”Al enemigo, ni justicia”, piensa Cristina – 22 de septiembre 2020

La doctora Elisa Carrió conoce profundamente a Cristina. Son años de enfrentarla política y éticamente. Dijo que la jefa del jefe del estado “quiere ser Perón y por eso trabaja para un auto golpe”. Es una denuncia de extrema gravedad institucional porque confirma que, en su desesperación por la búsqueda urgente de su impunidad, Cristina, se lleva puesta a las instituciones en general y a la justicia en particular. La auto amnistía para ella, sus hijos y los integrantes del Cártel de los pingüinos que en asociación ilícita saquearon al país, es el drama más peligroso de la democracia. Lo definió magistralmente el filósofo y colega Miguel Wiñazki al plantear que si “se roban la justicia, no van a poder ser condenados por los robos anteriores”.
Si ella quiere ser Perón es porque la guía aquella definición del peor Perón de que “A los amigos, todo; al enemigo, ni justicia”.
De hecho, por ahora, la vice presidenta no tiene quien la juzgue en el caso de corrupción de estado más grave de la historia democrática argentina. La causa de los cuadernos acaba de perder a uno de los integrantes del tribunal oral. Hablo del juez Germán Castelli al que Cristina y 41 senadores súbditos tiraron por la ventana del Senado. ¿Se da cuenta de este mamarracho autoritario? Cristina se lo sacó de encima. Cristina desplazó al magistrado que tenía la responsabilidad de juzgarla en un expediente que debería estudiarse en las facultades de derecho del mundo. Es un ejemplo descarado del robo de los dineros del pueblo desde el estado, del lavado de esos dólares sucios y del mecanismo más formidable de sobreprecios y coimas que haya existido jamás. Es el corazón del latrocinio y la cleptocracia que instalaron los Kirchner en Santa Cruz primero y en toda la Nación, después. Por eso ella, le cortó la cabeza a quien debía juzgarla. Se robó al juez para que no la puedan condenar por los robos y estafas anteriores.
La historia dirá que ese fue el día de la impunidad, como planteó el honesto fiscal José María Campagnoli que aseguró que “este es el período más oscuro del atropello a la justicia” que le tocó vivir en democracia.
Y eso que Campagnoli sufrió en carne propia al gobierno de Cristina que lo persiguió, de todas las maneras posibles y sobrevivió en los tribunales gracias a que la sociedad salió a defenderlo y bancarlo. ¿Qué pecado había cometido Campagnoli para que se ensañaran tanto con él? Empezó a investigar a fondo a Lázaro Báez. Hoy la unidad contra los delitos financieros de Estados Unidos confirmó que Néstor Ramos, a través de Helvetic Service Groupe, lavó 33 millones de dólares de La Rosadita de Lázaro. Ya lo habían anticipado Jorge Lanata y Nicolás Wiñazki.
Pero el dato clave es que la causa de los cuadernos, investigada por nuestro colega Diego Cabot, es imposible de ocultar debajo de la alfombra sin romper el régimen democrático y la división de poderes. Y eso es lo que está haciendo Cristina. Llevar al límite la democracia. Ponerla al borde de un precipicio. Como dice la diputada Mariana Zúvic: “Nadie puede con Cristina. No tiene límites. El único que le ponía límites que era Néstor ya no está en este mundo. El paso del tiempo potencia sus miserias. El resentimiento es el vehículo para gerenciar la violencia”.
Por eso Cristina grita que la historia ya la absolvió. Y pretende que la justicia no la juzgue, porque no hay manera de ocultar o ignorar los 220 cuerpos que tiene la causa, las 231 medidas de pruebas realizadas en la instrucción, los informes de la AFIP, ANAC, Renar, las 26 cajas de documentación.
¿Cómo ocultar o ignorar los 172 procesados, 71 de los cuales fueron confirmados por la Cámara Federal, entre los cuales estaban Cristina, Julio de Vido, Roberto Baratta, José López y Oscar Centeno? ¿Sabe quiénes integraban esa Cámara Federal que confirmó los procesamientos? Bingo.
Los otros dos jueces desplazados por Cristina: Pablo Bertuzzi y Leopoldo Bruglia. Más clarito imposible. Venganza y búsqueda de impunidad al palo.
Pero esa causa que articula lo peor y más nefasto de la Argentina, también tiene procesados a más de 100 empresarios que cargaron altísimos sobre precios en las obras públicas que luego transformaron en coimas para que Baratta las llevara al domicilio de Cristina o a la casa en Río Gallegos de María Ostoic, la madre de Néstor. Como si esto fuera poco, hay 31 arrepentidos que confesaron con pelos y señales todo el sofisticado engranaje que le robó a los argentinos montañas de dólares de una magnitud difícil de imaginar.
