Hebe y el general Milani – 22 de mayo 2019

Son el agua y el aceite. O por lo menos uno cree que deberían serlo. Pero Hebe de Bonafini y el general César Milani tienen un concubinato político que solo puede explicarse por el fanatismo cristinista y por la búsqueda mutua de la impunidad frente a los delitos cometidos por ambos y que están en trámite en la justicia.
Es difícil explicarle a un extranjero o un joven porque la comandante de las Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, le envió una carta afectuosa y de apoyo al jefe del ejército de Cristina pero que está siendo juzgado por delitos de lesa humanidad durante el terrorismo de estado. Hasta hace unos años, eran dos figuras antagónicas por su rol en la historia reciente.
Ella con sus rondas alrededor de la Pirámide de Mayo denunciaba a la dictadura y elevaban un grito que lo resume todo: “Ahora/ ahora/ resulta indispensable/ aparición con vida / y castigo a los culpables”.
Él está acusado de ser uno de los culpables que hay que castigar por haber secuestrado, torturado y hecho desaparecer a militantes en la Rioja y en Tucumán. Las víctimas son Pedro y Ramón Olivera y el soldado Agapito Ledo.
Por eso cuando se leyó el apoyo de Hebe durante el juicio, otra madre de plaza de mayo, pero de la Rioja, le gritó “traidora” y hubo que sacarla de la sala de sesiones donde el general de Cristina estaba sentado en el banquillo de los acusados.
Hebe en su delirio ideológico y en su fanatismo seguidista de Cristina, llegó a imaginar a Milani como un general chavista, nacional y popular. Por eso se sacó una foto con él para la revista de las Madres y por eso lo defendió hasta lo indefendible.
Hay que ver ahora, que Hebe de Bonafini también va a juicio oral pero por corrupción en la causa de “Pesadillas compartidas”, si Milani también le envía un texto solidario. Hebe tiene que explicar lo inexplicable. No le pagaron a los albañiles que tenían en negro, hay mucho dinero que falta y muchas casas que no se construyeron. Hebe manchó los pañuelos blancos con el dinero sucio de Julio de Vido y los K y en sociedad con Sergio Schocklender armaron esta estafa a los sectores más pobres, entre los trabajadores que dejaron colgados del pincel y los presuntos beneficiarios a los que les dinamitaron la ilusión de ser propietarios.
Después de 8 años, el juez Marcelo Martínez de Giorgi elevó a juicio oral la causa por el desvío de 200 millones de pesos. Es insólito que el destino haya unido a Hebe y el general Milani. Los une el relato militante, la camiseta de Cristina, los juicios por corrupción que tienen que afrontar aunque él sea caracterizado como “un genocida”, según el lenguaje habitual de las Madres de Plaza de Mayo. Es cierto que también los une el autoritarismo de sus comportamientos cotidianos.
Nora Cortiñas, la enemiga íntima de Hebe y la que tuvo el coraje de romper y formar la Línea Fundadora de Madres, la denunció sin pelos en la lengua: “Ella le dio el pañuelo blanco al general Milani y a Aníbal Fernández”.
Los organismos de derechos humanos sienten vergüenza ajena porque el juicio oral que deberá afrontar Hebe tiene como prueba la confesión de Schocklender a quien ella caracterizó como un hijo y que dijo que es cierto que faltan cataratas de dinero. Y que se gastaron en actos para candidatos kirchneristas, en afiches para Amado Boudou y Abel Fatala y en mantener la radio o la universidad de las Madres en lugar de construir viviendas que era el destino original de esa fortuna que pagamos todos los argentinos y sobre todo los más pobres.
El general Cesar Milani dijo que era peronista igual que su padre y se escondió detrás de la obediencia debida, igual que los criminales más cobardes. Nadie lo obligaba a cumplir órdenes ilegales. El no dijo una palabra nunca sobre las catacumbas y los asesinatos de la dictadura. Podría haberlo dicho apenas retornó la democracia pero prefirió seguir su carrera dentro de la inteligencia del ejército. Incluso hubo algunos militares que cuando vieron el horror que estaban industrializando, pidieron la baja y se fueron a sus casas, como los militares conocidos como los 33 orientales. Además, el periodista Hernán Capiello descubrió una escucha que señala al general cristinista como el culpable de haber creado una red de espionaje ilegal para extorsionar periodistas independientes y políticos opositores.
