La oligarquía sindical – 19 de octubre 2022

La oligarquía sindical es uno de los problemas más graves que deberá afrontar el próximo gobierno. El cruce de hoy, entre Hugo Moyano y Mauricio Macri lo certifica. El ex presidente dijo que “Argentina es un país en el que Pablo Moyano aprieta al que quiere”.
Una verdad irrefutable. Pero el capo del clan, Hugo Moyano salió con los tapones de punta a descalificar a Macri al que llamó “descerebrado” que dice “disparates”.
Pablo, conocido como “El Salvaje”, había amenazado con desatar una verdadera guerra callejera si “la derecha viene por los derechos de los trabajadores”. En realidad el objetivo no son los derechos de los trabajadores si no los privilegios de la burocracia sindical, una corporación que no rinde cuentas, que no muestra sus declaraciones juradas y que está sentada casi en forma vitalicia en el sillón de comando de los gremios.
Macri lo padeció y sabe que la oposición si gana en el 2023 lo va a padecer. Por eso redobló la apuesta al decir que “es un poder mafioso que atropella a las empresas”
Macri dijo que Moyano vive fuera de la ley y que por eso nadie quiere invertir en este país. Recuerdo que Jorge Lanata reveló que la familia Moyano acaba de ser aceptada en el country “Abril”, uno de los más sofisticados y caros de la Argentina donde habitan importantes empresarios. Las 312 hectáreas, en su momento, pertenecieron a Higinio Pereyra Iraola.
Hugo Moyano dijo ser consciente que si Macri vuelve al poder, lo primera que va a hacer es intentar meterlo preso.
El colega Joaquín Morales Solá, en su columna de hoy, en el diario La Nación, hizo una radiografía impecable: “Los Moyano son un problema aparte del país en el presente y en el futuro. Cultivan métodos violentos y patoteros. Se sienten dueños del conflicto laboral y hacen negocios con las dos manos mientras predican consignas políticas obsoletas. Hablan el idioma de la izquierda, pero no se olvidan de los beneficios del capitalismo propio.”
No quiero generalizar porque el que generaliza discrimina, pero la gran mayoría de los gremialistas argentinos son millonarios y viven como tal mientras dicen representar a trabajadores pobres.
Eso no ocurre casi en ningún otro país. En Uruguay o Chile, por ejemplo, los dirigentes sindicales son combativos y clasistas en algunos casos, pero viven como dicen y como la mayoría de sus representados. No andan en autos de alta gama, como el AUDI de 120 mil dólares de Andrés Rodriguez, líder del personal civil de la Nación.
No se esconden detrás de vidrios polarizados y matones como guardaespaldas. Insisto, no digo todos, porque conozco dirigentes honestos que pelean por los derechos laborales, pero una mayoría se comporta como monarcas que se transforman en capos eternos de los gremios, casi en forma vitalicia. Utilizan listas únicas en las elecciones. No permiten que haya oposición ni alternativas. Hay casos para el record Guinness, como el de Armando Cavallieri. Tiene 88 años y acaba de entrar en su décimo período. Maneja al gremio de empleados de comercio hace 36 años.
Manejan fortunas de las Obras Sociales y son verdaderos magnates. No pueden explicar su fortuna. Y dinamitan cualquier tipo de progreso y aumento del empleo con sus abusos, bloqueos y tozuda oposición a reformas laborales que permitan incorporar a más trabajadores o blanquear a los 5.400.000 laburantes que están en negro. Otro record nefasto. Son trabajadores que no tienen obra social ni ningún beneficio laboral. Pero a la crema de los burócratas y jerarcas sindicales, no les interesa. Están los Baradel que apuestan a trabajar lo menos posible, a llenar de paros el calendario escolar y a perjudicar la educación pública aunque se llenen la boca diciendo lo contrario.
cuando los trabajadores tienen también otras pertenencias partidarias o no tienen ninguna. Pero ellos cantan la marchita en todos los actos, levantan sus dedos en “ve”, exigen cajas millonarias y puestos en el estado o en el Congreso. Son voraces, no tienen límites. Igual que los Kirchner tienen voracidad por el poder y el dinero. Son la parte mafiosa de los graves problemas que tenemos. Son la nueva oligarquía.

