Los ganadores – 24 de octubre 2017

Ayer les di mi opinión sobre los más grandes ganadores y perdedores del domingo pasado. Obviamente, le comenté que el presidente Macri quedó a un paso de la gloria y que la ex presidenta Cristina, a un paso de la cárcel. Creo que eso está clarísimo. Ningún jefe de estado recibió semejante respaldo en las urnas en una elección de medio término desde 1983. Los 42 puntos en todo el país con una diferencia de 20 puntos sobre Cristina lo hubieran consagrado presidente sin segunda vuelta si se hubiera tratado de una elección de jefe de estado. Con eso le digo todo.
Pero Macri no fue el único ganador. Hay muchos y de los más variados. Mañana me comprometo a analizar quienes fueron los perdedores, pero hoy le vamos a dedicar la columna a los que festejaron la victoria.
La primera después de Macri, claramente es María Eugenia Vidal. Es uno de los cuadros políticos más completos e impactantes en los últimos 30 años. Gobernó con coraje y combatió a las mafias. Tiene carisma, sensibilidad popular y capacidad de gestión. El contraste es con Alicia Kirchner que carece de todo eso. Lo digo porque el domingo la cuñada de Cristina fue a votar rodeada de 30 soldados por temor a que el pueblo la insultara. En cambio, Vidal vive en una unidad militar por seguridad, ante las amenazas de los cárteles de la corrupción narco, policial o las patotas sindicales y de la venta en negro. Vidal se puso la campaña al hombro literalmente. Es que los candidatos a senadores, Esteban Bullrich y Gladys González son personas capaces y transparentes pero todavía hoy tienen bajo nivel de conocimiento y no son especialmente carismáticas. Tal vez ahí radicó el único error que pueden haber cometido con Federico Salvai, otro estratega con juventud y excelencia política. Ahora es más fácil comprobarlo, pero tal vez Graciela Ocaña podría haber sido mejor candidata a senadora. De hecho ella sacó 3.900.000 votos y fue la persona con mayor apoyo en las urnas en todo el país. Es mucho más conocida y un emblema de la lucha contra la corrupción.
Otra mujer fuera de serie que se siente la madre de María Eugenia, es Elisa Carrió. Superó el 50% de los votos y mixturada con la buena gestión de Horacio Rodríguez Larreta, confirmaron a Filmus con su mote de perdedor serial. Es verdad que Lilita tuvo algunas definiciones en el caso de Santiago Maldonado que no fueron felices. Pero dos frases no pueden hacer mella en una vida dedicada con mucha valentía y coherencia a combatir a los corruptos liderados por Cristina y a pelear por instalar una verdadera república. Así lo entendieron 975 mil vecinos de la ciudad que eligieron su boleta.
Muchos creen que Carrió es la que más votos sacó después de los bonaerenses. Pero es un error. El ex árbitro Héctor Baldassi, conocido como “La Coneja” y por su criterio de justicia y honradez, sacó más votos que Lilita. En Córdoba, Cambiemos hizo, una vez más, un aporte inmenso al triunfo nacional de Cambiemos. Macri va a tener que empezar a tomar fernet. Baldassi, consiguió 988 mil votos. Impresionante actuación de un hombre sencillo que coloca a su coalición en condiciones de pelear la gobernación de la docta en el 2019.
Hubo otros ganadores provinciales que merecen un cuadro de honor. Los tres gobernadores radicales vencieron por paliza. Alfredo Cornejo en Mendoza, Ricardo Colombi en Corrientes y Gerardo Morales en Jujuy. Un reconocimiento especial para este último. Tiene una dura batalla con Milagro Sala y su operador internacional Horacio Verbitsky. La quieren convertir en una presa política cuando sabemos que es una política presa y una mujer violenta que cometió varios delitos mientras se sentía la verdadera gobernadora. Pese a toda la campaña presuntamente progre contra Morales, sacó el 52% de los votos y le sacó 22 puntos de ventaja al peronismo. Pero hay más radicales provinciales que se destacaron en provincias claves: Albord Cantard, conocido como Nicky, pero poco conocido en Santa Fe, sepultó con votos al ultra K Agustín Rossi y de la mano de José Corral dejó a Cambiemos en condiciones de aspirar a gobernar la provincia. Lo mismo pasó con Atilio Benedetti en Entre Ríos, el distrito en donde el ministro Rogelio Frigerio, otro ministro rutilante y exitoso, juega de local y apostó todos sus boletos.
