Las disculpas de Macri – 14 de agosto 2019

El discurso de esta mañana mostró a un Mauricio Macri recuperado del fuerte voto castigo que recibió de muchos de los argentinos de clase media que lo habían apoyado. Esta vez, tenía la mirada clara y sus ideas no se tambalearon contra las cuerdas como en su aparición anterior cuando aún no había superado ni la sorpresa ni la paliza de las urnas. Con el paso de las horas el presidente reflexionó en el buen sentido y se sintió obligado a pedirle disculpas a la gente por los errores no forzados cometidos en la anterior conferencia de prensa donde puso afuera las culpas de todos los problemas y casi no se hizo cargo de ninguna equivocación.
Hoy fue todo lo contrario. Asumió las culpas y reconoció errores. Y no fue formal. Porque dijo exactamente lo que mucha gente estaba esperando. Que había exigido demasiado a un sector de los argentinos que no llegaban a fin de mes o que debieron padecer la desocupación creciente o la falta de rentabilidad en sus pequeños comercios o empresas. Lo justificó por su condición de frío ingeniero siempre atento a las obras y menos sensible a la problemática de la vida cotidiana. Juró que no lo hizo con mala intención. Supuso que los puentes, las cloacas, el agua potable o mejores rutas, le iban a dar una satisfacción a sus usuarios que iba a compensar la caída de sus ingresos y el colapso en sus bolsillos. Pero eso no ocurrió. Ese también es un problema político del Pro y de Cambiemos y no solo del presidente. Como descree de la construcción territorial, de la militancia en los barrios, no construye ese vaso comunicante tan importante para medir la temperatura de los ciudadanos. Un vecino atento y solidario sabe más del dolor de su pariente que tuvo que cerrar el almacén o suspender la medicina prepaga que cien muchachos que navegan las rede sociales. Por suerte todavía el contacto cara a cara y la presencia no fueron reemplazados por la Big Data. No me opongo a la modernidad en la metodología. Creo que suma. Pero creo que todavía en los barrios con más carencias debe ser complementaria con el contacto cuerpo a cuerpo.
Muy pocas fuerzas tienen ese trabajo. Y las encuestadoras recibieron respuestas mentirosas o vergonzantes. Porque un sector respetable de la gente votó en defensa propia y con desesperación. Y no le importó la corrupción o la lucha contra las mafias o la libertad de expresión o las obras de infraestructura. Esos ciudadanos se dieron cuenta que no era correcto aceptar a los ladrones para sacarse de encima a los que los condenaron a una calidad de vida muy precaria. Por eso no se lo dijeron a los encuestadores. Pero a la hora de poner el voto en las urnas solo querían volver a tener trabajo o a abrir el almacén o a que la fábrica vuelva a producir. Y el resto de los problemas los dejaron para resolver más adelante. Lo primero es la heladera. La subsistencia. El comercio que no vende nada, el taxi que no factura para mantener el auto y su familia o el trabajador que pierde el puesto tiene que fijar prioridades y entendió que Macri no estaba pensando en ellos o que sus soluciones tal vez mas de fondo y duraderas, iban a tardar demasiado en llegar.
Macri parece haberlo entendido de golpe. Lo que muchos radicales, la propia Elisa Carrió, y algunos periodistas le venían reclamando para que hiciera mucho antes de las elecciones. Y lo tuvo que hacer de apuro esta mañana. Fue un paso tardío pero es un paso en el sentido correcto. Bienvenido este Macri que en lugar de excusas le dio respuestas concretas y necesarias para aliviar la situación desesperante de mucha gente.
Todos los anuncios tienen que ver con poner más dinero en los bolsillos de los desocupados, trabajadores, cuentapropistas, empresarios pequeños. Todas las medidas tienden a dar más plazos para pagar deudas y más tranquilidad para salir de la asfixia y respirar un poco de aire puro.