Fue denunciado en Tribunales por haber aumentado partidas presupuestarias en forma indebida para incorporar personal en forma irregular y para comprar materiales tácticos y tecnológicos de última generación. Algunas de esos aparatos sofisticados y carísimos no aparecen por ningún lado. ¿Lo estarán utilizando los K en la conspiración contra Macri?
Hebe de Bonafini eligió convertirse en una provocadora de incidentes y en colocarse en un lugar de extorsión a la democracia y desafío a la ley y la justicia.
Ella dijo que el juez Marcelo Martinez de Giorgi es un pavo al servicio de Clarín.
Es un escupitajo a la justicia digno de alguien que no cree y nunca creyó en la democracia republicana y si apostó a los juicios musolinianos en la plaza pública y a agraviar a todo los que pensaran distinto. Es grave que Hebe esté procesada y camino al juicio oral y puede terminar en la cárcel. ¿Se imagina esa foto de Hebe rodeada de gendarmes o policías y hasta esposada? Recorrería al mundo.
Pocas veces alguien que llegó tan arriba, terminó tan abajo. Siente que tiene coronita y que su condición de familiar de víctimas la transforma en una persona intocable. Y el asesinato o desaparición de un familiar te transforma en víctima de los genocidas. Pero no te transforma en un monumento a la ética. Y mucho menos ahora que se sabe que Hebe cometió o toleró por los menos dos delitos graves. La estafa de más de 200 millones de pesos en la Fundación Sueños Compartidos y en la universidad de las Madres.
Después fue un vale todo. Se la pasó elogiando al General Milani y maltrató a la madre del soldado desparecido Agapito Ledo que era una madre de plaza de Mayo en La Rioja. Celebró el atentado de los terroristas de estado de Bin Laden contra las Torres Gemelas que asesinaron 5 mil personas en un segundo, las acciones del narcoterrorismo de las FARC, o los homicidios de la ETA, los del tiro en la nuca como dice Serrat. Y así podría seguir la larga lista de actitudes estalinistas y agresivas. Durante una discusión con Horacio Verbitsky, Bonafini cayó en un antisemitismo despreciable y lo acusó de ser “judío y además sirviente de los Estados Unidos y estar a sueldo de la Fundación Ford.
El teniente general Cesar Santos Gerardo del Corazón de Jesús Milani, es el ícono del país fracturado, saqueado y espiado que dejaron más de 12 años de kirchnerismo feroz. La justicia lo considera integrante de los grupos de tarea del terrorismo de estado. Y con poder suficiente como para obstruir la investigación o fugarse si fuera necesario. Milani también está procesado por enriquecimiento ilícito. No pudo explicar de dónde sacó el dinero para comprar una mansión de 1.150 metros cuadrados en La Horqueta, uno de los barrios más caros de San Isidro. Mintió descaradamente sobre un préstamo de 200 mil dólares que nunca se hizo. Milani tuvo y tiene como amigos a fascistas criminales violadores de los derechos humanos como Eduardo Enrique Barreiro, el comodoro Luis Fernando Estrella y el coronel Marcelo Oscar Granitto. Según la escucha que se conoció en la investigación que el fiscal Alberto Nisman hizo de Cristina, Milani llegó a ser el máximo espía con estructura propia gracias a su amistad tan peculiar con Nilda Garré. Milani, descontrolado y delirante, quiso fundar un ejército chavista pero hoy es empresario en chacinados y embutidos. Fundieron un par de pancherías en sociedad con otro patotero derechoso pero civil llamado Guillermo Moreno. Tal vez haya encontrado su lugar en el mundo justo unos meses antes de que la justicia lo condene a la cárcel. Por ladrón y por golpista.
Milani representa la máxima claudicación del kirchnerismo en el tema de los derechos humanos. No solamente por su actuación repudiable durante la dictadura. Y Hebe es el espejo deformado del país del autoritarismo cleptocrático que tanto daño nos hizo. Pero la tragedia no puede ser un certificado de impunidad ni de inmunidad. El desgarro no da fueros. La impunidad es como la muerte. No hay ninguna buena. Hebe y Milani deberían saberlo. La impunidad es como la muerte: no hay ninguna buena.