Patoterismo de estado en San Juan – 16 de septiembre 2020

Ayer entrevisté en esta radio y en Todo Noticias, a la licenciada Belén Varela. Me pareció, y me sigue pareciendo, que el ataque que sufrió ella y sus padres, fue uno de los hechos más graves desde el retorno del cristinismo al poder. Cruzaron un límite muy peligroso. No fue un simple escrache, aunque eso, solo ya sería absolutamente condenable, como todos los escraches. Ella lo definió como “un apriete mafioso” y eso es lo que fue. Pero como si esto fuera poco, fue impulsado desde el peronismo que gobierna la provincia de San Juan. Por eso yo le agrego que se trató de “escenas de fascismo explícito” y “patoterismo de estado”.
Le cuento con más detalles, como fue la barbarie. Las imágenes que mostré anoche en el canal y las que se pueden ver en “el diario de leuco”, son pruebas que hacen correr frío por la espalda.
Un grupo de barras bravas y piqueteros kirchneristas que funcionan como grupo de choque de la política, fueron a la puerta de la casa de una señora llamada María Belén Varela. Aprovecharon la pandemia para taparse las caras con barbijos y anteojos.
Belén, es licenciada en sicología, viuda reciente y tiene tres hijos chicos. La intimidaron a la manera de las camisas negras de Mussollini o de los colectivos de Maduro.
Más de 40 patoteros que gritaban “aguante Cristina” con una cobardía repugnante, se pararon en la vereda para bloquearle la salida de su domicilio. Querían evitar que fuera a hacer alguna manifestación crítica hacia el presidente Alberto Fernández que ayer visitó San Juan. Estos salvajes, utilizaban redoblantes, insultos groseros y gritos amenazantes. Toda esa banda delictiva contra una señora sola con su hijito en brazos. ¿Por qué fueron? Algún pasquín alimentado a pauta oficial acusó a ella y a otra mujer, de ser las responsables de haber organizado el banderazo del domingo en San Juan. En las redes las ametrallaron con descalificaciones, mentiras e intentos de estigmatizarlas. Y el diario oficialista se sumó a la operación. ¿Qué pasó? ¿Cómo fueron capaces de fomentar semejante locura? Estaban nerviosos porque este domingo, se armó una de las concentraciones más grandes. Hubo muchísima gente protestando contra la impunidad de Cristina y los ladrones de estado y contra el autoritarismo del gobierno. Por supuesto que ese banderazo como todos, es un producto colectivo y autónomo que creció en las redes sociales y que no tiene patrones ni figuras partidarias convocantes. Pero estos capangas, acusaron a dos mujeres. Como esperaban la llegada del presidente Alberto Fernández, algún cobarde con presupuesto y poder, mandó a este grupo de tareas a impedir la salida de su casa de esta señora. La quisieron asustar y evitar que ejerciera su derecho constitucional a la protesta y a peticionar. Pero estos mafiosos y machirulos, no contaban con el coraje de una mujer que salió con su teléfono y su pequeño hijo en brazos y los filmó. Les decía que se bajaran los barbijos, que dieran la cara, que se sacaran los anteojos y los filmaba todo el tiempo.
Los presuntos guapos de los delincuentes, intentaron manotearles el teléfono y como no pudieron, retrocedieron, aumentaron los insultos y hasta una piba se sacó el barbijo y desencajada le gritó: “No me podes hacer nada porque soy menor”. Es la cultura del delito que, en muchos casos, usa a menores para que no puedan ser encarcelados por la justicia. Patético. Terrible. Todo organizado como una banda con un jefe identificado como Raúl Peña, según Varela, que responde al intendente de la capital sanjuanina, Emilio Javier Baistrocchi Guimaraes. Ella también le dijo al diario “El Zonda” que un tal Galván también es responsable de esta movida terrorífica.
