El abrazo de Zaffaroni – 4 de noviembre 2019

Reapareció Zaffaroni. Hizo declaraciones que son una mochila de piedras para Alberto Fernández. El ex juez supremo aceptó quedarse callado y bajar el perfil durante la campaña, para no seguir piantando votos al cristinismo. Pero ahora, se sintió liberado luego de la victoria en las urnas y habló. Fue un abrazo de Zaffaroni al nuevo presidente, como si fuera un abrazo del oso.
Se lamentó que Mauricio Macri logre terminar su mandato, algo que no ocurre desde hace 91 con un presidente no peronista. Ese salto en la calidad institucional, a Zaffaroni le parece una catástrofe porque con “un juicio político por incapacidad, lo hubieran destituido y el país se hubiese ahorrado miles de millones de dólares”. Semejante soberbia antidemocrática la escribió en una columna en Infobae y de un plumazo borró la opinión de 40% de los argentinos que respaldaron a Macri. Es como que la opinión presuntamente calificada de Zaffaroni, pesara en la balanza más que la voluntad política de 10.400.000 compatriotas.
Por supuesto que insistió con su obsesión en contra de los medios de comunicación y el periodismo independiente. Más sofisticado en el lenguaje que el patotero de Hugo Moyano pero con la misma idea censuradora. Los comprendo porque los cronistas son los que le han descubierto varios de sus chanchullos y agachadas y las han publicado sin temor. Zaffaroni llegó a hablar de terrorismo mediático. Ya le dije varias veces que creo que Cristina es la mujer que más daño le hizo a la República Argentina y la que más daño le puede volver a hacer. En el caso de los hombres, creo que ese lugar antidemocrático y dañino lo ocupa Eugenio Raúl Zaffaroni.
Sostiene que el monopolio informativo afecta la libertad de prensa y crea un discurso único. Doble falta del ex supremo. Primero porque la pluralidad de medios que existe hoy permite la expresión de todos los sectores. No hay nadie que no pueda plantear lo que opina. Es más, en el plano de los programas políticos o con fuerte contenido político, si hacemos las cuentas hay una mayoría de simpatizantes K o de para periodistas militantes de Cristina. Y el segundo error, es esa jurásica subestimación del ciudadano. Sostiene Zaffaroni que los medios crean un discurso y una realidad y un pensamiento único. Es un concepto tan antiguo y tan equivocado como Zaffaroni. Es esa idea conspirativa de que los medios le llenan la cabeza vacía a la gente y la hacen individualista o estafadora como Bugs Bunny o el Gallo Claudio. Hasta el propio Ariel Dorfman que allá por los 70, instaló este concepto ya lo revisó desde el punto de vista académico e ideológico. Está claro que la inmensa mayoría de los ciudadanos piensa por sí mismos de acuerdo a su propia experiencia de vida y la de su familia. Si fuera cierta la idea de Zaffaroni, el peronismo nunca hubiera ganado las elecciones y sin embargo gobernará por cuarta vez en su versión infantil y cleptocrática del kirchnerismo y gobernó el 65 % de los años desde que fue creado el movimiento de Perón. Ya lo dijo el propio general: “Llegué al poder con todos los medios en contra y me derrocaron con todos los medios a favor”.
Sin embargo, Zaffaroni propone volver a aplicar la nefasta y discriminatoria ley de medios o multiplicar todavía más los medios de los amigos de Cristina.
Calificó a Milagro Sala como presa política pese a las varias condenas que tiene por asociación ilícita y corrupción. Fue además una terrible maltratadora de mujeres. Les pegaba con látigos y cachetazos.
No se le cae a Zaffaroni la cara de vergüenza cuando insiste que la causa de los cuadernos es un show de las fotocopias, aunque ahora, cinco de los cuadernos originales hayan renacido de las cenizas. La causa elevada a juicio oral que prueba con datos, testimonios y documentos el sistema de corrupción de la obra pública es para Zaffaroni “una persecución disparatada”.
Sin aportar una sola prueba denuncia que han forzado la declaración de los imputados para que se arrepientan. La verdad, que es la única realidad, dice que los aportes de los 31 arrepentidos fueron dados por válidos, legales y ciertos por la Cámara.
Como si esto fuera poco, Zaffaroni dice que todo esto se armó con jueces cómplices y propone poner en “comisión a todos los magistrados que participaron en golpes de estados gorilas”.
