Todos contra Macri – 20 de noviembre 2018

“Todos contra Macri es todos con Cristina”. Este es el título de una esclarecedora columna de Jorge Fernández Díaz. Y como suele ocurrir, es una suerte de consigna que resume la actualidad y sirve como radiografía de este momento de la historia nacional.
La ex presidenta tiene 6 procesamientos y 5 juicios orales y públicos que a partir de febrero la van a tener más tiempo sentada en el banquillo de los acusados que en su banca de senadora por la minoría por la provincia de Buenos Aires.
Pese a semejante mochila de piedras y de desprestigio, Cristina está unificando detrás de su candidatura presidencial a un abanico muy amplio de sectores y dirigentes, muchos de los cuales estaban peleados a muerte con ella.
Hay varios ejemplos de esto que le digo. Y es el dato más importante de los últimos tiempos. Cristina con astucia e hipocresía electoral está recomponiendo relaciones con todos los que están en contra de Macri. Unión Democrática Peronista lo definió Fernández Díaz.
Cristina dejó de lado su anterior idea sectaria de armar un partido de izquierda testimonial. Ayer lo dijo con toda claridad en el estadio de Ferro: quiere formar un frente cívico, social y patriótico lo más amplio posible: “No nos podemos permitir el lujo de la división”. Jugó muy fuerte incluso cuando dijo que quiere sumar a los pañuelos verdes y a los celestes. A las jóvenes militantes de La Cámpora no les gustó demasiado pero fue música para los oídos del Papa Francisco y para Juan Grabois, su hijo de la vida y su delegado ideológico. Ese frente es tan amplio que incluye de la derecha patotera que se referencia en ideas nazis como Guillermo Moreno y Santiago Cúneo hasta ex revolucionarios de izquierda como Victoria Donda. Personas que habían huido de su lado por el maltrato que recibieron como Felipe Sola o Alberto Fernández hoy están en el corazón del armado del proyecto “Cristina presidente 2019”. “La Moncloa de la mafia”, como castigó por tuit Juan José Campanella.
Podríamos hacernos un festival con el archivo viendo y/ o escuchando declaraciones durísimas contra Cristina de parte de alguno de ellos. Lo mismo pasa con el clan Moyano, liderado por Hugo. El líder camionero le dijo de todo a Cristina. Pero ahora a todos lo une el rechazo a Mauricio Macri, el síndrome de abstinencia de poder que les produce estar en el llano y la posibilidad de ir a la cárcel por las varias investigaciones que están muy avanzadas y que colocan a Cristina como la presidente más corrupta y que más delitos cometió en la Argentina democrática y si me apura, en el mundo occidental.
Personajes que vienen del Partido Comunista como Carlos Heller y Martin Sabbatella o de la guerrilla Montonera, como Horacio Verbitsky hoy se sientan al lado y aplauden junto al menemista, duhaldista, sciolista Alberto Samid en la primera fila. Y nadie puede asegurar que Samid sea un intelectual progre, estudioso de los textos del neo populismo de Chantal Mouffe ni de Ernesto Laclau.
Hay que ver a Sabbatella sostener un cartel que pide por la libertad de Amado Boudou, como regalo de cumpleaños. Estamos hablando de un delincuente y atorrante que le robó hasta al mismísmo Néstor Kirchner y a su ex mujer. Y que está condenado a 5 años y 10 meses de prisión por las coimas en el caso Ciccone. ¿Quién levantará pancartas por la libertad de Cesar Milani, Lázaro Báez, Ricardo Jaime, o José López? ¿También son héroes revolucionarios perseguidos por el neoliberalismo?
En su primer acto de campaña, en el estadio de Ferro, Cristina tuvo el apoyo de José Pepe Mujica un hombre honrado y pacífico que renunció a su candidatura porque dijo que estaba muy viejo y a Dilma Rouseff que salió tercera en su distrito en las últimas elecciones. La gente la repudió en las urnas igual que al Partido de los Trabajadores por el robo colosal que perpetraron y porque no fueron capaces de atender los reclamos de mayor seguridad de los brasileños a los que mataban como moscas.
Fue tan falso todo que Adolfo Pérez Esquivel dijo que la cumbre del G-20 era un instrumento de dominación. Ocultó que mientras fueron presidentas tanto Cristina como Dilma fueron a todas las reuniones de ese grupo de países. Cristina en 8 ocasiones. ¿Qué pasó? ¿Antes eran un instrumento de liberación y ahora de dominación?
Cristina llegó a decir que ella tenía muchos defectos pero que no era mentirosa. Un día de estos le va a crecer la nariz de Pinocho o Pinocha o Pinoche. Prometió hacer un país republicano e institucional como Alemania y nos puso al borde del precipicio de la Venezuela chavista. Puso de rodillas a medio mundo y los maltrató. Y cobró y repartió coimas como nunca.
