La vergüenza de la diputada Vallejos – 9 de junio 2021

La diputada Fernanda Vallejos ya se ganó un lugar en el podio de quienes hacen las propuestas más jurásicas. Sus ideas y declaraciones, van a contramano del progreso, y apelan a conceptos dogmáticos de una presunta izquierda que fracasó en todos los países del mundo. Pero ella insiste. Acaba de cometer un sincericidio para respaldar el aumento del 40% de sueldos a los legisladores que decretaron Cristina y Sergio Massa.
Le pido que preste atención a sus
palabras en Twitter. Son una radiografía terrible de su falta absoluta de sensibilidad social pese a que dice defender a los pobres.
“Los diputados argentinos tenemos el salario más bajo (mucho más) de toda la región. Casi que da vergüenza. Los de JxC no están por esa plata. ¡Por favor! Ellos son todos ricos. Están porque capturando el Estado, garantizan los verdaderos negocios del poder económico al que responden”.
¿Qué me cuenta? Le da vergüenza ganar tan poco, mientras a la inmensa mayoría de nuestro pueblo le dá vergüenza que ganen tanto.
Le doy un solo dato. El sueldo mínimo hoy es de 25.572 pesos. Esa si, que es un vergüenza. Una diputada nacional como Vallejos recibe en mano, limpios de polvo y paja, por lo menos 175 mil pesos. Es decir, casi 7 veces el ingreso mínimo. ¿Cuál es el sueldo promedio? Según el Indec, es de 36.246 pesos. Es decir que un diputado gana más de 4 veces el sueldo promedio. Y eso que estoy analizando el ingreso pelado de un legislador. No cuento los pagos extras por desarraigo, pasajes, movilidad y otras yerbas. ¿Sabe cuánto gana de promedio un policía? 68 mil pesos. ¿Y una enfermera? 57 mil pesos.
La diputada Vallejos se tiene que comparar con la mayoría de los argentinos y no con los legisladores de otros países. Y ojo que yo no creo que los diputados y senadores tengan que ganar muy mal. Creo que deben ser bien remunerados para que no solo la gente pudiente se pueda dedicar a la política. Y para que los mejores profesionales y los más preparados no se vayan todos a la actividad privada y dejen libres los lugares para otra gente menos capacitada. Pero hay un elemento que es la vocación patriótica. Se supone que la política es para trabajar en construir un país mejor y más igualitario. Y nadie obliga a los legisladores a que se queden atornillados a sus bancas si el sueldo que reciben les parece una “vergüenza” como a la diputada Vallejos. Esas palabras son una humillación para tanto trabajadores que ganan mucho menos, para tantos desocupados y para tantos empresarios que vieron con horror como se fundían sus negocios edificados con años de sacrificio.
Pero como si esto fuera poco, la diputada acusa a los diputados de la principal oposición de ser “todos ricos”. Otra injusta arbitrariedad. Discrimina, como toda generalización. Primero que no es ningún pecado tener una buena posición económica si la ganó en forma honesta con su esfuerzo personal. Pero lo más grave es que su jefa política, Cristina, su jefe del bloque, Máximo y casi todos los ex funcionarios se hicieron mega millonarios en el estado y encima, no tienen forma de explicarlo. Montañas de dólares sucios de la corrupción fueron lavados por la jefa de la asociación ilícita dedicada a saquear al estado. Nunca hubo tantas pruebas documentales y testimonios de arrepentidos de ambos lados del mostrador del plan sistemático de coimas y sobre precios. El ejemplo que me gusta poner es bastante ilustrativo. Daniel Muñoz y Fabián Gutiérrez, los secretarios personales de Néstor y Cristina murieron con fortunas incalculables. Y eso, que solo se quedaron con los vueltos y los billetes que se caían de los bolsos de la cleptocracia kirchnerista.
Entre los legisladores opositores hay de todo. No creo que Vallejos crea que Graciela Ocaña, El Toty Flores o Fernando Iglesias, por poner solo tres ejemplos, sean magnates. Pero insisto, si fueran ricos por ser empresarios exitosos y honestos o profesionales destacados, ¿Cuál es el problema? La grieta es moral y no clasista. El combate debe ser contra los ladrones de estado y no contra los emprendedores que crecieron y se desarrollaron.
El propio dirigente peronista Florencio Randazzo, frente al aumento otorgado por Cristina y Massa, preguntó si habían perdido “el corazón o el sentido común”, frente a la hecatombe económica que estamos atravesando. Esteban Bullirch resolvió donar ese dinero a los que investigan la enfermedad terrible que está padeciendo. Patricia Bullrich, cómo gran parte de la sociedad, les pidió que se bajaran los sueldos. Un gesto de empatía solidaria con los argentinos que tanto están sufriendo. Y fue al revés: se los aumentaron en un 40%. “No tienen vergüenza”, dijo la jefa del Pro. El intendente de Córdoba, sus funcionarios y los integrantes del Consejo Deliberante redujeron sus sueldos y ese ahorro lo destinaron al sistema de salud pública. El gobernador Schiaretti, también se bajó el 45% del sueldo por cuatro meses. En Uruguay y en varios lugares pasó lo mismo. Alberto Fernández se negó en forma terminante siquiera a considerar la idea.
Pero la diputada Vallejos no se rinde. Defiende sus convicciones revolucionarias sin que le importe demasiado la opinión de los demás. Propuso la expropiación de Vicentín y desató el primer gran fracaso del gobierno. Fogonea que el estado se quede con parte de las acciones de las empresas y fue la que dijo que “exportar alimentos era una maldición para la Argentina”. Es insólito, pero no es todo. Hace unos días dijo que hay que subir los impuestos directos como los Bienes Personales. También fue la promotora de la llamada «Proclama de mayo” donde se instigaba a defaultear todas las deudas argentinas y que fue firmada por talibanes cristinistas como Eugenio Zaffaroni, Víctor Hugo Morales, Amado Boudou, Luis D’Elia, Milagro Sala y Gildo Insfrán.
Vallejos es una de las legisladoras de mayor confianza de Cristina, trabajó con Axel Kicillof y es una dura combatiente contra la actividad privada. En otro tuit, se quejó de que un CEO de una empresa gane más que un representante de la voluntad popular.
Es porque según su delirante mirada económica, un Ceo “no tienen más responsabilidad que satisfacer el afán de lucro de un privado, aún a costa del pueblo”. Otra vez. Va de nuevo. En el sistema capitalista que Alberto dice que fracasó, esos trabajadores calificados, industriales y comerciantes, son los que generan riqueza, puestos de trabajo, progreso y pagan impuestos asfixiantes para que el estado pueda afrontar sus gastos descomunales entre los que está el sueldo que a Vallejos le dá vergüenza.
Vergüenza, es robar, me decía una maestra en el primario. Y un intelectual escribió: “Cuando los gobiernos pierden la vergüenza, los pueblos les pierden el respeto. Y algo de eso nos está pasando. Aquí y ahora.