El peor año del peor gobierno – 30 de diciembre 2022

El balance del año que termina es brutalmente negativo para el oficialismo.
Y en consecuencia, es muy doloroso para todos los ciudadanos que padecemos esa pésima gestión.
Es el peor año del peor gobierno desde el regreso de la democracia. Es muy difícil encontrar una virtud. Y es muy fácil hacer una lista de todas las barbaridades a las que sometieron al país. Le confieso que, por momentos, me digo que no debería sorprenderme. Que es lógico lo que pasa si tenemos en cuenta quienes son los personajes nefastos que nos gobiernan. ¿Qué se podía esperar de un Alberto Fernández reducido a la servidumbre por Cristina que demostró ser un inútil para todo servicio? Claramente es el peor presidente que hemos tenido.
¿Qué se podía esperar de la reina Cristina, la mujer que más daño le hizo a la Argentina y la que todavía tienen posibilidades de hacerle más daño aún?
Su desesperación por lograr la impunidad que no logró, la llevó a cometer todo tipo de atropellos. Su voracidad por el poder y el dinero la instaló como una millonaria que robó una fortuna colosal pero que, aun así, reclama 175 millones de jubilaciones de privilegio retroactivas, pese a que cobra hoy alrededor de 7 millones mensuales. Le recuerdo que el 75% de los jubilados cobra 50 mil pesos? Son cifras pornográficas que provocan a la gente y que demuestran que Cristina no tiene vergüenza, pudor ni escrúpulos.
¿Qué se puede esperar de un ministro de Economía como Sergio Massa que es el campeón mundial de la mentira? Un panqueque que fue capaz de prometer que jamás iba a transar con el kirchnerismo o que iba a meter presos a los corruptos y que iba a barrer a los ñoquis de La Cámpora. No solamente no los barrió a los ñoquis, puso una fábrica de pastas en sociedad con Máximo Kirchner, el príncipe heredero al que no le da la nafta ni para presidir el consorcio de su edificio. De hecho, ya aparecieron pintadas en el Conurbano que dicen: “El peronismo no es hereditario”. Máximo no participó ni de los actos de su madre, está borrado y algunos dicen que en cualquier momento tira la toalla y se retira.
Hubo dos grandes noticias en este año. Alegrías para las mayorías nacionales. En ambas el gobierno estuvo parado en la otra vereda. La consagración de la selección argentina de fútbol como campeona mundial en Qatar y la decisión de sus jugadores de que no haya una sola foto de Messi ni de los muchachos con Alberto, Cristina, Massa, Wado o Máximo. No fue una casualidad. Fue una decisión de los jugadores que movilizaron en los festejos la multitud más grande de la historia argentina, a pesar del gobierno.
La otra gran noticia fue directamente en contra del gobierno. Hablo de la condena de Cristina. Otro hecho histórico de ese 2022 que se está yendo con más pena que gloria. Cristina condenada por ladrona es una satisfacción para toda la gente decente y un llamado de atención para los políticos que se enriquecieron con los dineros del pueblo. Es un Nunca Más a la mega corrupción de estado y a la cleptocracia que instalaron los Kirchner.
En estos últimos días, el cuarto gobierno kirchnerista aceleró la cuesta abajo en su rodada. Perdió todo tipo de olfato político y radicalizó sus posturas poniendo al estado de derecho al borde del abismo institucional. Le resumo los últimos acontecimientos.
Leopoldo Moreau, fue el candidato a presidente del radicalismo que sacó el 2% de los votos y lo llevó a la peor hecatombe electoral de la historia. Ahora es un cadete de Cristina. Es el que lleva los mensajes. A través de Twitter le ordenó a Alberto Fernández que hiciera una cadena nacional para denunciar un encuentro en Lago Escondido entre funcionarios del Pro, jueces y directivos de Clarín. Y Alberto, obediente, hizo esa tontera.
El Cuervo Larroque y otros marginales de la política piquetera, le exigieron por las redes sociales a Alberto que indultara a la delincuente con condena firme de Milagro Sala. Y Alberto, todavía, por ahora, no lo hizo. Dijo que la Constitución se lo prohíbe, cosa que es rigurosamente cierta. Y digo por ahora porque Alberto, como dijo Cristina es el jefe de la agrupación “Amague y recule”. En cualquier momento se produce el milagro y la da una satisfacción a su jefa y a la delincuente jujeña.
Otro talibán cristinista, el señor feudal del Chaco, el gobernador Jorge Capitanich, le ordenó a Alberto (también por encargo de Cristina Elisabet) que no acatara el fallo de la Corte Suprema. Y Alberto, obediente, hizo esa locura que lo puede llevar a la cárcel o a recorrer los tribunales, acusado de traición a la patria, de golpismo y de alzamiento contra la Constitución. Después reculó a medias, inventó el tema de los bonos, de reformular el presupuesto y aumentar impuestos pero lo cierto es que hoy el presidente está cometiendo el delito de desobediencia. Todavía no pagó un peso pero puso su cabeza para quedar como jefe de esta sublevación contra la división de poderes.
Como si todo esto fuera poco, otra vez Moreau, le ordenó a Alberto que le hiciera juicio político a la Corte. Otra colosal locura. No le dan los números para semejante patoteada, pero el objetivo es intimidar a jueces y fiscales.
El cristinismo entró en la etapa que Miguel Wiñazky bautizó como “populismo siquiátrico”. Están parados sobre arenas movedizas y por eso cada vez que se mueven, se entierran más todavía. Los números son aterradores. 50% de pobreza, 95% de inflación y un nivel de inseguridad terrible que se potencia con la mirada cómplice y siempre del lado de los delincuentes de todo tipo. De Cristina o De Vido, ladrones de estado. De Maduro o Daniel Ortega, ladrones y tiranos. De Grabois y los falsos mapuches, usurpadores de la propiedad privada. De los criminales narcos o marginales que roban o matan por unos pesos o por un celular. Este gobierno de chantas y no de científicos instaló el peor de los mensajes: nada se consigue con sacrificio y mérito y todos los delincuentes son amigos del gobierno. Estamos en el horno. La única esperanza son los millones de ciudadanos honrados que trabajan de sol a sol y estudian y tienen la gran posibilidad de sepultar políticamente al chavismo cristinista en las urnas. De nosotros depende. Ojalá tengamos un año feliz para nuestro pueblo y para nuestro futuro republicano. Brindo por eso.