Democracia o mafia – 7 de noviembre 2018

Antes de la tormenta económica la pregunta clave sobre Cristina era si, finalmente, iba a ir presa. Y algunos consultaban si los argentinos íbamos a poder recuperar aunque sea una parte de las montañas de dinero que robó con la asociación ilícita que comandó desde el estado.
Ahora, en plena turbulencia de estanflación, la inquietud es otra muy distinta: ¿Cristina puede volver a ser presidenta de la Nación por tercera vez?
Es impresionante el giro de 180 grados que pegó la actualidad política con vistas a las elecciones presidenciales de octubre del año que viene. Muchos descartaban de la carrera a la viuda de Néstor y ahora, muchos la colocan en la primera línea de largada al lado del actual jefe de estado, Mauricio Macri.
Es que finalmente se ha comprendido que Cristina va a ser candidata sin lugar a dudas y que ella misma es la única que puede cambiar esa decisión. Legalmente, la exitosa abogada que nunca ganó un juicio pero que lo perdió varias veces, se puede presentar sin ningún tipo de inconvenientes. Lo aclaro una vez más. Para recibir una condena firme faltan varios años porque hay muchas instancias y recursos en el medio, incluso la Corte Suprema de Justicia. Recién el año que viene, Cristina, va a tener que atravesar el trago amargo de 5 juicios orales y públicos. Un record vergonzoso e inédito. Una ex presidente que va a pasar el año de campaña más tiempo en el banquillo de los acusados que en la banca de senadora por la minoría bonaerense. La otra posibilidad de que vaya a la cárcel es que el senado finalmente habilite el primer desafuero pedido por el juez Claudio Bonadio y el segundo que va a pedir en las próximas semanas. En ese caso muy poco probable, ella iría al calabozo en prisión preventiva y sería candidata lo mismo. Con más razón, se victimizaría y potenciaría sus posibilidades diciendo: esto confirma que soy una perseguida política y que me quieren proscribir. Y con esa improbable prisión preventiva, de todos modos puede ser candidata a presidenta. Ya le comenté que en Argentina no existe la ley de Ficha Limpia que impidió a Lula presentarse en los comicios en los que ganó Jair Bolsonaro. Aquí cualquier persona, aunque tenga prisión preventiva, puede ser candidato.
Para saber cómo evoluciona la situación hay que seguir con la lupa dos cuestiones claves: la economía real y la unidad del peronismo.
Si a la hora de poner el voto en la urna la economía sigue dando malas noticias, las chances de Cristina de volver al poder aumentan significativamente. Hoy el dólar parece controlado, la inflación muy alta en vías de lograr que baje lentamente, el riesgo país que cae gota a gota, la inversión que todavía es muy mezquina y las tasas de interés que son demasiado altas. Esta realidad empujó a la desilusión a alrededor de 3 millones de compatriotas. En general son de clase media y media baja. Cuentapropistas que extrañan las changas como carpinteros, pintores o plomeros. También comerciantes chicos sacudidos por los impuestos y las tarifas y profesionales jóvenes que tienen más gastos que ingresos. Este sector social es el que va a definir las elecciones. El el fiel de la balanza que se va a inclinar hacia Cristina o Macri. En las encuestas confiesan que no votarían a Cristina pero que están desilusionados de Macri porque les va peor que antes en sus trabajos. Ese segmento debe ser nuevamente seducido por Cambiemos. Con créditos blandos, planes de pagos de impuestos, obras públicas que no se frenen. Los economistas más optimistas dicen que en marzo de 2019 vamos a salir de este túnel angustiante y se va a ver la luz (no de una locomotora de frente) sino de un crecimiento moderado del 1,7%.
¿Qué argumentos tienen? Creen que los principales motores del crecimiento sostenido van a ser:
1) la cosecha gruesa en particular y el alto impacto en general de 125 millones de toneladas de granos.
2) La explosión del turismo interno en esta temporada que anticipan, será muy exitosa producto de que muchos argentinos que iban al exterior hoy se quedarán de vacaciones en destinos nacionales.
3) Los turistas extranjeros y sus compras en las provincias limítrofes también aportarán su granito de arena al crecimiento.
4) Las economías regionales que pueden exportar con este dólar que es muy competitivo para ellos: carne, limones, naranjas, entre otros productos.
