CFK, ¿Suicida o genia? – 14 de junio 2017

Hay una gran pregunta que va a tener su respuesta el domingo 22 de octubre a la noche cuando se abran las urnas y se cierren las incógnitas. Cristina, ¿Es una genia o una suicida política? La insólita jugada electoral que acaba de realizar camina por el borde del precipicio. Si lo logra atravesar sana y salva y gana los comicios, será una exitosa estratega lista para encabezar la candidatura a presidente en el 2019. Pero si se desbarranca y es derrotada por el voto popular, de inmediato se transformará en Carlos Menem y en pocos meses no habrá más cristinistas, tal como hoy no hay más menemistas. Porque habrá muerto políticamente. Se habrá suicidado al convertirse una vez más en mariscal de la derrota.
Por su historia y sus caprichos cargados de soberbia yo me inclino a pensar que Cristina marcha alegremente rumbo al vacío. Pero no es una verdad revelada. Hay que comprobarla empíricamente en la realidad.
Se puede hacer un análisis político desde ambos campamentos. En lo de Florencio Randazzo dudan para adentro pero para afuera festejan. Dicen que Cristina les regaló la marca y la mística del Partido Justicialista, la histórica lista 2. Y que ese paquete viene con muchos minutos de publicidad electoral gratuita y mucho dinero de acuerdo a la cantidad de votos que sacaron en las últimas elecciones. Creen que la foto de Perón y Evita todavía arrastra y mucho más en la provincia de Buenos Aires. Dicen que Cristina eligió la Secta de los Impresentables que los intendentes no pueden digerir y que humilló a los dirigentes históricos que tienen más y mejor relación con el ciudadano bonaerense.
Hay que decir que la actuación de Cristina en este plano es coherente. Nunca se sintió peronista de Perón. El monumento al general fue construido en la Capital por la gente de Mauricio Macri y el Momo Venegas. Ella siempre se negó. Ella se dice evitista, como se autocalificaban los Montoneros. Ven en Evita a una dirigente más radicalizada y menos burguesa y conservadora que el viejo general. De hecho, Cristina en 1973 votó al peronismo desde la izquierda con la boleta del FIP de Jorge Abelardo Ramos. Hasta Aníbal Fernández, su lenguaraz, dijo en su momento: “que se pierdan la marchita peronista” en donde usted ya sabe.
Cristina siempre fracasó a la hora de elegir los candidatos. El casting o la política de cuadros no es su fuerte. Es que se maneja con una realidad sectaria, arbitraria y que se mueve más por sus odios personales que por la valoración política. Por eso eligió a un malandra como Amado Boudou nada menos que de vicepresidente, o a Martin Insaurralde al frente de las listas de diputados del fracaso o a Carlos Zannini su comisario político maoísta, también de vice y su obra cumbre: llevó a peronismo bonaerense a su peor derrota imponiendo a Aníbal Fernandez como candidato a gobernador que era como poner a Frankenstein.
Por muchas de estas razones creo que Cristina se equivocó una vez más y que va a profundizar su aislamiento. Por algo casi ningún gobernador la apoya ni la quiere. Por eso, insisto, Cristina Elisabet corre el riesgo de entrar en el ocaso de su vida política.
Pero desde la vereda kirchnerista, el análisis que hacen es otro, radicalmente opuesto. Es más táctico y audaz. Ellos dicen que lo obligaron a Florencio Randazzo a ir solo a las elecciones sin competir en las PASO con nadie y que eso va a mostrar su debilidad y su falta de instalación. Calculan que Randazzo podría sacar con toda la furia alrededor de los 10 puntos y que Cristina podría superar los 25 puntos en las internas abiertas y obligatorias. Si esa expresión de deseo de los cristinistas se verifica en la práctica, la consecuencia puede ser letal para Randazzo y celestial para Cristina. Con esos resultados a la vista están seguros que, en las elecciones generales, todos los intendentes se van a ir a la boleta de Cristina que es la más taquillera, la que más arrastra votos. Su objetivo es mantener la mayoría en los consejos deliberantes y cuidar que nadie les corte la cabeza o los destituya.
Este es el corazón de la maniobra de Cristina. Mostrar débil a Randazzo y dejar a los peronistas con la única opción de votar con y por ella. Con todo ese potencial, la ex jefa del estado imagina consagrarse senadora y derrotar tanto a Macri y María Eugenia Vidal como a Sergio Massa en la madre de todas las batallas. En su imaginación y en la mesa de arena su estado mayor cree que asi podrá colocar a la mayor cantidad de diputados de La Cámpora de Máximo Kirchner y reforzar su liderazgo. Eso como consecuencia, cree Cristina, le va a garantizar la libertad ambulatoria. Porque nadie se imagina a ningún juez por más valiente que sea, apurando alguna causa que involucre a una Cristina fortalecida en su liderazgo.
Como tampoco come vidrio. Cristina acaba de bajar a varios impresentables. Rechazó al partido Miles y eso significa que Ni Luis D’Elía, ni Amado Boudou ni Fernando Esteche, el ex líder de Quebracho, van a poder mojar el pancito en el guiso del nuevo frente que Cristina está a punto de inscribir. Claro que todavía le quedan varios piantavotos adentro: El propio Aníbal de Quilmes, Hebe Bonafini, Leopoldo Moreau, Martin Sabbatella y varios más que son fuertemente rechazados por la inmensa mayoría de los argentinos. D’Elía hizo puchero pero no le quedó más remedio que ratificar que su partido, desde afuera, va a llamar a votar a Cristina. Especula que si gana la ex presidenta, después algún hueso le van a tirar. De hecho el piquetero amante de Irán, colocó a sus tres hijos en forma ilegal en el ANSeS con sueldos que pagamos todos.
¿Sabe porque Cristina no quiso comeptir en las PASO con Randazzo? Porque su altanería no le permite medir fuerzas con “un empleado” como lo confesó el intendente de Avellaneda. Pero básicamente porque tuvo miedo de que se generara un tsumani de votos independientes contra ella. Hubiera sido la crónica de un final anticipado. Nadie lo podía asegurar, pero hoy las redes sociales pueden empujar fenómenos como ese. Que todos anti cristinistas se dieran manija para votar a Randazo. Eso hubiera sido un golpe de nocaut para Cristina. Y lo quiso esquivar. Ella llama traidores neomacristas a Randazzo, Pichetto, Abal Medina, Bossio y el Chino Navarro, entre otros.
Todo esto que les cuento aún está en pleno estado de ebullición. Fue tan inesperada la movida que muchos esperan una jugada más. Dicen que esto no termina acá. Veremos. La sorpresa es un ingrediente más de la lucha electoral.
Cristina, ¿Sepultará al Partido Justicialista o el Partido Justicialista la sepultará a ella? ¿Quedará como una genia o una suicida? Volverá a jugar en las grandes ligas o se irá al descenso. Todas estas respuestas, en una democracia republicana, anidan dentro de la soberanía popular. El domingo 22 de octubre todos valemos lo mismo. Y cuando hablan las urnas, se acaban las palabras.