Balance negativo – 31 de diciembre 2018

Es negativo el balance que todos los argentinos podemos hacer en este último día del año 2018.
Es negativo porque la causa de los cuadernos confirma que Cristina fue la jefa de la degradación ética más grave que sufrió nuestro bendito país y porque es responsable del fracaso económico y social de más de 12 años de kirchnerismo.
Pero el balance es negativo porque Mauricio Macri también es el responsable del fracaso en la titánica tarea de normalizar o reconstruir todo lo que la cleptocracia autoritaria destruyó.
Pese a todas las evidencias, Cristina sigue siendo la principal oposición a Macri y todo indica que marchamos hacia una polarización entre ambos.
Pese a la caída de su imagen porque todos los indicadores económicos son negativos, Macri sigue siendo la otra gran opción de esta democracia estancada que siempre parece volver al mismo lugar. La inoperancia del gobierno de Macri es la principal virtud de Cristina. Y la ventaja comparativa que tiene Macri es que su rival va a ser Cristina. Miles y miles de argentinos van a votar contra Cristina o contra Macri. Eso habla de una democracia poco edificante que todavía tiene muchas asignaturas pendientes con la sociedad.
Fue el año de los cuadernos. La mayor investigación periodística de la historia. Y es gravísimo que la Cámara Federal haya confirmado el procesamiento de Cristina con prisión preventiva como jefa de una asociación ilícita. Estamos hablando de una segunda instancia que ratifica todo lo resuelto por el juez Claudio Bonadio. Y aquí aparece el segundo nivel de inquietud para la exitosa abogada que nunca ganó un juicio pero lo perdió varias veces. Fuentes del juzgado de Bonadío dicen que el magistrado estaba esperando esta confirmación para tener más potencia institucional y pedir el segundo desafuero de Cristina al Senado de la Nación.
Es muy probable que ese pedido ocurra en los próximos días. El senador Miguel Angel Pichetto, dijo de inmediato que lo van a rechazar aplicando su doctrina de que “el principio de inocencia solo se quiebra con la sentencia firme”. El fiscal Carlos Stornelli le recomendó que lean de nuevo la ley de fueros.
Ese criterio que ayuda a la impunidad, no fue aplicado en diputados en el caso de Julio de Vido que fue desaforado y ahora está preso.
En dos palabras y para no despertar falsas expectativas: Cristina por ahora no va a ir presa. Van a rechazar el pedido de desafuero cuando lo solicite el juez.
Pero también es cierto que a Cristina no le va a resultar nada grato someterse nuevamente a ese mecanismo humillante de utilizar al Senado como un aguantadero. Eso la iguala a Carlos Menem.
Los jueces Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi en un minucioso escrito de 89 páginas embargaron a Cristina por mil quinientos millones de pesos y colocaron a Néstor como el otro jefe.
Como organizadores del robo del siglo quedaron Julio De Vido, Roberto Baratta, José López, Carlos Wagner, Gerardo Ferreyra y Ernesto Clarens. Estos fueron los gerentes de la banda delictiva. Los ejecutores.
Es demoledor es escrito cuando explica que la plata sucia iba a la punta de la pirámide. Que todos los caminos conducían no a Roma sino al matrimonio K.
En el caso del Presidente Macri termina el año en Villa La Angostura, de vacaciones, rodeado de cifras que son demoledoras para su credibilidad respecto de su capacidad y de la del equipo que lo rodea que hace mucho tiempo dejó de ser el mejor de los últimos 50 años.
Hay más desocupación y pobreza y nada indica que este desgarro social se vaya a revertir en el corto plazo. La inflación está bajando pero con la lentitud de una tortuga. El dólar está estable pero sostenido por un piso de cristal, peligrosamente frágil. No hay consumo ni crecimiento y la deuda y el riesgo país están por las nubes. Las tasas son directamente un ataque a la actividad productiva y los impuestos asfixian. Es el peor año económico desde la salida de la convertibilidad. Y como si esto fuera poco el gobierno no comunica un plan económico que vaya anticipando como salimos de este túnel terrible para encontrar la luz de un país normal, confiable y estable.
