Los Moyano son los capos del gremio de los camioneros y del Club Atlético Independiente, conocido como “Los diablos rojos de Avellaneda”. Los Moyano están acorralados por la justicia en varias causas que los colocan en el lugar de mafiosos extorsionadores que se han enriquecido ilícitamente con los dineros de los afiliados al sindicato y de los socios del club. Aparecen como los camioneros del diablo. Tanto Hugo como su hijo Pablo ocupan los lugares más altos en la tabla de posiciones del desprestigio social. Su imagen negativa es altísima porque su metodología patotera, su vocación de llevarse todo por delante, incluso a un gobierno democrático y los negocios sucios que han hecho con empresas de su familia no tienen un gramo de inocencia.
Las novedades más graves indican que la causa sobre la asociación ilícita para defraudar a Independiente avanza hacia el juicio oral y que dos jefes de la barra brava acusaron directamente a los Moyano de ser los jefes de esa banda delictiva.
Pero hay algo más insólito y tragicómico que demuestra que uno de los grandes problemas de Moyano es falta de capacidad profesional de su abogado Daniel Llermanos. Parece que a Moyano lo asesoran los enemigos. Se acaba de tirar un tiro en sus pies producto de una demanda que le hizo en la justicia a la productora Pol-Ka de Adrián Suar y al prestigioso actor Julio Chávez que protagoniza “El Tigre Verón” por Canal 13. En su presentación reclaman una indemnización o una participación de las ganancias de la serie porque dicen que está basada en la vida de Hugo Moyano y lo han hecho sin su consentimiento. Le cuento que la novela se mete en el mundo de la violencia y la corrupción sindical y muestra con creatividad y profesionalismo los aprietes, negociados y la utilización de armas y matones para resolver conflictos. Lo lógico es que Moyano hubiera dicho que esa es una mirada prejuiciosa y gorila de la vida sindical, que los gremialistas defienden a los trabajadores de la voracidad patronal y cosas por el estilo.
Pero no. Es tragicómico que asesorado por Llermanos, Hugo diga que esa es una pintura sobre su vida. A confesión de parte, relevo de pruebas. Por esa torpeza política cualquier dirigente ya hubiese despedido a su abogado. Pero hay más errores no forzados todavía.
Moyano no solamente se coloca el sayo y dice que ese personaje siniestro es él sino que con esta presentación ayuda a potenciar el rating de la creación de Suar porque despierta mayor interés todavía. Pero como si esto fuera poco, Moyano de la mano de Llermanos atenta contra la libertad de expresión. No hay delito en el trabajo de Suar y Chávez. Pueden opinar y decir lo que quieran en una serie de ficción. ¿Desde cuándo un sindicalista pretende decidir que se puede y no se puede ver en la tele? Ni en la ficción ni en la realidad.
Hace poco le dije que Moyano con el poder que tiene y su condición de millonario, debería tener un abogado de otro nivel profesional. Un Carlos Beraldi, un Maximiliano Rusconi, por ejemplo, que son expertos en leyes y no tienen problemas en tomar estos casos. Pero Llermanos tiene dificultades en su sintaxis y en su ortogragía, le falta solidez jurídica y por eso le come la billetera a Moyano. Hace tiempo que le viene haciendo meter la pata a Moyano. Pero con esta historieta batió todos los records. Demandar a Adrián Suar y a Julio Chávez es un papelón que no tiene pies ni cabeza y que lo expone mucho más al jefe del clan.
Pero volvamos al caso del fraude en Independiente porque hay muchas malas noticias para la familia de los camioneros del diablo.
