Los banderazos no se rinden – 9 de noviembre 2020

Hay un gobierno que no gobierna y funcionarios no funcionan. Pero los banderazos no se rinden. Otra vez, multitudes de argentinos, a lo largo y a lo ancho del país pegaron un grito de protesta contra el gobierno de los Fernández. Al igual que 8 años atrás, la presidenta Cristina, fue el centro de la mayoría de las críticas. Por esos caprichos del destino, en el 2012 era la presidenta y ayer, también. Esta vez formalmente a cargo del poder ejecutivo porque Alberto estaba en Bolivia, en la asunción del nuevo presidente. Tal vez por eso y porque mucha gente la identifica como la que realmente manda o reina, el coro mayoritaria, casi como una expresión de deseo era “Ar-gen-ti-na sin Cris-ti-na”. Esta vez se multiplicaron los disfraces de la presidenta accidental disfrazada con traje de presidiaria. Estuvo la gigantesca muñeca inflable presidiendo el banderazo, al lado del Obelisco, con la cartera Luis Vuitton desbordante de dólares, con sus joyas, con el número fatídico del día en el que el fiscal Alberto Nisman apareció con un balazo en la cabeza y con un Albertítere en la otra mano. Pero la novedad es que se sumaron otras versiones más chicas, pero entre cañas de bambú que simulaban las rejas de una cárcel.
Los carteles fueron como siempre artesanales. Cada uno se hizo escribió su cartón o lienzo y no hubo consignas pre cocidas que se repartieran en los micros, porque tampoco hubo micros. Cada uno fue como quiso. En autos, motos, bicis, caminando y siempre con la bandera argentina como denominador común, como un poncho celeste y blanco que los envolvió a todos. La justicia y la Corte Suprema fueron el otro blanco predilecto de las exigencias. Jueces corruptos, no le entreguen la República a los corruptos. El más actual era contra el candidato de Alberto y Carrió a jefe de los fiscales. “No se olviden de Nisman. No a Rafecas”, con una frase del fiscal asesinado: “Si no se fugan, van todos en cana”. Una cartulina amarilla sirvió para otro alarido en el mismo sentido: “La República no es para tibios. No a Rafekas”, este escrito con “K”. Hubo pedidos para que los jueces Bruglia, Bertuzzi y Castelli no renunciaran y siguieran tratando de impartir justicia entre tanta injusticia.
La columna de Joaquín Morales Solá era comentada por todos. Uno de sus párrafos dice textualmente: “Una Nación sin jueces independientes es lo mismo que un país sin jueces”.
Gente común había estampado sus sentimientos en una tela: “CFK nos tenés hartos. Están incendiando el país, con tal de no ir presa. No te tenemos ni un poquito de miedito”.
Siempre le digo que estas convocatorias multitudinarias, son absolutamente independientes. Se trata de personas comunes que no siguen a líderes, que no tiene camisetas partidarias y que se auto convocan por las redes para ejercer su derecho constitucional a peticionar. Piden que se acabe la impunidad de los ladrones de estado, que se respete la propiedad privada, que se condene a los patoteros violentos y a los usurpadores y que los delincuentes de todo tipo no sean los únicos privilegiados. Uno de los carteles más curiosos y festejados decía “Graboy (asi con “y” griega y sin “s”, si querés tierras, lávate las orejas”.
Otro cartel muy creativo lo exhibía un joven: “Vengo porque no quiero irme”.
Nada del otro mundo. Piden una sociedad democrática, racional, sin autoritarismos ni corruptos de estado. Todo lo contrario al modelo del gobierno que pone como ejemplos a Gildo Insfran, Hugo Moyano y Juan Grabois, tres de los personajes con mayor desprestigio social en todas las encuestas.
