Un monumento para Laura Muñoz – 10 de agosto 2018

El martes, apenas se conoció la condena de cárcel para Amado Boudou y sus cómplices, entrevisté a Laura Muñoz. Ella dijo que “ojalá los políticos se den cuenta que si roban van a terminar como Boudou”. Las repercusiones fueron extraordinarias. Ella provoca una gran admiración. Alguna vez, otro genio de la honradez como el ex fiscal Pablo Lanusse, dijo en Los Leuco que a Laura Muñoz había que hacerle un monumento. Y creo que es absolutamente cierto: la ex esposa de Alejandro Vandenbroele merece un reconocimiento social. Por eso me comprometí a volver con aquella columna que a ella la emocionó tanto. Es que se Laura, comportó como una mujer coraje, una madre que defendió su propia dignidad y la de su hija. Tuvo que pasar las peores amenazas y ataques pero no se movió ni un centímetro de sus convicciones.
Gracias a Laura Muñoz se hizo justicia y se condenó a la banda de malandras que llamamos “La Mancha de Amado”. Ella fue la primera que se animó a denunciar que Vandenbroele era testaferro del entonces vicepresidente Amado Boudou y que el intermediario era José María Nuñez Carmona. Aquel testimonio conmovedor fue en el momento que el kirchnerismo tenía más poder y capacidad de daño. Ella habló con Nicolás Wiñazky, en el debut periodístico de Jorge Lanata en esta querida radio Mitre.
El testimonio de Laura Muñoz fue el primero de los 78 testigos convocados en el juicio oral por el robo de la fábrica de billetes, la calcográfica Ciccone. Cada palabra que dijo, cada dato que aportó fue ratificado y certificado por la investigación que hizo la justicia. Sus aportes fueron y son valiosísimos para descubrir la verdad y condenar a los apropiadores de Ciccone, empezando por el jefe del cartel de los billetes, Amado Boudou.
Laura tenía un matrimonio tranquilo y feliz con Vandenbroele en Mendoza.
Pero de a poco, Vandenbroele se transformó en el abogado de confianza que Boudou estaba buscando para armar sociedades truchas para lavar dinero y sacarlo del país y fue designado presidente de The Old Fund. La primera coima grande que cobró fue de 300 mil dólares. Se la robaron al pueblo pobre de Formosa con la tristemente célebre renegociación del gobernador Gildo Insfran de la deuda provincial con la Nación. De un lado un gobernador feudal como y del otro el ministro de economía de la Nación, delincuente como Amado Boudou. The Old Fund no tenía empleados ni antecedentes y sin embargo intermedió en la renegociación. La factura por 8 millones fue la número 3 de un talonario recién impreso y las dos anteriores fueron anuladas porque estuvieron mal confeccionadas.
The Old Fund con Vandenbroele cobró la coima en efectivo y se la llevó en un maletín. Después devolvió una parte de esa coima que fue a parar al presidente del banco de Formosa de entonces. Coimas que van, coimas que vienen y los formoseños que más necesitan que se mueran de hambre.
Laura Muñoz le recriminó eso a Vandenbroele cuando trajo el dinero: ”Se lo robaste a los chicos que tienen hambre. Yo no quiero saber nada con eso”. Su ex marido intentó convencerla con la idea de comprar una linda casa o de viajar juntos a lugares paradisíacos.
Laura que es profesora de gimnasia y no tiene un lenguaje político, evidenció una firmeza granítica en la defensa de sus valores. La honradez, las manos limpias, las uñas cortas y la frente alta.
Ella decidió dar información. Se reunían en un bar de Libertador y Libertad. Aportó anotaciones de un cuaderno, (otro cuaderno histórico), correos de la computadora y otro lugar de encuentro en Puerto Madero: en Fresh Market.
Vandenbroele se puso cada vez más violento. La amenazó de muerte. Le dijo que si seguía hablando iba a terminar muerta, tirada en una acequia. Un día que estaba descontrolado y borracho la encerró en el auto y la golpeó. La vivía humillando, le exhibía su poder y sus relaciones políticas para intimidarlas.