Lamentablemente muchas son medidas de corto plazo pero que ayudan a salir del pantano de la angustia. Dos mil pesos más por mes hasta fin de año, sirven. El bono de 5 mil pesos para las fuerzas armadas y de seguridad, ayudan. Un plazo de diez años para las deudas de las pymes con la AFIP es como sacarle la soga del cuello a muchos emprendedores que no pudieron soportar el coctel explosivo de estanflación y aumento de tarifas. Nadie puede negar la necesidad y urgencia de aumentar las becas a los estudiantes o reforzar la asignación universal por hijo.
Es muy oportuna la convocatoria al Consejo del Salario. Hoy mismo lo hará el ministro Dante Sica. Es una vergüenza inadmisible que el mínimo sea de apenas 12.500 pesos. Con la CGT y los empresarios van a establecer de cuanto es el aumento. Un 40% por lo menos empataría con la inflación. Adelantar el pago a los jubilados es otro acierto. Eso baja la bronca, cierra algunas heridas.
Congelar las tarifas y la nafta por 90 días es un parche y no una solución definitiva, pero por lo menos permite que la inflación no se espiralice y que todos puedan respirar un poco hasta que la incertidumbre electoral haya pasado. Son puentes para llegar de manera más racional y pacifica tanto al 27 de octubre como al 10 de diciembre. Ya le dije que los argentinos no nos podemos permitir otro 2001 bañado en sangre y regado de muertos y que esa es responsabilidad de todos los pasajeros de este avión llamado Argentina pero más de su piloto que es Mauricio Macri.
En lo político además de mostrarse arrepentido por lo que dijo el otro día y de reconocer que le exigió demasiado a la gente que estaba agotada de tanto esfuerzo, habló de reunirse para dialogar con todos los sectores. Y lo cumplió. Habló telefónicamente con Alberto Fernández y dijo que tuvo una buena reunión donde el más votado se comprometió a no poner palos en la rueda aunque no quiso encontrarse públicamente.
Son señales democráticas y republicanas, que no repudian el voto de nadie y que respetan las ideas de todos.
Usted preguntará si todo esto sirve para calmar la voracidad sin corazón de los mercados. No tengo la menor idea. Es difícil pensar que van a hacer los que buscan ganar el mayor dinero posible en el menor tiempo.
Usted preguntará si todo esto sirve para que Macri recupere algunos votos que perdió, le digo que puede ser pero tampoco es seguro.
Usted preguntará si este paquete de medidas ayudará a reconciliarse con los sectores medios que luego de un romance con Macri se sintieron traicionados. Veremos si esto fue un enojo pasajero o un divorcio para siempre. Eso lo sabremos el 27 de octubre.
Pero todo lo que atienda las urgencias sociales siempre es bienvenido. Con la panza vacía no se puede reflexionar.
Algunos dirán que estas medidas son electoralistas u oportunistas. Puede ser. Pero no hay que equivocar las prioridades. Las emergencias sociales y los seres humanos que las sufren son siempre lo primero que hay que atender.
Finalmente, Macri, hizo un llamado para que no lo abandonen y lo ayuden a reconstruir el país. Sería maravilloso que mucha gente recapacitara. Que reconociera que el remedio de una nueva versión del autoritarismo cleptocrático es peor que las enfermedades.
Los más populistas chavistas dirán que esta es apenas una aspirina para el cáncer de un modelo económico que escuchó más a los mercados que a la gente.
Los más ortodoxos y neoliberales dirán que esto es kirchnerismo sin corrupción o populismo de ojos celestes.
Pero el pragmatismo debe ser la guía para salir de un laberinto que nos llevaba a los peores lugares de la historia argentina. Una elección que derrota con tanta contundencia al oficialismo lo obliga a barajar y dar de nuevo. Eso es lo que está haciendo Macri. No tenía otro camino. Nunca es triste la verdad. Lo que no tiene es remedio.