Nisman, Cristina y Berni – 5 de junio 2019

Vamos directo al corazón del tema. Hay varias novedades importantísimas acerca del asesinato del fiscal Alberto Nisman.
Primero, la confesión de Cristina en una escucha telefónica con Oscar Parrilli donde dice que esta es la causa más complicada y la que más la inquieta. A la luz de los últimos acontecimientos, estas palabras se resignifican.
Lo mismo ocurre con las declaraciones de Alberto Fernández a Nelson Castro en el canal TN. Fueron realizadas el jueves 26 de febrero de 2015 poco después de las 22 horas. Hoy tienen otro valor legal y político porque Alberto es el candidato a presidente elegido por Cristina y ella, está procesada con prisión preventiva confirmada por la Corte Suprema de Justicia y embargada por 50 millones de pesos por el encubrimiento a los iraníes responsables del atentado terrorista más grave de la historia argentina contra la AMIA y que produjo 85 muertos.
Tomás Farini Duggan, el abogado de dos familiares de víctimas, ya solicitó al tribunal que Alberto Fernández sea citado a declarar como testigo. ¿Qué dijo Alberto Fernández? Al comienzo pasamos el audio como testimonio. Pero se lo cuento: escuche porque cada palabra tiene una importancia trascendental. El video está subido a Youtube y por lo tanto se puede corroborar cada palabra.
Alberto contó que se encontró en el supermercado con Alberto Nisman que le dijo que ya tenía probado el encubrimiento. Alberto recordó que se rió y le dijo que “el encubrimiento ya existe, es el tratado, es el acuerdo, es el pacto. Esa es la consumación del encubrimiento. Cristina y Timerman fueron los ideólogos y los impulsores”. ¿Escuchó bien? Esta no es la declaración de un familiar desgarrado por la impunidad ni por un dirigente anti kirchnerista. Lo dice Alberto Fernández, la tercera pata de la línea fundadora del kirchnerismo junto al matrimonio de Néstor y Cristina, el jefe de gabinete de ambos e insisto, el candidato a presidente elegido por la misma Cristina que irá como compañera de fórmula.
Aquella noche Alberto avanzó más todavía. En su carácter de profesor de Derecho Penal de la UBA dijo que “en términos penales, hubo un instigador que fue Cristina y un autor del decreto que fue Timerman”. Es un testimonio demoledor. Y como si esto fuera poco, Alberto agregó que “Cristina hizo dictar una ley que la encubría, hizo aprobar casi una autoamnistía”.
Fernández hoy internado le preguntó al fiscal Nisman, hoy asesinado con un balazo en la cabeza, si estaba seguro de sus investigaciones porque era muy grave desde lo institucional acusar a la jefa del estado. Y el le contestó: “Están hasta las manos, tengo muchísimas pruebas”. Para dar fe de lo que dijo, Alberto aseguró que “todavía guardo el WhatsApp que me mandó”.
Esto que Alberto Fernández confesó por televisión, en vivo y en directo, lo había escrito días antes en una columna en el diario La Nación. Repito: “el acto de encubrimiento es la firma misma del acuerdo. Y el gobierno argentino hizo todo lo necesario para consumar el delito”.
Le recuerdo que el juicio oral y público por este tema fue elevado por el juez Claudio Bonadio hace 15 meses y todavía no tiene fecha de comienzo. Estarán en el banquillo de los acusados además de Cristina, Carlos Zannini que bajó su perfil a menos diez en estos días, Oscar Parrilli y las figuras más violentas de la política argentina: Fernando Esteche, Luis D’Elia y Andrés Larroque, (a) El Cuervo, uno de los comandantes de La Cámpora.
La causa tiene 52 cuerpos y un rebote internacional impresionante. No es común que un fiscal que acuse a la presidenta de un país por encubrir un atentado terrorista aparezca 4 días después asesinado de un balazo en la cabeza.
Y el otro aporte de envergadura lo realizó el riguroso periodista del diario Clarín Héctor Gambini. En la misma tapa del diario publica que “hubo un frenético cruce de 31 llamados entre Cristina y el secretario de seguridad de ese momento, Sergio Berni”. Cristina casi no durmió esa noche. Solo interrumpió sus comunicaciones durante menos de tres horas en la madrugada. Lo más grave es que ambos, Cristina y Berni mintieron. El señor que se movía como Rambo por su casa en el departamento de Nisman dijo que solo habló dos veces con Cristina. Y la presidenta aseguró que ella se enteró por Cecilia Rodríguez, la ministra de Seguridad de entonces. El trabajo de Gambini prueba que ambas aseveraciones son falsas. ¿Por qué mintieron? ¿Qué ordenes le dio aquella noche Cristina? ¿Qué rol cumplió Berni entre 50 personas que contaminaron la escena del crimen pisoteando pruebas y hasta comiendo alimentos traídos desde una rotisería? ¿Borraron pruebas a propósito para encubrir o de puro inútiles?
