AMIA, 25 años impunes – 18 de julio 2019

Una vez más, sentimos un agujero negro en el alma y el frío corrió por la espalda de la República Argentina. Las sirenas de los bomberos, ambulancias y policías a las 9.53 fueron un alarido que exigió justicia para que los muertos de la AMIA descansen en paz. Fernando Bravo y toda su sensibilidad, se quebraron al anunciar la vela y la rosa que se colocó ante el nombre de cada víctima. Las lágrimas fueron interminables cuando subieron Sara y Iara la madre y la hija del fiscal Alberto Nisman.
Sofía Guterman, la madre de Andrea Judith de 28 años, fue la voz que más claro habló. Su hija, maestra jardinera quedó para siempre entre los escombros mientras esperaba su turno en la bolsa de trabajo. Sofía dijo muchas verdades. Contra Irán dijo que los países terroristas protegen terroristas y que por eso los asesinos están libres. Contra Cristina Fernández de Kirchner dijo que “hubo pactos espurios con Venezuela, base del terrorismo en América Latina” y que “el nefasto pacto con Irán no fue una ingenuidad – como Cristina dice en su libro- , fue una traición a los 85 víctimas y a toda la sociedad argentina. Con el terrorismo no se pacta.” Para buscar la verdad apoyó el juicio en ausencia de los criminales y reclamó que se combata el financiamiento de Hezbollah en la Triple Frontera: “Cada dólar que recaudan es un posible muerto más”.
Hace tiempo que vengo diciendo que el 27 de octubre, los argentinos, vamos a elegir mucho más que un presidente. Vamos a optar entre dos modelos de país absolutamente antagónicos. Uno republicano y con todos los aciertos y errores de una democracia que representa Mauricio Macri y otro autoritario, nacional populista y cleptocrático y antidemocrático que encarna Cristina.
En todos los planos aparecen estas dos caras de la moneda. Macri condena la narco dictadura de Nicolás Maduro. Y Cristina calla y por lo tanto otorga, cuando no se pronuncia ante la denuncia de Michelle Bachellet por los más de 6 mil asesinatos cometidos por el chavismo. Si Videla asesina, es terrorismo de estado. Si Maduro asesina, es revolución emancipadora. Hipocresía e ideologitis en estado puro.
Lo mismo ocurre a la hora de analizar el atentado terrorista más grave que sufrió la Argentina con la voladura de la AMIA, que, en un instante, destruyó a 85 personas. Hoy se cumplen 25 años de impunidad y es necesario mostrar lo que piensa y lo que hizo cada uno.
El presidente Mauricio Macri decretó duelo nacional para que las banderas expresen su tristeza a media asta. Y también creó por decreto el Registro Público de personas vinculadas a actos terroristas o a su financiamiento”. Este organismo que dependerá del Ministerio de Justicia será el encargado de recibir las denuncias para caracterizar como grupo terrorista a Hezbollah. La Unidad de Información Financiera ya dio el primer paso.
Es muy sanador comenzar a llamar a las cosas por su nombre y avanzar en el juicio, castigo y condena a los culpables.
Porque hoy se sabe todo o casi todo.
Pero no pasa nada o casi nada.
No hay un solo responsable preso.
Sin embargo la rigurosa y valiente nota de Nicolás Wiñazky de hoy en Clarín, demuestra una vez más, que fue Hezbollah la banda autora material de los crímenes de lesa humanidad de la embajada de Israel y la sede de la AMIA. Incluso hay serias sospechas de que también hayan sido los asesinos del fiscal Alberto Nisman en lo que se considera una suerte de tercer atentado.
Actuaron casi las mismas personas. Utilizaron la misma metodología. Están todos identificados. Nico hizo una revelación impactante :Estos salvajes fanáticos del odio racial enterraron en el Parque Centenario de esta Capital parte del material necesario para construir las terribles bombas que mataron a 29 personas primero y a 85 después, en los atentados más graves que sufrió una institución judía después del holocausto nazi.
Hezbollah es la milicia más irracional y mejor equipada que cuenta con 60 mil soldados dispuesto a todo y según la justicia argentina es la responsable de tanto crimen y tanto terror en nuestro país. Es una organización chiíta cuyo jefe es Hassan Nasrallah y que responde a Irán que es la nación que más promueve el terrorismo en el mundo y que acaba de avanzar hacia la ruptura de su pacto nuclear con occidente. Están enriqueciendo uranio muy por encima de lo acordado y la teocracia que lidera el ayatollah Ali Jamenei no está dispuesta a colaborar con el esclarecimiento de los atentados criminales en la Argentina.
Con esa gente, Cristina Fernández intentó llegar a un pacto tenebroso y cómplice.
Hoy Alberto Fernández sufrió una mueca del destino. Uno de los 85 muertos en la AMIA se llama Alberto Fernández, tenía 54 años y estaba despachando en su panadería. Una casualidad feroz.