Pero Laura aguantó todos los embates. La primera vez que denunció el tema con el juez Díaz en Mendoza, el magistrado le aconsejó que se callara si no la quería pasar mal. En los tribunales de familia, Vandenbroele la quiso hacer pasar por loca, la mandó a pericias sicológicas y siquiátricas. La quiso volver loca.
Hoy Laura vive en Chacras de Coria, en una finca que tuvo que ser custodiada por la policía y ahora más tranquila desde que cambió el gobierno y “aliviada”, después del fallo.
Laura Muñoz es una mujer bella a la que se le nota en los ojos la tristeza y cierto agotamiento por todo lo que tuvo que pasar. Resistió con una resiliencia envidiable y creo que los argentinos le debemos mucho. No es la doctora Elisa Carrió que tanto denunció. No es Graciela Ocaña ni Margarita Stolbizer pero tuvo la misma reacción de repudiar la corrupción kirchnerista en general y en particular, la que vivió en carne propia en la intimidad de su casa familiar.
A veces la sociedad y los periodistas nos dejamos encandilar por los grandes títulos y los nombres rutilantes. Es también parte de nuestra función descubrir y poner en el escenario a estos ciudadanos que nos dan un ejemplo. Si en este país muchas esposas de corruptos hubieran tomado el camino de Laura, otra hubiera sido la situación. Pero en muchos casos ocurrió lo contrario. Se convirtieron en cómplices o socios de sus maridos. Hablo de Cristina y Néstor, de Alessandra Miniccelli y De Vido, de Marta Cascales y Guillermo Moreno, solo por nombrar a los más conocidos.
Laura Muñoz utilizó la palabra más revolucionaria que existe y que solo tiene dos letras: No.
Le dijo que no a la tentación del dinero manchado de sangre de la corrupción de estado. Le dijo no a un esposo ladrón. Le dijo no a las amenazas violentas del poder gigantesco. Pero tuvo que atravesar el infierno.
Se la bancó. Laura Muñoz demostró que tiene los ovarios bien puestos. Su hijita Pauline, de diez años, le agradecerá el día de mañana haberla cuidado para que no fuera salpicada por las estafas y los negociados mafiosos. Pasó por momentos terribles, de angustia y pánico, de desolación e incertidumbre. Hasta su familia se le puso en contra. Pero hoy comprobó que valió la pena. Que la verdad es sanadora. Incluso ella incitó a su ex marido para que cuente todo lo que sabe, para que pueda volver a mirar a los ojos a su hija aunque sea desde una celda en Ezeiza o Marcos Paz. Y encima, eso no va a ocurrir porque fue premiado con la libertad y castigado solamente con dos años de prisión en suspenso. Laura se ganó un lugar en el afecto y en reconocimiento de los argentinos honrados que queremos un país decente, sin ladrones ni golpistas.
Tal vez sería positivo que el colectivo “Ni Una menos”, destacara que ella sufrió violencia de género por defender sus principios. Y que nunca más una mujer ni un hombre deben padecer por apostar a la transparencia. “Ni una menos”, por supuesto. Pero también “muchas más”, mujeres como Laura Muñoz, la que reveló y se rebeló (con “ve” corta y larga) a la corrupción kirchnerista.
Hoy Laura sigue rezando para que todo termine en paz después de una pelea tan desigual. Enfrentó una metodología mafiosa muy poderosa. La desalojaron de su casa, le quisieron sacar la tenencia de su hija, le mataron a un perro. El testaferro de Amado Boudou la trataba como si fuera su amo.
En Latin, Laura significa Laurel. En la antigüedad la corona de laureles era el símbolo de la victoria que se posaba en la cabeza de los héroes. Laura es una heroína civil.
Esta mujer coraje con su actitud nos habilita a decir que Laura Muñoz merece que sean eternos los laureles que supo conseguir. Como un himno a la decencia.