A pesar de esa contabilidad en rojo, es insólito que estemos hablando de un matrimonio Kirchner que gobernó durante más de 12 años casi con la suma del poder público y de una ex presidenta reelecta que hoy se propone volver a ser jefa del estado.
Insisto: La Cámara Federal, la segunda instancia, confirmó que Cristina lideró la banda criminal que recaudó montañas de fondos ilegales.
El juez Claudio Bonadío había decidido su sexto procesamiento y su segundo pedido para que vaya a la cárcel en forma preventiva. Es histórico e inédito.
Además aportó pruebas de que, solo en su famoso departamento de Recoleta, ella recibió casi 70 millones de dólares en 87 entregas.
El ingeniero Macri en lugar de aumentar la base de sustentación política para combatir la debilidad de su gobierno de minorías parlamentarias, hizo todo lo contrario. De la mano de Marcos Peña fue perdiendo, por un motivo o por otro, más de 30 cuadros de alto nivel y de distintos matices ideológicos. Alfonso Prat Gay, Carlos Melconian, Federico Sturzenegger, Alberto Abad, Susana Malcorra, Jorge Triaca, Isela Constantini, Alberto Manguel, Luis Caputo, Francisco Cabrera, Mario Quintana, Juan José Aranguren y a Javier Iguacel el viernes pasado, entre otros. Demostró cierta incapacidad para retener a sus colaboradores aunque sea en mesas de asesoramiento externo que tanta falta le hacen. Sobre todo en el plano político. Y como si esto fuera poco, Cambiemos es una alianza electoral exitosa pero que no logra institucionalizarse, vive en chisporroteos permanentes y públicos con el radicalismo y Elisa Carrió y está a punto de perder a su gran arquitecto territorial: Emilio Monzó.
Esa debilidad macrista no se puede comparar con la mafia que le robó al pueblo argentino con sobreprecios en las obras públicas para que los retornos fueran a parar a los bolsillos del matrimonio Kirchner. No hay punto de comparación entre la que puso la bomba social y los que trataron de evitar sus consecuencias más dramáticas.
Los K se enriquecieron ilícitamente, tanto Néstor como Cristina, a esta altura los políticos que mayor cantidad de delitos cometieron y que más dinero robaron en la historia argentina e tal vez, en todo el planeta.
Los fanáticos negacionistas todavía siguen diciendo que los cuadernos no existen y que son solo fotocopias. Los cuadernos solo fueron el disparador. Ahora hay pruebas concretas, testimonios de arrepentidos que cuentan como cobraron y como pagaron las coimas. Hay fotos, escuchas telefónicas legales, 46 videos. ¿Alguien puede creer que todo esto está armado? ¿Cómo se obliga a ex funcionarios de la íntima confianza de Cristina como José López, Claudio Uberti, Juan Manuel Campillo o Juan Manuel Abal Medina a reconocer que recaudaron dinero sucio e ilegal? ¿Cómo se obliga a varios de los empresarios más poderosos de la Argentina a confesar que pagaron millones en coimas?
Estamos frente al derrumbe de un sistema de corrupción gigante, el más profundo, permanente y organizado que haya existido jamás. No se trata de algún político coimero. Nunca antes se cometieron tantos delitos, por tanto dinero y por tanto tiempo. Néstor lideró este repugnante mecanismo desde que empezó como intendente. Después de una pausa frente a su muerte, Cristina se hizo cargo y continuó con el latrocinio y la cleptocracia. Ambos lideraron tanto el Frente para la Victoria como el Frente para la Valija. Ambos involucraron y ensuciaron las manos de sus hijos Máximo y Florencia y de la mayoría de sus funcionarios.
Es muy triste que el balance del año haya que hacerlo entre dos fracasos.
Es muy triste que los argentinos no podamos construir partidos fuertes con ideas innovadoras que ofrezcan liderazgos institucionales y abiertos al mundo y que solucionen los dramas de la pobreza y la inseguridad. Es un balance negativo y no hay que ocultarlo. El primer paso para corregir errores y salir adelante es reconocerlos. El que oculta la cabeza debajo de la tierra como el avestruz se queda sin futuro. La esperanza no surge por generación espontánea o por magia. La tenemos que construir entre todos. Ojalá podamos.