Cinco de las llamadas entre Cristina y Berni se produjeron adentro del departamento de la muerte en la torre Le Parc de Puerto Madero.
La ministra Cecilia Rodríguez también mintió cuando dijo que al avisarle a Cristina la novedad ella le preguntó: “¿Me estas jodiendo?”. Hoy ella ocupa el mismo cargo pero en la intendencia de Avellaneda del ultra K Jorge Ferraresi.
Le recuerdo que el diputado, fanático cristinista Leopoldo Moreau, escribió que “Nisman se suicidó y el Mossad y los Fondos Buitres inventaron su asesinato”. La inmensa mayoría de los ciudadanos democráticos argentinos se indignó ante la provocación antisemita de Moreau. Ni Luis D‘Elía, el vocero de Irán en Argentina, se había atrevido a tanto. El diputado de Cambiemos Waldo Wolff recordó que “El Marciano”, nunca tan bien puesto el apodo, está procesado por incitación a la discriminación por anteriores declaraciones de similares características. Insiste con su odio discriminatorio porque “extranjeriza al judío” como ocurrió durante el nazismo.
Moreau se atropella con otros alcahuetes por ver quien le chupa primero las medias a Cristina.
Es que el fantasma de Nisman va a perseguir toda la vida a Cristina. Porque ella es responsable de su asesinato. Por acción o por omisión. Cada vez que la justicia avanza, el cerco se cierra más sobre Cristina. Mientras las investigaciones se acercan a la verdad, Cristina se acerca a la cárcel. Hay una gran demanda social de juicio, castigo y condena para los autores materiales e intelectuales del crimen de Alberto Nisman, un magnicidio al que muchos consideran, el tercer atentado después de la voladura de la AMIA y la Embajada de Israel.
El ex canciller Timerman falleció recientemente y por eso prefiero no cargar las tintas, pero hasta su ex jefa política Elisa Carrió lo acusó de haber “traicionado a su pueblo”
Otro cachetazo judicial para Cristina es que la Cámara avaló el informe pericial de la Gendarmería que confirma que Nisman fue asesinado en el baño por dos victimarios, uno manipuló el arma y el otro movió el cuerpo. Dicen que hasta por la morfología de las gotas de sangre es posible establecer que hubo otras personas. Lo golpearon y le fracturaron el tabique nasal y lo drogaron con Ketamina para vencer su resistencia”.
En esta pericia minuciosa y certera hicieron su aporte 24 expertos en medicina legal, balística, acústica, video, planimetría, rastros y expertos en microscopios electrónicos y cromatógrafos. El balazo de la pistola Bersa explotó en el cerebro de Nisman el domingo 18 de enero de 2015 a las 2:46 hs de la madrugada. Nisman no tenía rastros de pólvora en sus manos, el tiro entró por una zona donde no se disparan los suicidas, borraron sus registros del celular y alguien ingresó a su computadora después de su muerte.
Todos recordamos aquella patética cadena nacional que Cristina ofreció toda vestida de blanco y en una silla de ruedas como apostando a victimizarse.
En este tema Cristina fue y vino, varias veces. Dijo que fue un suicidio y después un asesinato. Dijo que se enteró por uno pero después por otro. Un verdadero chiquero declarativo igual que el que Sergio Berni protagonizó en el escenario del crimen.
Cristina no fue capaz ni de darle el pésame a la familia del fiscal. Cero condolencias. Todo lo contrario, ordenó demoler su prestigio y matar nuevamente al muerto pero esta vez con mentiras, y con presunta información de su vida privada. Aníbal Fernández fue el jefe del “Operativo basura” de toda la maquinaria estatal que incluyó el pedido de que metieran presa a la madre del fiscal Nisman. Quisieron instalar que Nisman era imprevisible, un tiro al aire, pero fue un tiro en su cabeza.
Los jueces aseguran que “Nisman no se suicidó ni fue inducido al suicidio. Que no estaba loco ni tenía miedo”. Al contrario, estaba eufórico y contento porque en unas horas iba a exponer toda su investigación ante el Congreso de la Nación.
Todas estas son muy malas noticias para Cristina y su gente en la causa que más la asusta. Cristina comete errores, entra en pánico y actúa como culpable cada vez que este tema vuelve al escenario público. Los K nunca entendieron que la mentira siempre despierta sospechas. La verdad siempre resucita, por más profundo que la entierren. La verdad no se suicida ni se puede sepultar. Por eso Nisman es una bandera de lucha contra la impunidad. Nisman presente: hoy y siempre.