Le otorgaron la detención domiciliaria a dos de los líderes de la barra brava: Pablo Bebote Alvarez y Damián Lagaronne. Ambos con tobilleras electrónicas pero fuera de la cárcel y eso para ellos es una gran mejora de su condición. Sus largos testimonios ante la justicia han sido minuciosos en describir la forma en que se hicieron varios negociados. Y los allanamientos que se dispusieron encontraron algunas pruebas concretas de que todo eso era cierto. Una lista de 1.200 socios cuyos pagos de cuota mensual no ingresaron nunca al club y que iban a parar a los bolsillos de los Moyano. El manejo de dinero en forma ilegal entre el gremio y el club. La utilización de la barra brava para distintas tareas extorsivas, el manejo oscuro de la fortuna que ingresó por la venta de algún jugador. Son muchos los actos de corrupción y tanto Bebote Alvarez como Lagaronne aseguraron que los comandantes de esa banda eran Hugo y Pablo.
La jueza Brenda Madrid y el fiscal Sebastián Scalera avanzan con firmeza pese a la demora inexplicable de algunas pericias que solicitaron. Le recuerdo que la doctora Madrid reemplazó a su colega Luis Carzoglio, un protegido de Eduardo Duhalde que hizo hasta lo imposible para darle impunidad y blindar a los Moyano. A esta altura es un clásico la escucha telefónica donde Pablo cuenta que él y su padre, conversaron amablemente más de cinco horas con el magistrado y que estuvieron tomando unos champusardos y que todo quedó arreglado y no va a pasar nada. Después, como no podía ser de otra manera, Carzoglio fue apartado de su cargo y hoy está sometido a un juicio para su destitución.
En la causa, también están detenidos otro peso pesado como Roberto Petrov (a) el Polaco, el ex dirigente Noray Nakis y hasta el ex piloto del TC 2000, “el Yoyo” Maldonado, entre otros.
Los arrepentidos de la causa confesaron con lujo de detalles, cómo era el mecanismo delictivo. Hugo Moyano supervisaba todo y fue el que firmó el fideicomiso por el que circulaba el dinero que se lavaba y se perdía por las cloacas de la corrupción. Y Pablo era el jefe que les repartía el dinero y las entradas y les daba las órdenes. Los malandras cobraban 400 mil pesos por cada torneo y 30 mil pesos por partido. Todo en bolsas de plástico negras de consorcio y en sobres de papel madera. Mercenarios aptos para todo servicio. Uno de los premios que recibieron fue ir al mundial de Brasil con todos los gastos pagos, por supuesto. Es decir que los socios del club y los afiliados al gremio bancaron a esta manga de zánganos violentos.
La organización para los negocios del clan Moyano está muy diversificada en varias empresas que son propiedad de Liliana Zulet, la esposa de Moyano. El modus operandi siempre es el mismo. Esas empresas de salud, constructoras o de seguridad, por ejemplo son proveedoras de Independiente o de Camioneros sin ningún tipo de licitación y con adjudicación directa. Esto no hace falta probarlo. El propio Moyano lo reconoció y dijo que eso ocurre porque el sabe que los precios que fija su esposa son los más convenientes para socios y afiliados. Pero así no se manejan los dineros públicos. Empresas como Covelia y OCA también están mixturadas con estas operaciones inexplicables.
Los jueces Luis Armella y Néstor Barral son los que entienden en estas causas. Este último está estudiando intervenir o directamente liquidar la mutual de Camioneros porque funciona solo como caja negra de la familia que tiene un nivel de vida de millonarios y que logró colocar al personaje más fashion de la familia, Facundo Moyano, como candidato a diputado de Cristina y La Cámpora.
El temor a ir preso también explica la nueva alianza política de los Moyano con los Kirchner. Hoy trabajan espalda contra espalda para evitar que Macri logre su reelección. Pero lo más inexplicable es su extraordinaria relación con un sector del Vaticano que encabeza el obispo Marcelo Sánchez Sorondo, mano derecha del Papa en todo el sentido de la palabra. Juntos organizaron un congreso anti mafia en el sindicato de camioneros. Es algo asi como presentar un plan contra la violencia de género y convocar al multi femicida de Ricardo Barreda para que lo difunda. Es como hablar de la santidad y convocar a los diablos camioneros. La biblia y el calefón.