La tragedia de Timerman – 10 de enero 2018

La vida de Héctor Timerman es una tragedia por donde se la mire. Está pasando por el peor momento de sus 65 años. De acuerdo a los certificados médicos que presentó en la justicia, nunca estuvo tan cerca de la muerte. Padece un cáncer demoledor y por eso estaba haciendo un tratamiento experimental en los Estados Unidos.
Anoche cuando quiso tomar el vuelo 954 de American Airlines rumbo a Nueva York, le notificaron que su visa había sido cancelada. Hace unas horas el juez Sergio Torres le otorgó la “excarcelación por razones humanitarias y extraordinarias”. El magistrado que subroga al doctor Claudio Bonadio, explicó que su resolución “es de extrema excepcionalidad” y que el grave estado de salud del ex Canciller de Cristina lo obliga a darle prioridad a eso por encima de los riesgos procesales que se corren. Por ejemplo, que Timerman se quede en Estados Unidos y no venga nunca más a comparecer ante la justicia.
La abogada de Timerman fue corriendo a la embajada de Estados Unidos para presentar la excarcelación y reclamar que le restituyan la visa y de esa manera la posibilidad de seguir su complejo tratamiento. A esta hora, aún no se sabe el resultado de esa gestión. Porque su letrada sospecha que la visa le fue cancelada debido a que estaba con un procesamiento y prisión preventiva confirmada por la sala II de la Cámara Federal. Ella cree que los términos de la acusación y su estado de detención domiciliaria dispararon el cese de su autorización para viajar. Es que la acusación es gravísima en cualquier lugar del mundo y mucho más para los oídos de los Estados Unidos: “montar un plan criminal para encubrir” a los terroristas de estado iraní que volaron el edifico de la AMIA y asesinaron en un segundo a 85 personas.
El fallo de Bonadio dice textualmente que el gobierno de Cristina “negoció, participó, acordó y ayudó a lograr los objetivos de Irán”, no sólo a «lograr impunidad ante la justicia argentina», sino que nuestro país «no lo señale como un Estado terrorista que promueve y financia organizaciones terroristas». Es que fueron dos atentados contra ciudadanos «desarmados e inocentes, y que han sido declarados delitos de lesa humanidad».
De todos modos, no se sabe si los Estados Unidos le prohibieron el ingreso a Timerman por su estado procesal. Es una conjetura, una especulación. La diplomacia de ese país se negó a dar a conocer los argumentos que considera “confidenciales”.
Por eso se abrió un paréntesis de dudas. Tal vez le restituyan la visa ya que fue excarcelado. O tal vez no, porque el motivo es otro. Un funcionario de la cancillería argentina recordó la constante prédica de Timerman contra los Estados Unidos apoyado en lo que ideológicamente y en sintonía con el chavismo, definió como “antimperialismo”. Incluso hay un suceso, bizarro, provocador, cargado de infantilismo que tuvo alto impacto en Estados Unidos pese a que Timerman tuvo esa ciudadanía durante su exilio de la dictadura militar que, al principio, apoyó con su padre. Héctor Timerman, ya se sabe, fue director del diario La Tarde en plena dictadura y por eso está en una foto con el genocida Jorge Rafael Videla.
Hay que recordar que luego, Jacobo, el legendario capo de La Opinión, fue detenido y torturado por los militares en general y el general Ramon Camps, en particular.
El acontecimiento que el poder permanente en Estados Unidos no olvida fue su ridícula sobreactuación,
alicate en mano. En el 2011 hizo requisar a la Aduana una valija de comunicaciones de un avión militar norteamericano que traía instructores para entrenar al Grupo GEOF de la Policía Federal en técnicas antiterrorista. Por orden del entonces canciller, la aeronave fue inspeccionada e incautaron armas y medicamentos. Y el mismo cortó los cables de seguridad que preservaban esa caja.