¿Vamos a dejar sin juicio, castigo y condena a los autores de la estafa más grande de este país? ¿Es viable una democracia que tolera en liberad a semejantes delincuentes? ¿La Corte Suprema no tiene nada para decir?
El doctor Leopoldo Bruglia, con 40 años de carrera impecable dijo que “Si la Corte no se pronuncia a tiempo, podríamos terminar como el procurador, Eduardo Sosa”. Se refiere a otro escándalo institucional que marcó para siempre a Santa Cruz. Los Kirchner se cargaron al procurador porque era una persona honrada que no aceptaba la corrupción del gobierno. La Corte Suprema le ordenó en 5 ocasiones al gobernador Néstor Kirchner que lo restituyera en su cargo. ¿Qué hizo la dinastía K? Se colocó en rebeldía contra la Corte, desobedeció sus resoluciones y se pasaron sus órdenes por donde usted ya sabe. De todos modos se salieron con la suya porque jamás tuvieron ninguna sanción por eso. No pagaron ningún costo por humillar 5 veces al máximo tribunal argentino. Y a Sosa no lo pudieron quebrar en su dignidad ni ofreciéndole fortunas.
El juez Castelli, se manifestó como víctima de “una maniobra burda, pura prepotencia estatal”.
Jorge Lanata con su ironía de los soldaditos lo mostró con toda su obscenidad. Con la horca del tribunal de la venganza.
Miles y miles de ciudadanos firmaron la petición de change.org para que la Corte defienda a los tres jueces desplazados por Cristina. En el banderazo del sábado, muchos carteles apoyaban a las víctimas de Cristina y también a Eduardo Casal que sigue resistiendo con coraje, pero al que le tienen reservado el mismo destino.
Las marchas multitudinarias y autoconvocadas tienen un despliegue territorial que los medios tradicionales no alcanzan a registrar. Solo en las redes se pueden ver cientos de videos con protestas masivas tanto en pueblitos chicos como en grandes centros urbanos. La herramienta de ganar la calle y los símbolos patrios es la gran novedad de la política argentina que nadie controla ni puede manipular. De hecho, enseguida ya estaban organizando la próxima gran marcha para el 12 de octubre. Una de las agrupaciones que más participa, llamada Campo mas Ciudad, los Guardianes de la República ya viralizó una placa para la convocatoria. “Los ciudadanos honestos dicen basta”, es el planteo con barbijos con los colores de la bandera y distanciamiento social.
Aprovechan el 12 de octubre porque hay tiempo suficiente para intentar organizar la movilización más grande de todas. Es feriado y el día de la diversidad. Pretenden que la diversidad de reclamos se exprese al unísono pero cada uno con su cartel, su exigencia y reivindicación. Incluso hay versiones no confirmadas pero que navegan subterráneas en la red de que esta vez, si resulta muy grande la juntada, vayan a la Plaza de Mayo a días del 17 de octubre. Los partidos políticos no convocan ni van con sus pancartas. Solo participan algunos dirigentes a título individual. En esta última pudo verse a Patricia Bullrich, Waldo Wolff, Fernando Iglesias y Hernán Lombardi, entre otros. Suelen sumarse artistas como Luis Brandoni o intelectuales prestigiosos.
Lo distintivo de esta ocasión fue un cartel que rezaba: “Te están destrozando, Argentina de mi vida” y el hit de los cánticos en la puerta de la quinta de Olivos que decía: “Alberto cuidado/ el pueblo está cansado”.
Hay una gran fatiga social por tantas barbaridades que comete el gobierno en todos los rubros pero básicamente, hay una gran indignación y cansancio por la velocidad con que Cristina está consiguiendo su impunidad.
No se puede obviar en este análisis la última gran mentira de Cristina que demuestra su desesperación. Compró y distribuyó muy rápido una operación burda del Partido Justicialista bonaerenses que está repleto de dirigentes mafiosos. Con un comunicado bizarro le hicieron creer a Cristina que el allanamiento a la quinta de Macri había sido un auto allanamiento. Insólito: el ladrón cree que todos son de su condición. Era una mentira de patas muy cortas y por eso duró un ratito en las redes. Cristina quedó colgada del pincel con su tuit de “Fake allanamiento”. Decía que Macri se había auto denunciado para victimizarse. Pero rápidamente se conoció la verdad: el secretario de seguridad del municipio camporista de Malvinas Argentinas había hecho la denuncia formal y por escrito.
Las rebeliones antipopulistas, como las llama Fernando Iglesias o el movimiento popular republicano, como lo bautizó Jorge Fernández Díaz es un gigantesco dique de contención, pacífico y democrático contra los golpistas y los corruptos, que no tienen lugar en ninguna democracia. Estamos demasiado cerca de un colapso institucional. Asistimos demudados a fracasos seriales y a crisis concéntricas en todos los planos de la economía y la pandemia. Sería muy saludable que el gobierno frene, antes del abismo.