La estrella de Schiaretti – 13 de mayo 2019

Nació una estrella. Más de un millón de cordobeses parieron en las urnas al referente político más poderoso de la Argentina después de Mauricio Macri y Cristina. Juan Schiaretti fue elegido, por una mayoría histórica, para gobernar la provincia por tercera vez. Fue plebiscitado y va estar cerca del 57% de los votos positivos cuando la junta electoral reste del conteo los sufragios en blanco, como ordena la Constitución.
Por cierto que no me olvido de la potencia electoral y de gestión de María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta. Pero ellos integran el mismo equipo de Cambiemos y por lo tanto suman a la misma camiseta amarilla. La singularidad de Schiaretti es que irrumpe en el escenario nacional, tan lejos de la ex presidenta como del actual. Y acaba de conseguir un porcentaje de votos record en el peronismo cordobés, una diferencia que no tiene antecedentes con el segundo, Mario Negri y, como si esto fuera poco, lograron apropiarse de una de las joyas de Cambiemos: La ciudad capital de Córdoba. Desde 1973, con Juan Carlos Avalos que un peronista no estaba al frente de la capital mediterránea. Hay que aclarar que en 1999, asumió Germán Kammerath, un hombre de la Ucedé en el dispositivo del menemismo.
Para medir la dimensión de la victoria de Schiaretti hay que decir que Córdoba es el segundo distrito del país con casi el 9% del padrón electoral y que hace más de 20 años que gobierna junto a quien fuera su compañero de proyecto, el recientemente fallecido, José Manuel de la Sota. Schiaretti ahora tendrá mayoría calificada en la Unicameral, se impuso en 25 de los 26 departamentos y en la cuna donde nació Cambiemos, en Marcos Juárez, recibió el apoyo del 54% de los votantes.
Vamos a ver ahora que caminos elige Schiaretti. Pero es el que mejor está posicionado para ser el director técnico de un equipo que pretende pelear el 27 de octubre para colocar un candidato no kirchnerista ni macrista en la segunda vuelta. Los más audaces arriesgan que hasta podría ser el mismo Schiaretti si deja al vice gobernador a cargo de la provincia y lo presenta como un gesto patriótico para potenciar lo que el definió como un peronismo que debe auspiciar una coalición “plural, democrática, progresista, federal y republicana”. El negó esa posibilidad de ser candidato a presidente pero en su discurso de tono presidencial fue mucho más a fondo en sus definiciones al reconocer que “No habrá república sin el peronismo y no habrá futuro del peronismo si no es republicano”. Propuso un movimiento con raíces en Perón y Evita y la justicia social y el rol del estado, pero apoyado en la moderación, los consensos, la libertad de prensa, la división de poderes y los derechos humanos”.
Para decirlo en dos palabras: quiere construir un peronismo que gobierne sin autoritarismo ni arbitrariedades y que si le toca perder, colabore con el que gane como han hecho con Mauricio Macri con quien tiene una buena relación personal desde que ambos estaban vinculados a la industria automotriz.
Por eso digo que los grandes derrotados han sido Macri y Cristina. Porque Schiaretti tiene la llave para edificar una tercera opción. Veremos si lo logra. Porque hasta ahora nadie lo pudo hacer. Ni Lavagna, ni Massa ni Urtubey tienen números que les hagan tener esperanzas de entrar en un balotaje. Por ahora, insisto. En la foto de hoy. Porque a partir de ahora va a jugar la economía, si mejora o sigue cayendo, los errores de Cristina y las brutalidades de sus fanáticos y la nueva conducción del peronismo histórico de Schiaretti y una suerte de liga de gobernadores peronistas que se van a juntar en estos días.
Schiaretti es una mezcla de técnico y militante. Se formó tanto en la empresa privada, en la secretaría de industria de Domingo Cavallo como en la militancia humanista de centro izquierda de la universidad de los 70. La dictadura lo persiguió, y luego de un atentado a balazos, tuvo que exiliarse en Brasil donde creció en su capacidad administrativa y de gestión. Tuvo una gran relación con dos empresarios de fuste: Piero Astori de la Fundación Mediterránea y Franco Macri, en ese momento, del grupo SOCMA.