El ex cónsul en Nueva York, ex embajador en Estados Unidos y ex canciller, cuya hija Jordana nació en aquél país, expresó con claridad su pensamiento en aquel momento: “La Argentina no reconoce el derecho de los EE.UU. de emitir juicios de valor sobre otros gobiernos. No tiene autoridad para decir qué país se comporta de qué manera. No puede emitir boletines de calificaciones porque tiene que resolver primero sus propios problemas”.
Hoy su vida es una tragedia. No solo por su enfermedad. Hay que sumarle las acusaciones de la justicia y el desprecio con que gran parte de la comunidad judía de la Argentina lo considera un traidor. Por supuesto que nadie llega al extremo inhumano de desear la muerte de nadie. Aún los más críticos de Timerman quieren que se recupere pronto y que sea la justicia argentina la que lo castigue y lo condene por lo que hizo.
Timerman lo sabe aunque mantiene su actitud altanera de saludar a los que definió como “sus compañeros Boudou, De Vido y Zannini que son rehenes del Poder Judicial”. Dicen los diplomáticos de carrera que Héctor Timerman fue el peor canciller de la historia democrática. Trabajó solo de portero de los muchachos de La Cámpora que tomaron por asalto casi todos los escritorios del ministerio.
En su momento, Cristina sostuvo que el estado de Israel se despreocupó del atentado a su embajada en Buenos Aires. Le faltó un centímetro para acusarlos de haber cometido un autoatentado o de no buscar justicia por sus muertos. Después arremetió otra vez contra las víctimas del ataque destructivo y criminal a la sede de la AMIA. Mezcló todo en un cóctel falaz y conspirativo y dijo que los Fondos Buitres, Nisman y las autoridades de la comunidad judeo-argentina organizada eran los responsables de no querer llegar a la verdad. Insisto: Poner la culpa en la víctima es un mecanismo perverso y una forma obscena de lavarse las manos de sus propias responsabilidades después de estar 12 años en el gobierno.
Cuando se cumplieron 20 años del atentado a la AMIA, desde el palco y frente a la masiva concurrencia dije algunas verdades muy duras que hoy se confirman plenamente. Por ejemplo que Timerman: “se sienta en primera fila y aplaude lo que dice Luis D’Elía, vocero iraní, fanático antisemita y promotor del fusilamiento de disidentes. Irán es un país que se enorgullece del uso bélico de la energía nuclear y quiere borrar a Israel de la faz de la tierra». Hoy D’Elía está preso por esta causa. En otro párrafo de aquel discurso aseguré que Timerman : “quedará grabado en la historia por haber sido el ejecutor de este crimen de ilesa impunidad, esta alta traición al pueblo hebreo y al pueblo argentino. Como dijo su examiga y ex jefa política, Elisa Carrió, un canciller no judío no se hubiera atrevido a tanto».
Rusito de mierda, le decían sus amigos a Timerman. El no hizo ni una sencilla denuncia ante el INADI, aunque sea para disimular. Hizo silencio de radio y después renunció como socio de la AMIA y le pidió a la DAIA que no hablara en su nombre porque obstruyen y boicotean la busqueda de verdad y justicia. Repito semejante salvajada. Timerman dijo, sin que se le cayera la cara de vergüenza, que las víctimas no quieren verdad y justicia. Le recuerdo que estamos hablando de “el acto terrorista más grave de la historia de la Argentina” y “el acto antisemita más grave desde la Segunda Guerra Mundial”.
Timerman es millonario por parte de padre y de esposa porque él no trabajó nunca aunque no tiene una sola propiedad a su nombre. Hay que iniciar una campaña solidaria llamada «un techo para el canciller» o gestionarle un crédito hipotecario.
Más allá de las ironías y chicanas, quiero decir que las enfermedades por más graves que sean, no convierten en buenos a los que fueron malos. La tragedia de Timerman me produce pena y lástima. Yo no le deseo lo que le está pasando ni a mi peor enemigo. Yo le deseo a Timerman que viva hasta los 120 años para que pueda explicar tantas cosas inexplicables que hizo. Y para que rinda cuentas ante la justicia de los hombres.