¿Quién los mandó?, preguntaba María Belén. ¿Quién los mandó también a atacar la casa de los padres de ella? Son dos personas mayores que podrían haber tenido consecuencias serias para su salud. Quién los mandó tienen que responder el presidente Alberto Fernández, el presidente del Partido Justicialista, José Luis Gioja, el gobernador Sergio Uñac, el intendente Baistrocchi y Cristina Fernández de Kirchner. Porque el secretario de seguridad, Carlos Munizaga, en una entrevista que le hice anoche, trató de minimizar la situación e igualarla con algún escrache que le hicieron antes a ciertos funcionarios. Dijo que había sido una reacción frente a esa acción anterior. Como si hubiera sido algo espontáneo y eso no es cierto. Tengo audios que demuestran cómo fue organizado todo. Incluso la movilización para recibir a Alberto. Y eso que se enojan con los banderazos porque, según dicen, no respetan las reglas del distanciamiento social. Pero el justicialismo sanjuanino organizó un recibimiento a Alberto a lo largo de la ruta que lo llevó a su destino. Uno al lado del otro. Bien juntitos, sin distancia social. Pero ese es otro tema.
Tengo las fotos de los dos colectivos que llevaron los barras bravas al lugar y en los que luego huyeron. Uno de ellos es el interno 01 de la empresa “Alto de Sierra” con la patente AC471MW. Un auto los proveía de viandas y agua. Le doy los datos por si el secretario de Seguridad quiere investigar de verdad para castigar a los culpables con todo el peso de la ley. Porque si le pasa algo a Belén Varela o a algún miembro de su familia, los funcionarios de gobierno serán los responsables.
La policía miró para otro lado. Fue prácticamente una zona liberada. Un patrullero no dejaba pasar a los ciudadanos independientes autoconvocados que quisieron ir en auxilio de la licenciada Varela.
El secretario de seguridad alegó que era para evitar que hubiera conflictos mayores, pero en realidad, no evitaron nada. Todo lo contrario. Protegieron a los delincuentes que estuvieron 4 horas en la puerta de la casa de esta señora. Incluso cuando salió para ir al departamento central de policía y hacer la denuncia correspondiente, tuvo que ir rodeada de un grupo de vecinos para evitar algún otro ataque a su integridad física. Estos mercenarios sembraron las calles de clavos miguelitos para evitar que fueran en auto. No se privaron de nada. El domingo también tiraron clavos para que la caravana de autos del banderazo se frenara con las gomas pinchadas. Otro despropósito autoritario y vengativo.
Ojalá que los encargados de garantizar la seguridad y tranquilidad del pueblo tengan voluntad y sean capaces de investigar a fondo este hecho de intimidación feroz y bien facho, a una mujer sola en su domicilio. Ellos deben responder y castigar severamente con todo el peso de la ley a los responsables. A los que fueron a apretar a una ciudadana y a los que organizaron esta repugnante acción. Por lo pronto sería bueno que repudiaran a coro todo esto. Me refiero sobre todo a los peronistas y los colectivos feministas. Para que no se multiplique la irracionalidad y este país no se transforme en la ley de la selva y en el ojo por ojo. No siembren vientos. No fomenten la violencia. Castiguen con la ley a los que hicieron esto.
Y como si esto fuera poco, una vecina, conmovida por lo que veía, también salió a filmar con su teléfono. Era una forma de protegerla. La policía miraba la situación. Esta vecina comenzó a filmar y uno de estos malandras le pegó delante de una policía femenina, y le tiró su teléfono al suelo.
Y luego lo dejó escapar como si nada. La vecina le exigía que actuara de oficio ante ese delito cometido delante de sus ojos. Le decía que detenga al forajido por la trompada que le pegó o que si no la iba a denunciar por no protegerla. La policía agachó la cabeza, mientras los fascistas de San Juan se retiraban victoriosos de la escena.
Escenas de fascismo explícito. Patoterismo de estado.
Aquellos que defendemos a las mujeres y a la libertad nos sentimos avergonzados frente a este acto horroroso. Dos mujeres, armadas solamente con su valentía, un teléfono y su defensa de la libertad, una de ellas con su hijito en brazo fueron blanco del patoterismo de estado. Los que estamos contra la violencia de género y la violencia estatal y contra todo tipo de violencia, pensamos que es urgente que frente a este escándalo, actúen Alberto, Cristina y el gobernador Uñac que son las autoridades. Con semejante locura, el que calla, otorga. Es necesario que castiguen a los responsables. Antes de que sea demasiado tarde para lágrimas.