo mismo podría presentarse como candidata a presidenta, potenciada por la mística y victimización que le daría esa situación.
Todavía falta mucho pero no tanto. Dentro de 11 meses serán las elecciones primarias. El peronismo tiene que descifrar el enigma de Cristina. Es la que mayor cantidad de votos tiene, pero también, la que tiene mayor imagen negativa y la que garantiza un peronismo fracturado. Por eso sigue marcando gran parte de la agenda. Macri no se puede sacar de la cabeza a Cristina. Y el peronismo, tampoco.