Cristina mintió y se victimizó – 23 de septiembre 2022

Cristina utilizó su alegato para mentir descaradamente y para victimizarse. Incluso, llegó a decirle al juez Jorge Gorini que se imagine por un instante como se sentiría si alguien le pone una pistola en la cabeza para asesinarlo y el abogado que defiende al atacante es alguien de su juzgado.
La vice presidenta aseguró que el juicio y el pedido de condena de los fiscales fue una especie de licencia social para atacarla porque creó un clima social y que por eso, se siente en estado de indefensión.
También dijo que la estigmatizaron por ser peronista y mujer. Y que siente que vive en “un estado de sitio permanente” porque, para ella, están suspendidas las garantías constitucionales. Descalificó a los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola. Según dijo, “la trajeron de los pelos” a este “juicio que es un disparate”. Felicitó a sus abogados porque consideró que “desmontaron las increíbles mentiras, calumnias y difamaciones” que inventaron los fiscales y en un intento de demorar eternamente el juicio le pidió nuevas medidas al tribunal. Apuntó especialmente contra Luciani por sus intervenciones “elocuentes, artísticas e histriónicas”
También dijo que se trata de “un claro caso de prevaricato”, pero no aportó ninguna prueba para desmentir la asociación ilícita que ella lideró para saquear al estado en complicidad con Lázaro Báez y otros funcionarios de su gobierno.
La principal falsedad en la que apoyó toda la argumentación fue que no se puede convertir a un gobierno constitucional en una asociación ilícita. Cristina miente a sabiendas. Porque nadie acusó al gobierno de ser una asociación ilícita y Cristina lo sabe. Los acusados de integrar una banda de corruptos y ladrones son las personas. No las instituciones.
Hizo una larga exposición sobre los asesinatos y el horroroso 2001 para intentar demostrar que no la juzgaron con la misma vara que a Fernando de la Rúa porque el ex presidente no era peronista. Chicaneó desde la política al afirmar que “Nunca le hubiera pasado eso a un presidente peronista porque los peronistas no reprimimos al pueblo, al contrario.” Recordó que “nos bombardearon en Plaza de Mayo y nos desaparecieron en el 76”, sin mencionar que gran parte de los muertos pre dictadura fueron producidos por el enfrentamiento entre la ultraderechista Triple A de López Rega y la ultraizquierda de los Montoneros de Mario Firmenich.
Extrañamente, Cristina, acusó a su propio gobierno porque “ninguna fuerza de seguridad impidió” que destruyeran a pedradas su despacho del Senado. También se quejó porque no se detuvo ni castigó a los que pegaron afiches con su cara y la palabra: “Asesina”. Tiene razón en esto. Es increíble que no haya culpables de semejantes salvajadas irracionales. Pero se olvida que la gendarmería y la policía federal y el resto de las fuerzas uniformadas, son conducidas por el ministro de seguridad de la nación de su gobierno. Repito: de su gobierno.
Ya en el plano casi anecdótico se quejó porque las fotos que publica Clarín siempre la muestran “fea, mala y enojada”. Aunque aprovechó para practicar su deporte preferido, agredir a los medios de comunicación independientes porque dijo que “más que tres toneladas de pruebas, fueron 30 toneladas de tapas de Clarín, La Nación y alguna otra revista semanal” a la que no identificó.
Cristina que empezó a citar a Juan Domingo Perón hace poco tiempo, debería entender la frase del general cuando aseguró que “la única verdad es la realidad”. Y la verdad y la realidad en este caso demuestra, más allá de su frágil defensa, que ni ella ni Lázaro, ni su familia ni casi todos los ministros y funcionarios pueden explicar cómo se convirtieron en millonarios durante el ejercicio de la función pública. Para no aburrir con cientos de ejemplos, me gusta poner uno solo que es demoledor. Los dos secretarios personales de Néstor y Cristina, dos cadetes como Daniel Muñoz y Fabián Gutiérrez, eran pobres cuando los Kirchner llegaron al gobierno nacional y murieron con una fortuna absolutamente obscena e inexplicable. Solo eso demuestra que los asistentes del matrimonio presidencial les robaban a sus jefes parte de lo que ellos robaban en bolsos y valijas o eran testaferros de sus empleadores. No fue magia, fue mafia. Me gustaría repetirle mi conclusión:
La gran verdad de todo este humo que nos quieren vender tiene la siguiente explicación:
1) Quieren que Cristina sea declarada la mujer más honrada de la tierra y que le pidan disculpas por todas las causas de corrupción que le abrieron. Eso, dentro del régimen democrático, es imposible.
2) Quieren que el fiscal Diego Luciani llame a conferencia de prensa y diga que nada de lo que dijo es cierto. Que era una jodita para Video Match. Eso, dentro del régimen democrático, es imposible.
3) Quieren que la Corte Suprema de Justicia sea reemplazada por otra de 15 miembros amigos para finalmente colonizar y ponerle camiseta partidaria a los tribunales. Los gobernadores cómplices lo plantearon en un documento. Eso, dentro del régimen democrático, es imposible.
4) Quieren ocultar y que nadie hable de la hecatombe económica y el desastroso gobierno que vienen realizando en todos los planos. Eso, dentro de un régimen democrático, es imposible.
5) Y, finalmente, quieren amordazar e intimidar al periodismo para que solo se escuchen las voces de los chupamedias y los pauta dependientes, al más puro estilo Venezuela. Eso, obviamente, dentro del régimen democrático, es imposible.
Está todo muy claro. La democracia se consolidad con verdad, juicio, castigo y condena a todos los corruptos y a todos los delincuentes. Tanto los que protagonizaron el robo del siglo como a los que intentaron asesinar a Cristina. El que las hace las paga. Esa es la piedra angular de un estado de derecho civilizado y republicano. Será justicia.