Alberto Fernández, candidato a presidente que trata en vano de darle a su jefa Cristina un nuevo relato mentiroso de prudencia democrática, fue tal vez el dirigente que más duro castigó por este tema a su compañera de fórmula.
El 16 de febrero de 2015 escribió una nota en el diario La Nación titulada “Hasta que el silencio aturda a la presidenta”. Fue demoledor y por eso lo citó el juez Claudio Bonadío.
Alberto dijo que Cristina “se indultó a sí misma apropiándose de la verdad, de la Patria y hasta de la alegría y condenó cínicamente a los que quedamos agobiados por lo patético de lo ocurrido”.
Estoy citando textual su opinión sobre el magnicidio del fiscal Alberto Nisman.
Pero eso no fue todo. Escuche por favor: “Cristina sabe que ha mentido y que el memorando firmado con Irán sólo buscó encubrir a los acusados. Nada hay que probar. Merced a ese pacto, la evaluación de los hechos quedaría en manos de una comisión que funcionaría en la patria de los prófugos y en la que la mayoría de sus miembros debería contar con el acuerdo iraní.”
Es impecable la precisión de la acusación del profesor de la facultad de Derecho y ahora testaferro de Cristina en la boleta presidencial. Se preguntó de inmediato: ¿Para que pactaron ambos gobiernos notificar a Interpol lo acordado, si no era para levantar los pedidos de captura librados?”
Alberto también arremetió contra los legisladores cómplices de Cristina y Héctor Timerman: “Irónicamente, senadores y diputados legitimaron con sus votos el encubrimiento de los presuntos asesinos. No es la primera vez que se actúa de ese modo. También encubrió la corrupción de su vicepresidente expropiando una empresa fabricante de moneda y logrando que los votos de diputados y senadores legitimaran el ocultamiento de pruebas.
Sólo un necio diría que el encubrimiento presidencial a los iraníes no está probado.”
¿Escuchó? Le repito: Alberto escribió que “Sólo un necio diría que el encubrimiento presidencial a los iraníes no está probado”. Para su mala suerte, encima se refiere a Amado Boudou y el robo de la fábrica de hacer billetes y justo hoy la Cámara Federal de Casación confirmó la condena de ese atorrante de estado a 5 años y 10 meses de prisión por ese delito.
El final de la denuncia de Alberto contra Cristina estremece porque ahora comparten la posibilidad de conducir nuevamente la Argentina. ¿Quién cambió? ¿Los dos o ninguno? Con estos conceptos Fernández Alberto cerró su brutal sentencia de Fernández Cristina: “Para entonces ya no habrá palabras. Sólo hablará el silencio. Como en la música, será el silencio el que erice la conciencia de quien traicionó el reclamo de justicia de los 85 muertos en el atentado contra la AMIA y el que deje al descubierto el encubrimiento intentado. Y será el silencio el que descubra la magnitud de la tragedia vivida. La misma tragedia que Cristina sólo podrá negar hasta que el silencio la aturda.”A confesión de partes, relevo de pruebas.
En ese mismo escenario, estuvo mi hijo Diego como orador y yo cumplí esa misma tarea cuando se cumplieron 10 y 20 años de impunidad.Fue muy emocionante lo que me tocó vivir en ese momento. Diego, apenas tenía 4 años cuando el mundo se cayó encima del edificio de la mutual judía.
Hoy tiene 29 y habló con una convicción que me convocó a las lágrimas. En aquel momento, Diego estaba viendo dibujitos en pijama con sus primas de Córdoba cuando temblaron los vidrios.
“Esa vibración extraña- dijo Diego- Ni ellas de 12 y 15 ni yo de apenas 4 años supimos en ese momento que ese pequeño temblor que frenó por un instante las risas, ese paréntesis mínimo en los juegos habituales entre primos, en realidad sería la semilla del terror. La planta de la impunidad que siguió creciendo robusta y macabra”.
Para mi hijo: “Amia es nuestro dolor como comunidad. Como familia. Como país. Amia para mí también es esa ventana vibrando en el living de mi casa de Caballito, muy lejos de la explosión y al mismo tiempo tan cerca. Pero ahora Amia es, además, una responsabilidad. La responsabilidad que tenemos los más jóvenes de seguir reclamando justicia. De seguir persiguiendo la verdad. De honrar a nuestros muertos y jamás olvidar. De no dejar que nos quiten los sueño de un país justo y libre. Donde la justicia sea un orgullo. Donde no tengamos que enterrar más muertes impunes, donde no mueran fiscales en cumplimiento de sus deberes. Donde no quieran cambiar justicia por petróleo, cereales o vaya a saber qué cosa.Contra toda esa impunidad luchamos hoy y siempre.
Para que llorar no se vuelve una costumbre. Para que las velas alumbren la oscuridad del crimen de lesa humanidad, de los países que fomentan el terrorismo, de la conexión local, del encubrimiento de estado. Para que nunca más.
Para que solo pidamos la muerte de la muerte para toda la vida. Para que no haya que llevar luto otros 25 años.