Julio Martínez en La Rioja quedará en la historia como el que derrotó a Carlos Menem, el dirigente con más pasado de todos. No es poco. Es un distrito históricamente peronista igual que Santa Cruz, donde el autoritarismo cleptocrático del kirchnerismo gobierna como dinastía. Sin embargo Eduardo Costa obtuvo una victoria resonante y simbólica que anticipa su posible consagración como jefe de estado provincial y el final de la era pingüina ahí donde nació. No hay que olvidarse de Chaco ni de Aída Ayala, la histórica luchadora contra Jorge Capitanich y sus secuaces. La ex intendente de Resistencia también pudo levantar la copa y llegar primera a la meta.
Entre los intendentes de Buenos Aires hubo varios que merecen ser destacados. Los que consolidaron sus gestiones en territorios donde casi siempre mandaron los barones del peronismo que quiso eternizarse. Néstor Grindetti en Lanus, Martiniano Molina en Quilmes, Diego Valenzuela en Tres de Febrero, entre otros corajudos que le cortaron las piernas a esos señores feudales del subdesarrollo.
Jorge Macri en San Isidro sacó más del 60% de los votos. Estuvo en la cocina de la campaña provincial y en su momento fue la cabecera de playa del PRO en territorio bonaerense.
En Salta nacieron dos estrellas: el periodista Martin Grande y el intendente de la capital Gustavo Sáenz. Entre ambos lograron derrotar al gobernador Juan Manuel Urtubey y de paso, lo despertaron abruptamente de sus sueños presidenciales.
La gran figura del peronismo fue Sergio Uñac. Obtuvo un respaldo contundente en las urnas por su buena gestión y su estilo razonable y dialoguista. Está llamado a ser parte del estado mayor de la refundación del peronismo republicano aunque todavía es muy joven y poco conocido a nivel nacional. Juan Manzur, en su primer período como gobernador tucumano también inscribió su nombre entre los victoriosos. El resto de los gobernadores peronistas que ganaron son retrógrados y jurásicos, tienen más pasado que futuro. Hablo de mandamases como los Rodríguez Saa, Carlos Verna o Gildo Insfran. Estos ganaron en la elección pero perdieron el tren de la historia.
Entre los ganadores más importantes no hay que olvidar a Marcos Peña ni a Jaime Durán Barba. Ambos fueron resistidos adentro y afuera de Cambiemos. Pero Peña es el gran estratega de Cambiemos, en los ojos y el candidato preferido a sucederlo de Mauricio Macri. Del consultor ecuatoriano hay que rescatar su gran formación intelectual y sus ganas de provocar debates y polémicas más allá de que alguna de sus opiniones haya sido fallida como las últimas de Elisa Carrió, su íntima enemiga. Pocos conocen tanto a Mauricio Macri como Marcos y Jaime. El presidente les cree y los escucha primero que a todos. Son muchos años de trabajar juntos. Se conocen de memoria, desde que Macri resolvió fundar un partido con la loca idea de llegar a la presidencia de la Nación.
Esa utopía se transformó en realidad y hoy Macri tiene la gran posibilidad de inscribir su apellido entre los grandes presidentes no peronistas de la historia. Insisto con lo que le dije ayer. Si termina su mandato en tiempo y forma (logre o no su reelección) habrá aprobado una asignatura pendiente que los argentinos tenemos hace 89 años: demostrar que no solo el peronismo puede gobernar este país. En ese momento empezará otra Argentina más democrática, republicana y federal. Y no es poco.