Las marchas en alrededor de 200 puntos de toda la Argentina, florecieron a pesar de parte de los medios de comunicación tradicionales que siguen sin comprender la importancia y la originalidad del fenómeno y en contra del gobierno y de un sector de la propia dirigencia de los partidos opositores. A muchos no le gustan las manifestaciones que no pueden controlar, que se mueven con total autonomía y que muchas veces corren el peligro de que algún fanático o loquito se exprese frente a las cámaras. Allí los canales como C5N, Cristina 5 Néstor aprovecharán para hacer el eje de su cobertura en esos pocos casos como una suerte de árbol que les permite ignorar el bosque masivo de los banderazos. Diego Gvirtz, pauta traficante y delirante por el dinero del estado, llegó a publicar que la marcha se hacía curiosamente en un aniversario vinculado al genocida Emilio Eduardo Massera. Afiebrados fanatismos que los hacen ver visiones. Por supuesto que no hubo ni una sola, ni una insignificante alusión a semejante genocida. Todo lo contrario. Las expresiones escritas y cantadas eran por más democracia y en contra de todo tipo de dictaduras. El gigantesco globo inflable que flotaba en el aire decía “República o Feudo” y tenía una bandera de Venezuela que claramente demuestra que la inmensa mayoría de esa gente repudia los asesinatos y torturas de la dictadura chavista de Maduro. Es este gobierno que no gobierna y estos funcionarios que no funcionan, los que miran para otro lado y callan ante esos crímenes de lesa humanidad, según el último informe del tribunal de La Haya.
Los ciudadanos en las calles, están muy enojados con los opositores que no se oponen, aunque algunos de ellos tengan buenos números en las encuestas. Esas cifras suelen ser esquivas. Lo que se construye codo a codo en la calle es mucho más duradero. Los acusan de tibios, de pechos fríos y de no acompañar al pueblo o a una parte importante del pueblo que se puso al hombro el objetivo de ponerle límites al atropello del nacional populismo cristinista. Participaron otros dirigentes opositores, a título personal y sin intentar apropiarse de la contundente manifestación popular. En Córdoba estuvo Patricia Bullrich acompañada por la senadora Laura Rodríguez Machado. Sus hinchas, se ilusionaron con dos cantitos: “Se siente/ se siente/ Pato presidente” y “Veo/ veo/ que vés/ que volveremos a ser gobierno/ en el 20-23”. El optimismo militante era una manera de arengar a tanta gente. Es que el acto en Córdoba fue especialmente masivo y contó también con el jefe del interbloque de Juntos por el Cambio, el radical Mario Negri en su auto y con su hijo. Ellos también saludaron a todos los que le pusieron el cuerpo a la oposición callejera. Negri lo puso en palabras ante los medios: “Defendemos el federalismo republicano frente a este gobierno que solamente aumentó las incertidumbres en todos los temas”. Hablaba de lo sanitario, lo económico, lo judicial y la inseguridad. Los Fernández multiplicaron y profundizaron todos los problemas y no solucionaron ninguno.
En la Capital, hubo más legisladores y dirigentes que en otras ocasiones. Además de los que van siempre, como Waldo Wolff, Hernán Lombardi, Luis Brandoni, Alvaro de Lamadrid o Fernando Iglesias, se pudo ver a Carolína Píparo, Juan Curutchet, Alejandro Fargosi y Cynthia Hotton, entre otros, o a figuras de prestigio, pero sin pertenencia partidaria como el doctor Daniel Sabsay o Maximiliano Guerra. El constitucionalista Sabsay, con su bandera y en la calle, tuvo tiempo para tuitear “El banderazo más impresionante de todos”. Y el bailarín y maestro de bailarines, en las redes apuntó “no a la impunidad” y “ojalá que escuchen el reclamo de la gente”.
En Mar del Plata, durante horas, hubo caravanas interminables y un cartel original: “No eran pingüinos, eran buitres”. En Paraná, con Luis Etchevehere presente, la concentración se multiplicó indignada todavía por los delitos que cometieron en la usurpación los agricultores truchos que no sabían plantar ni perejil y que proclaman la Reforma Agraria de Grabois. En Bariloche la bronca era la misma contra los auto denominados representantes del pueblo Mapuche que toman tierras, iglesias, escuelas y chacras con violencia, irracionalidad e impunidad provista desde el cuarto gobierno kirchnerista.
Los altoparlantes y las gargantas cantaron todo el tiempo canciones de la patria. El himno a cada rato. La marcha de San Lorenzo y Mi bandera, entre otras.
Con sus pabellones agitados al viento, con esa bandera idolatrada, los manifestantes que marcan el camino a los partidos opositores, corearon con emoción.
Aquí esta como el cielo refulgente/ ostentando sublime majestad/ Después de haber cruzado el continente/ Exclamando a su paso: ¡Libertad, libertad, libertad!
Son los banderazos que no se rinden. Los banderazos que reclaman a su paso, Libertad.