Intentó ponerle camiseta partidaria a la justicia y casi lo consigue. Y en estas últimas horas dio un paso muy grande para intimidar a los jueces y para intentar que nadie la moleste más con investigaciones empezando por el doctor Claudio Bonadío. Esta es la verdadera dimensión del golpe de mano que el peronismo casi en su totalidad dio en el Congreso para arrebatarle el control a Cambiemos del Consejo de la Magistratura. Este es uno de los triunfos más importantes de Cristina y una de las torpezas más graves de Macri y su presunto mejor equipo de los últimos 50 años. Es una señal nefasta pero no es la única. Vamos por partes.
“Todos unidos triunfaremos”, cantaron la mayoría de los grupos de matriz justicialista (yo diría que todos menos los que responden a Juan Manuel Urtubey) y colocaron de consejeros a Eduardo Wado de Pedro de La Cámpora y a Graciela Camaño del frente de Sergio Massa. Nadie tuvo cargo de conciencia por asociarse y abrazarse con quienes hasta hace una semana eran sus enemigos para conseguir el objetivo de dejar a Mario Negri afuera del organismo que designa y castiga a los jueces. Nada menos. Hasta ahora el peronismo no kirchnerista había callado frente a la mega corrupción de estado o los había protegido con los fueros en el senado tanto a Menem como a Cristina. Pero ahora dieron un paso más adelante. Ahora les dicen a los jueces que no van a permitir que se castigue a ningún corrupto.
Es que van a manejar con mano de hierro ese instrumento de poder que Cambiemos tenía y que ahora perdió. Se lo resumo en dos palabras y algunas cifras: mientras el Consejo de la Magistratura tuvo mayoría de Cambiemos se cubrieron 201 cargos vacantes que el kirchnerismo prefería ocupar con jueces subrogantes amigos. En estos tres años se llevaron a cabo 36 juicios políticos a magistrados sospechados de mal desempeño, 30 jueces fueron destituidos o renunciados, 14 se fueron por conductas reprochables y las auditorías que realizaron fueron excelentes porque le pusieron luz a la oscuridad de muchos hombres de los tribunales porque dejaron en evidencia su vagancia, falta de capacidad intelectual y en algunos casos venalidad y complicidad con los delitos.
Ahora nada de eso será posible sin el acuerdo del peronismo o de algunos peronistas. Son una oligarquía que preside la comisión de acuerdos del senado que designa a los jueces desde la recuperación democrática de 1983.
Ahora la señal a los jueces es terrible. Es como que el peronismo les dice: dejen de joder con investigar a la corrupción. Tomen nota que si se meten con nosotros tienen poco futuro en los tribunales. Hay magistrados que se van a sentir intimidados y van a frenar las causas de corrupción que involucran a Cristina y su banda y a los empresarios que fueron cómplices, testaferros o socios del matrimonio presidencial. Es un retroceso brutal de la República. Es una extorsión a la justicia. Aunque muchos no se hayan dado cuenta todavía. La impericia, la desidia y la negación de la política por parte del PRO es estremecedora. Algo así dijo el radicalismo en llamas contra Marcos Peña.
Pero que el justicialismo pase a proteger o a castigar jueces como ocurrió durante el cristinismo es solo una de las noticias aterradoras.
La otra es una obviedad. Dice que todos los peronistas, todos, salvo alguna honrosa excepción, son capaces de unirse cuando sea necesario y las veces que sea necesario para apoderarse de algún instrumento de poder. Insisto: desde La Cámpora hasta Miguel Pichetto pasando por Pino Solanas. Comentario breve: el tuit del senador que ingresó de la mano y con los votos de Elisa Carrió lo dice todo: “En las propiedades de la Presidenta y Lázaro Báez está el dinero de los trenes y de los jubilados”. Esto lo escribió en el 2013, hace 5 años. Mintió en aquel momento o miente ahora. ¿Cristina era un demonio y ahora es una santa?
Como si esto fuera poco, Cristina llegó a decir que “los funcionarios del actual gobierno son los Hitlers modernos que acusan a los inmigrantes de que no haya trabajo”. Esta banalización del holocausto y del más grande genocida de la historia fue cruzada por el diputado Waldo Wolff con un tuit: “Señora, si no fuera que su gobierno me acusó de los mismo que a mis abuelos en Alemania creería que es usted solo una ignorante. Saludos a Ahmadinejad”.
Toda la movida fue para tener la hegemonía o para evitar la de Cambiemos en el Consejo de la Magistratura. ¿Se pueden imaginar lo que son capaces de hacer frente a la posibilidad de volver a la presidencia el año que viene de la mano de Cristina? Ella y sus soldados ahora se muestran amplios y generosos para juntar todo lo que puedan. Y después, ya lo anticiparon en sus documentos, van a reformar la Constitución para que los jueces sean elegidos en las urnas. Cristina dijo ayer que era “un poder vitalicio, rémora de la Monarquía”. También van a expropiar los medios de comunicación, entre otras acciones más chavistas que Chávez. En ese caso, volverían por todo. Reducirían la democracia a cenizas. Y la Argentina caería, otra vez, en las manos de una cleptocracia autoritaria recargada peligrosa y lamentable. Eso es todos con Cristina. Todos con el chavismo. Y vamos por todo.