Le confieso que me cuesta identificar cual fue la mentira más grave del festival de Cristina. Fue un show de falsedades. De movida, a cargo de la presidencia de la Nación, llegó a un acto partidario en el helicóptero oficial y todo el tiempo dijo que van a volver al poder a solucionar todos los problemas cuando, en realidad, hace tres años que están en el poder y son los responsables de agravar todos los problemas. Hay que ser muy tonto para creer que Cristina tiene los bolsillos llenos de soluciones. Si fuera cierto, sería bueno que las aplique ahora. Maneja el 70% de las cajas más suculentas. Además Cristina tiene sus bolsillos llenos del dinero sucio que le robó al pueblo argentino. Y por eso será condenada antes de fin de año a prisión, a inhabilitación perpetua y a que devuelva los millones de dólares que no son de ella.
Cristina dijo que “nunca estuvimos con la violencia”. ¿Creerá que somos descerebrados? Pensará que puede subestimar así a todos los argentinos. El peronismo ha sido violento desde su nacimiento. ¿Es necesario recordar la quema de las iglesias, de los locales del socialismo, la persecución con cárcel y tortura a los opositores, el llamado de Perón a dar leña o el grito del 5 por uno no va a quedar ninguno? Es verdad que también hubo violencia criminal contra el peronismo. Pero el peronismo parió grupos armados que utilizaron el asesinato como instrumento político. ¿O la tenebrosa triple A de López Rega o el terrorismo de los Montoneros de Firmenich no eran peronistas? ¿Y las toneladas de piedras que le tiraron al Congreso y la promesa de tirar el doble de piedras?
Cristina altanera descalificó las privatizaciones de los 90 y a Domingo Cavallo. ¿Qué pastillas tomó para borrar su memoria? ¿Cuándo le agarró la amnesia segmentada? Le recuerdo a Cristina y tengo videos para probarlo, que ella y Néstor fueron los alumnos preferidos de Cavallo. Fue Cavallo el que les dio ese camión de dólares que luego se robaron por las regalías mal liquidadas de YPF. Fue Oscar Parrilli el miembro informante de esa privatización. Cavallo y José Luis Manzano fueron los padrinos del desembarco de los Kirchner en el escenario nacional. Y de la década neo liberal menemista que ella ahora critica, fueron partícipes necesarios. Acompañaron a Carlos Menem en 7 boletas electorales. Y fue Néstor el que habló de Menem como el gran presidente después de Perón.
Los focus group le dicen que tiene que hablar de inseguridad porque los más pobres son robados y asesinados todos los días. Algo que todo el mundo sabe y padece. Pero Cristina jamás en su vida mencionó el tema. Siempre estuvieron del lado de los delincuentes y contra todas las víctimas. Con Zaffaroni como bandera se cansaron de liberar criminales y barras bravas. Y al que manifestaba lo que ella ahora dice lo acusaban de facho. Cristina no tiene la menor idea de cómo se combate al delito. Llamó a inundar de gendarmes el conurbano y sacarlos de la Patagonia. No entiende nada y encima le quita gravedad al terrorismo seudo mapuche apoyado por tres ex dirigentes montoneros.
Cómo será el delirio de ignorancia y de recién llegada al tema, que hasta Aníbal Fernández tuvo que salirle al cruce. Y eso que Aníbal la definió como el cuadro político más importante de los últimos 50 años. Dijo que no era cierto lo que dijo Cristina. Y eso que Aníbal fue el autor de la frase fundacional de la subestimación de este drama: “La inseguridad es una sensación”.
También le dijeron que tiene que ensayar un discurso más moderado y planteó un nuevo acuerdo democrático. La hipocresía llevada a la estratósfera. Nadie hizo más en la Argentina democrática por fabricar la grieta y el odio que el kirchnerismo. Antes de la llegada de Néstor, no existía ese abismo que divide a nuestro pueblo. Kirchner lo hizo. No fue magia, fue mafia. Cristina, muy suelta de cuerpo llamó a un acuerdo democrático, horas después de su golpismo de palacio que violó la Constitución y la división de poderes al no acatar un fallo de la Corte Suprema. Mientras tanto, en las tribunas, los democráticos cantaban: “Che gorila, no te lo decimos mas/ si la tocan a Cristina, que kilombo se va a armar”. Todo muy democrático.
Volvió con el verso de que los jueces deben ser elegidos por el voto popular. Eso dinamita la base de equilibrios que tiene la República. Pero su búsqueda desesperada de la impunidad la lleva a cualquier lado.
Uno de los símbolos más infantiles fue la imagen de Máximo Kirchner con bermudas y gorrito arengando arriba del para avalanchas, como si fuera un barra brava. Pobre muchachote millonario, parecía un elefante parado sobre cristales. No tuvo infancia. Corresponde la frase de Perón: de todos lados se vuelve, menos del ridículo. Mayra Mendoza, la intendenta de un Quilmes que desborda pobreza, marginalidad e inseguridad, acompañó al príncipe heredero en el papelón.
Cristina llegó a decir que la inflación era culpa de los jueces que no habían permitido que las telecomunicaciones fueran declaradas servicio público para poder regular los precios. Dijo que la inflación fue del 6,3 pero la de las comunicaciones, fue el doble.
No se privó de elogiar a Hugo Chávez, otro emblema de la democracia que ella pregona y en el colmo de sus históricas falsificaciones de la historia se disfrazó de admiradora de Perón al que siempre llamó “viejo de mierda”, como le conté ayer.
Nunca hubo tanta hipocresía como cuando Cristina dijo que las jubilaciones no alcanzan y ella hizo trampas para cobrar casi seis millones y medio de pesos por mes.
Nunca se dijeron tantas falacias juntas en tan poco tiempo. Nunca se robó tanto en tan poco tiempo. Nunca se hundió tanto al país en tan poco tiempo. Fue un patético show populista. La pornografía de la decadencia.