Schiaretti no tiene prejuicios en proclamarse orgulloso de ser subteniente de reserva ya que egresó del Liceo Militar General Paz ni en reconocer su dolor “por los 30 mil compañeros desaparecidos”. Dice que carece de rencor y que cumple a rajatablas sus obligaciones: “Esta provincia no defaulteó ni cuando defaulteó la Argentina”.
Tambíen dejó claro que es un administrador responsable y defensor de los equilibrios fiscales pero que eso no lo convierte en un liberal. No cree en la teoría del derrame. Cree en un estado fuerte y participativo que sea promotor del crecimiento privado y del desarrollo social de los que menos tienen.
Es difícil que haga declaraciones. Prefiere hablar con hechos y obras públicas como la extraordinaria circunvalación que modificó el tránsito, la autoestima y la calidad de vida de Córdoba. Pero cuando habla tampoco suele hacer personalizaciones. Aporta ideas más que adjetivos calificativos sobres sus pares. No necesita diferenciarse de Cristina porque ya lo hizo durante el ejercicio del poder. Los Kirchner castigaron a Córdoba durante su gobierno que fue un defensor de los productores agropecuarios en la guerra que Cristina le declaró al campo y perdió por paliza en todos los planos.
No digo que Schiaretti sea una gobernador perfecto ni que su transparencia sea impecable. Luis Juez suele acusarlo de haberle robado la elección en 2007 cuando le ganó por algo más de un punto.
Si es un cordobés hasta “el caracú”, como decía su padre y un orgulloso nativo de un barrio popular como Talleres Este.
Cambiemos hizo un papelón colosal en Córdoba. Su fractura y poco respaldo de votos, no fue la causa del fracaso. Fue la consecuencia del desprecio por la construcción política tradicional de un ala del gobierno liderada por Marcos Peña. Mauricio Macri no es inocente porque el lo dejó hacer. O mejor dicho lo dejó no hacer y dijo que eran “sus ojos, etc, etc”. Pero Cambiemos desde el poder no fue capaz de institucionalizar en mesas plurales el crecimiento de Cambiemos. Ya perdieron la ciudad de Córdoba y van a perder la ciudad de Santa Fé. Ni siquiera trabajaron mal políticamente. No trabajaron.
Otra importante mala noticia fue para Cristina. Nunca lograron construir una fuerza importante en Córdoba que lograra más del 20 % de los votos y no tuvieron otra posibilidad que bajar sus listas para no evidenciar la debilidad de llegar en un cuarto lugar. Algunos quisieron justificarse diciendo que no quisieron quitarle votos a un peronista como Schiaretti. Pero los soldados de Cristina se la pasaron diciendo que Schiaretti era tan enemigo de Cristina y tan liberal como Macri. Por eso Cristina es otra gran derrotada igual que Macri.
Hilando fino también hay que decir que fracasó el radicalismo que cree que tiene futuro afuera de Cambiemos. Es cierto que no han sido valorados como corresponde por el PRO. Pero afuera de la coalición de gobierno solo existe el desierto, por ahora. Ramón Mestre lo reconoció con todas las letras: ahora mi vida política empieza de cero.
El presidente Macri, tiene una nueva oportunidad: en el 2015, sacó 13 millones de votos en la segunda vuelta y venció a Daniel Scioli. En Córdoba lo votaron 3 de cada 4 cordobeses y sumó casi un 72% difícil de igualar. Por eso la gran pregunta es a quien votarán en octubre los que ayer votaron por Schiaretti. Si no aparece una verdadera y competitiva tercera opción, muy posiblemente, esos votos van a ir en una 80 % para Macri y solo en un 20 para Cristina. Pero son solamente conjeturas con apoyatura en la historia reciente.
Schiaretti dijo una verdad: la grieta puede servir para ganar elecciones pero no para gobernar. En Córdoba logró quebrar esa división. A nivel nacional el desafío es mucho más complejo.
Ayer nació una estrella de la política nacional: Juan Schiaretti, conocido como “El Gringo”. Veremos si su brillo puede ayudarlo a construir un peronismo a su imagen y semejanza. Porque más allá de las elecciones, Argentina necesita un peronismo dentro del sistema, lejos de las mafias los patoteros y los corruptos como Cristina.