5) El crecimiento de Brasil que se espera ayude a superar la crisis de algunas industrias como la automotriz, por ejemplo.
6) Y Vaca Muerta que ya está dando sus primeros frutos. Volvimos a exportar a Chile y las inversiones van a producir el milagro del autoabastecimiento energético en el mediano plazo.
Aclaración necesaria. Es tan frágil nuestra economía producto de un endeudamiento tan alto que nadie puede asegurar que todo esto vaya a ocurrir. Pero si ocurre, Macri, Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal estarán más cerca de sus respectivas reelecciones. Si por el contrario los diagnósticos más agoreros se cumplen, será Cristina la que se acerque al sillón de Rivadavia. Tal vez por eso y para evitar que vayan a la cárcel, los sectores más fanáticos de Cristina y Hugo Moyano, están apostando a llevar todos los conflictos al extremo para serrucharle el piso a Macri y empujarlo a que se vaya en helicóptero por los techos de la casa rosada. Son el violento kirchnerismo chavista que se cree dueño de la patria.
Pero le dije que hay otro elemento definitorio para analizar quien puede ganar entre Macri y Cristina. Es la unidad o la fractura del peronismo.
Es muy distinto que Cristina sea candidata de todos los peronismos de todos los colores o que los gobernadores que no la quieren para nada, encuentren en otra figura un competidor que sea taquillero. Allí se puede dividir el voto hoy opositor y permitir que Macri gane en primera vuelta. Porque a las segundas vueltas las carga el diablo.
Tal vez la principal bandera de Cambiemos sea proponer la lucha entre democracia y mafia, tal como lo planteó Jorge Fernández Díaz en una columna. Los remezones del terremoto de delitos que los Kirchner cometieron desde el estado, todavía sigue siendo la mejor carta de Macri y su gente. El saqueo y el plan sistemático para robar y enriquecerse, produce un gran repudio masivo. Y mucho más ahora que aparecen asociados con el clan Moyano y los dirigentes sindicales que son eternos en sus cargos y todos millonarios mientras sus trabajadores siguen pobres.
María Eugenia Vidal, sobre todo, se puso al hombro el combate contra las peores mafias que fueron cómplices del peronismo bonaerense. Policías corruptos, narcos, penitenciarios, contrabandistas, barras brava de todo tipo se la tienen jurada a Vidal porque les cortó negociados fenomenales e instaló la transparencia.
Dos hombres de la Iglesia se dieron cuenta, tal vez, tardíamente: Monseñor Agustín Radrizzani y Juan Grabois, ambos muy amigos del Papa Francisco.
El obispo de Lujan debió pedir perdón públicamente y por escrito por la misa que celebró ante la histórica Basílica donde muchos interpretaron que se estaban bendiciendo a Cristina, Moyano y la corrupción mafiosa.
Y el ex integrante del Consejo Pontificio, y actual jefe de un movimiento social de poca representatividad tuvo un cruce feroz con Julio de Vido. ¿Qué pasó?
En el lanzamiento de un frente patriótico contra el macrismo, Juan Grabois dijo que iban a apoyar a Cristina pero sin los corruptos. Esto generó varias preguntas. Porque Cristina fue la jefa de la corrupción. Los que robaron lo hicieron para la corona de la reina Cristina y luego para sus propios bolsillos. Casi no hay ministros o funcionarios que no se hayan enriquecido colosalmente en el poder, empezando por la familia Kirchner. Por eso el planteo de Grabois era burdo e impracticable. Si la coalición es sin corruptos, quedaría afuera Cristina. Pero si aceptan a Cristina porque tiene una alta intención de votos, ¿quién es el que levantará su dedo para señalar a los que son corruptos y a los que no lo son? Por las dudas, Julio de Vido se puso el sayo y escribió una carta en representación de los corruptos. Le dijo de todo a Grabois: vigilante y ortiva, ente lo más suave. Sería bueno preguntarle a Grabois quienes son los corruptos que él quiere excluir. ¿Tiene el corruptómetro?
Para el Evangelio según Grabois, Cristina es inocente. ¿Y el resto?
Boudou, Lázaro, Cristóbal, de Vido, López, Jaime, Baratta, Milani, solo por nombrar los más conocidos, son inocentes o ladrones para Grabois?
Allí está la madre de todas las batallas.
¿Qué dirá el santo padre que vive en Roma?
Democracia o mafia.