Zaffaroni no ve la paja en su ojo. Se olvida que él participó no en una dictadura, en dos de las más gorilas y sangrientas.
Zaffaroni, ya tuvo relaciones carnales con dos dictaduras y jamás se le escuchó una sola crítica a su compañero de militancia cristinista, el general César Milani acusado por violaciones a los derechos humanos durante el terrorismo de estado y por enriquecimiento ilícito.
No me extraña su golpismo. El que lo hizo una vez, lo puede hacer de nuevo.
Si se me permite, un par de preguntas al respecto a Zaffaroni:
– ¿Sus compañeros saben que usted fue juez y juró por los estatutos de dos dictaduras a falta de una y que una de ellas fue el más feroz genocidio perpetrado por Videla y sus cómplices? Hoy defiende la narco dictadura chavista de Nicolás Maduro y pide que se acabe lo antes posible el gobierno democrático de Mauricio Macri.
– ¿Es cierto que durante el terrorismo de estado usted no le dio lugar a ninguno de los 120 habeas corpus sobre detenidos desaparecidos que pasaron por su despacho y que por el contrario redactó un manual militar en el que justificaba los golpe de estado y en el que discriminaba a los homosexuales para que no fueran parte del Ejército?
-¿ Podría confirmar si las Madres de Plaza de Mayo encabezadas por Hebe de Bonafini hace un tiempo lo definieron como «juez de la patria» porque milita para el kirchnerismo, pero antes lo habían incluido en una lista de 437 jueces que colaboraron con la dictadura militar? No mienta, doctor. Mire que tenemos el recorte de aquella solicitada.
Pero volvamos al corazón del “Operativo Impunidad para Cristina y libertad a los ladrones”. Zaffaroni es el responsable de buscarle un disfraz más digerible o no tan grosero a semejante afrenta. Dijo que el indulto no le gusta, porque no anula el delito. Que la amnistía tampoco, porque debe ser general y estos son casos particulares. Aquí tiene razón: es una ley a medida de los autores del robo del siglo, de la asociación ilícita liderada por Cristina que se dedicó a saquear al estado como nunca antes había ocurrido en democracia.
Por eso Zaffaroni, en su incontinencia oral, propone una ley de revisión extraordinaria que sea aprobada por el Congreso y luego ratificada por una Corte Suprema con sus miembros ampliados con militantes, tal como propuso en su momento el intendente de San Antonio de Areco, Francisco “Paco” Durañona, la propia Cristina y el escriba Mempo Giardinelli.
No me extraña de quien tiene estómago para ser el nuevo abogado del malandra de estado Amado Boudou. Eran íntimos amigos y de esta manera el ex juez de la Corte va a poder entrar a la cárcel de Ezeiza, a visitar a quien fue condenado a más de 5 años de prisión por la apropiación de Ciccone Calcográfica, la fábrica de billetes. Le recuerdo que esta condena fue confirmada por la Cámara Federal de Casación. Solamente le quedó recurrir a la Corte Suprema de Justicia. Con su nueva mayoría peronista, nunca se sabe que puede pasar, aunque si liberan a Boudou sería un escándalo nacional que no lo beneficia para nada a Alberto Fernández.
Su objetivo es salvar a “todos los presos políticos”, como el los llamó.
Pero Zaffaroni insiste en sembrar ideas nefastas y reaccionarias disfrazadas de inteligentes y progresistas. Está funcionando a toda máquina el operativo “Impunidad para Cristina y libertad a los ladrones”.
Trabajan a paso redoblado por un 11 de diciembre con multitudes en las calles celebrando el triunfo del pueblo, reclamando venganza y cárcel para los magistrados, los políticos y los periodistas traidores.
Con un sincericidio, Zaffaroni, confesó ante una radio K, que impulsará “una ley de revisión extraordinaria para liberar a los presos políticos”. De tan claro fue provocador. Llamar presos políticos a los delincuentes comunes, cómplices y testaferros del kirchnerismo es, entre otras cosas, profanar la memoria de los verdaderos presos políticos que fueron encarcelados por las dictaduras por defender la ley y la libertad.
Volvió a hablar Zaffaroni. Llamó virreinato colonial al gobierno de Macri y se abrazó con Alberto. Le dio un abrazo del oso.