Una vez más, Cristina utilizó la figura de Juan Domingo Perón para sus propios intereses y obsesiones. El acto en La Plata tuvo como excusa que hoy se cumplen 50 años desde el retorno de Perón a la Argentina pero el verdadero motivo es la búsqueda de la impunidad para Cristina.
La fecha lo amerita y vale la pena recordar, sobre todo para los más jóvenes, la verdad sin disfraces del vínculo conceptual entre el viejo general y la abogada nada exitosa.
Como muchos jóvenes setentistas, Cristina no votó a Perón. Le decía “viejo de mierda” y puso la boleta de Jorge Abelardo Ramos del Frente de Izquierda Popular. No quería poner la misma boleta que “los fachos” del peronismo, como decían entonces. Ella creía que ser “evitista” era más revolucionario. Nunca habla de Perón y cuando se mete con aquella época, a lo sumo, elogia a Evita.
Un día como hoy, hace exactamente medio siglo, aterrizaba el avión de “Alitalia” que traía a Perón después de un exilio de poco más de 17 años. Tiempo después, Perón lograría su tercera presidencia. Sentados en primera con él, viajaban dos personas que también serían presidentes: su esposa, María Estela Martínez de Perón, más conocida como Isabelita y Héctor José Cámpora a quien los Montoneros llamaban “El Tío”. No podía faltar José López Rega (a) “El Brujo”, uno de los más nefastos criminales fundador de la Triple A.
El DC-8 salió de Roma con figuras políticas, deportistas y artistas que fueron a acompañar a Perón en su regreso.
Ezeiza estaba rodeada por un ejército de 35 mil soldados, tanques de guerra y hasta piezas de artillería. En el chárter estaba otro dirigente que también llegó a presidente: un joven riojano llamado Carlos Saúl Menem. Otros pasajeros notables fueron el padre Carlos Mugica, quien fue asesinado por Montoneros según denunció Antonio Cafiero quien también ocupaba su butaca en la histórica aeronave. Hugo del Carril, el legendario cantor de la marchita no podía faltar. Estaban Leonardo Favio y la bellísima Chunchuna Villafañe y hasta un goleador histórico como José Francisco Sanfilipo.
Dos personas emblemáticas esperaban a Perón en la pista, al pié de la escalerilla: José Ignacio Rucci, el jefe de la CGT, el sindicalista más querido por Perón que también fue asesinado por Montoneros y Juan Manuel Abal Medina, el secretario general del Movimiento, hermano de Fernando, fundador de Montoneros.
Aquella foto fue publicada al día siguiente por todos los diarios en la portada: se lo vé a Rucci con su paraguas protegiendo a Perón de la lluvia.
Hay sectores del peronismo tradicional que acusan a Cristina de oportunista porque siempre ninguneó y maltrató a Perón. Varios periodistas recuerdan y yo también, porque me lo contó a mí con mucho dolor, cuando Antonio Cafiero le llevó un proyecto para hacerle un monumento al general Perón. “Para ese viejo de mierda, no hay nada”, le contestó la presidenta de hoy y de aquel momento.
Ante cuestionamientos similares, Aníbal Fernández cometió la herejía de decir que se metan la marchita en … donde usted ya sabe y hasta se peleó con el hijo de ese mito llamado Hugo del Carril.
Y como si esto fuera poco, tiró al Partido Justicialista por la ventana y ratificó que ella y su marido nunca le dieron bola y mandó a José Luis Gioja a “suturarse” ese lugar en donde termina la espalda.
Solía referirse en forma peyorativa a ese partido llamándolo “pejotismo”.
Hoy, el peronista Miguel Ángel Toma lo dice claramente en un tuit: “En este 17 de noviembre, renovemos nuestro compromiso militante por liberar al peronismo de quienes se lo apropiaron, sustituyendo su identidad. Kirchneristas Go Home. O sea a Cuba, a Venezuela, Nicaragua, Irán…”
Toma hoy está en el equipo que acompaña a Miguel Ángel Pichetto.
Cuando Mauricio Macri convocó a Miguel Angel Pichetto (un peronista de todos los peronismos), el senador Federico Pinedo dio en la tecla. Dijo que eso demostraba que la grieta no es una batalla entre peronismo y antiperonismo, es una lucha entre democracia y autoritarismo, entre República y chavismo K, entre ética y corrupción.
La senadora bonaerense Claudia Rucci, hija de José Ignacio Rucci se define como “orgullosamente peronista y de Juntos por el Cambio”. En sus redes, castigó duramente a la vice: “Vergüenza. Hace 50 años regresaba Perón, millones de argentinos lo acompañaban y mi padre lo protegía de la lluvia. Pocos meses después lo asesinaban quienes Cristina, reivindica como “jóvenes idealistas”. Hoy usa esa fecha para intentar resolver sus causas judiciales”. La senadora Rucci, además, postea dos fotos y dos textos. Uno dice, el pueblo se moviliza por la causa… y el otro, se moviliza el aparato por las causas.
Fernando Gray, el intendente de Esteban Echeverría, enemigo íntimo de Máximo no se quedó atrás. Dijo que el elegía trabajar y que el acto no le cambia la vida a nadie porque porque no es momento para celebrar nada. Nuestros vecinos necesitan soluciones”.
Hoy el antiperonista debería reconocer que cuando murió Perón, a gran parte del pueblo argentino se le desgarró el corazón de tristeza porque se iba una suerte de gran padre protector de los descamisados, de los grasitas, de los que siempre tuvieron menos. Una foto que sigue golpeando mi memoria es la de aquel colimba de rasgos norteños, con su rostro desencajado por el llanto ante el féretro que llevaba los restos de Perón.
Hoy el peronista debería conceder que cuando murió Perón, a otra parte del pueblo argentino se le escapó un suspiro de alivio porque ese muerto había sido responsable de muchas persecuciones y del encarcelamiento de dirigentes opositores.
Néstor y Cristina echaron sal sobre las heridas y produjeron lastimaduras más profundas. Y encima las inundaron de una corrupción nunca vista.
Hace 50 años volvió Perón. Hoy Cristina volvió a utilizar su figura con un oportunismo caradura. Quien quiera oír que oiga.