¿Cristina sepultará al peronismo? – 18 de octubre 2022

Hace casi dos décadas que el cristinismo tiene secuestrado al peronismo. La gran incógnita que surge después de analizar lo que pasó es si el kirchnerismo, finalmente, le dará el tiro de gracia para matar al peronismo. El 17 de octubre de 1945 fue el día del parto, el momento fundacional y del nacimiento del peronismo. ¿El 17 de octubre de 2022, será el día del fin del peronismo tal como lo conocemos?
La pregunta es pertinente porque ayer, el Frente de Todos contra Todos quiso hacer una demostración de fuerza y le salió una ostentación de debilidad. Un tiro por la culata. Vimos una gran fragmentación expuesta en la coalición de gobierno, muchos oradores que parecían opositores y pequeñas rebeliones en la granja. Tal vez el dato más importante es que el acto de Plaza de Mayo, organizado por Máximo Kirchner y Pablo Moyano apenas ocupó media plaza y tuvo una modesta respuesta en su convocatoria.
Eso es grave para la liturgia del peronismo. No llenar la Plaza es una patética muestra de la caída en los niveles de representatividad, de gran desilusión por el gobierno nefasto que están desarrollando y de ausencia de liderazgos carismáticos, con excepción de Cristina. Máximo Kirchner y Pablo Moyano deberán pensar muy bien cuál fue el motivo del fracaso del acto.
Tuvieron el aparato de siempre y los cientos de micros a disposición. ¿Qué pasó, entonces? Ni en el palco ni en el llano se vieron intendentes ni columnas de los distritos del conurbano. Y eso que Máximo es el presidente de prepo del Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires. El aporte del gremialismo camionero, docente y bancario, también fue pobre en cantidad de militantes. Gente suelta, no encuadrada, casi no fue nadie. ¿Perdió encanto entre los jóvenes el autoritarismo chavista K? ¿Olfatean una derrota contundente en las próximas elecciones del año que viene?
El filósofo gastronómico y lingüista Luis Barrionuevo lo definió a su estilo: “El peronismo está hecho mierda”. El diablo sabe por diablo, pero más sabe por viejo. El escenario del acto de la CGT estaba ocupado por gerontes que hace más de 30 o 40 años que están atornillados a sus sillones de capos de los gremios. Los oradores, solo exigieron más cargos porque ya no quieren estar sometidos al dedo de Cristina y la birome de Máximo. El príncipe heredero los acusó de “traidores”.
La atomización del peronismo no solamente se vió en la diversidad de actos o en la falta de intendentes o en la exigencia de más poder. También se explica en la ausencia de los tres socios fundadores del Frente en todos los actos.
No estuvieron presentes ni Sergio Massa, ni Cristina que no envió ni un video, ni un tuit al acto de su hijo ni Alberto, presidente de la Nación y también del Partido Justicialista. Son datos que muestran la bronca (y hasta el odio) que está creciendo entre los referentes.
Hasta el Movimiento Evita, dijo por boca de su líder, Emilio Pérsico que van a limpiar La Matanza con la candidatura de su esposa, Patricia Cubría.
Le recuerdo que en ese distrito siempre gobernó el peronismo. ¿Quién la ensució, entonces? Otra vez peronistas de este gobierno que critican y acusan a peronistas de este gobierno. Ese jueguito perverso de ser gobierno y oposición al mismo tiempo ya no engaña a nadie.
La historia de Santa Cruz demuestra que el kirchnerismo degrada y destruye todo lo que toca. Ahora es el turno de terminar con la historia del peronismo y arrojarlo al precipicio. Este cristinismo tiene una rigidez ideológica soviética que no se compadece con el pragmatismo que le permitió al justicialismo sobrevivir 77 años pese a sus apuestas extremistas y criminales como López Rega y la Triple A o Mario Firmenich y Montoneros.
El brillante intelectual Loris Zanatta, hoy en el diario La Nación, cita al padre Benitez “mentor de Eva Perón” que dijo que “el peronismo es un comunismo de derecha, lo que es como decir, un fascismo de izquierda”.
Esa flexibilidad justicialista que fue del neoliberalismo de Menem hasta el chavismo de Cristina, hoy está anquilosada por sumatoria de fracasos económicos que nos han condenado al 50% de pobreza y al 100% de inflación.
Las viejas armas y las ideas jurásicas hoy no dan resultado. Todo lo contrario.
Los ministros huyen despavoridos. Cuesta encontrar reemplazantes. Algunos vuelven a las intendencias y otros a las gobernaciones para tratar de salvar la ropa y su quintita. Hay clima de estampida. De sálvese quien pueda.
Hasta ahora los peronistas clásicos e históricos se arrodillaron ante el altar de Cristina porque era la única que les garantizaba un núcleo duro de votantes a nivel nacional. Hoy, hasta eso está cuestionado. Eso y la posibilidad de que sea condenada por la justicia por la colosal cleptocracia que lideró.
Nadie puede decir que alguien o algo está muerto en política. Y menos tratándose del peronismo que sobrevivió a mil hecatombes auto generadas. Pero en estos tiempos de cólera, parece que Cristina apuesta a mantener su propia tropa de fanáticos aunque cada día sean menos. ¿Cristina arrastrará al peronismo en su caída libre? ¿Sepultará al peronismo como fuerza multitudinaria y popular? ¿O los viejos zorros que gobiernan provincias y municipios adelantarán elecciones, armarán sus propias listas y saltarán a tiempo del Titanic? Si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia, la verdadera historia, quien quiera oír que oiga.

En manos de los Kirchner y los Moyano – 17 de octubre 2022

Nunca es triste la verdad. Lo que no tiene es remedio. Y la verdad es que los argentinos no estamos en la lona. Mucho peor, estamos tratando de subir a la lona. Este es un país quebrado por la inflación, la pobreza, la inseguridad y las malas o nulas decisiones que toma este gobierno en descomposición. Con este panorama tal vez lo más grave que hoy se vio fue una multitudinaria manifestación a Plaza de Mayo de integrantes de este gobierno para protestar contra su gobierno. Son opositores de sí mismos.
Es el frente de todos contra todos. Como si ese delirio fuera poco, los líderes de la convocatoria fueron Máximo Kirchner y Pablo Moyano. Tienen mucho que ver entre ellos. Ambos se apropiaron de sus lugares por portación de apellido. Son los príncipes herederos de Cristina y de Hugo. Máximo y Pablo no trabajaron nunca en relación de dependencia, nunca tuvieron que pagar un sueldo o sufrir por un descubierto en el banco. No terminaron sus estudios. Son millonarios que viven como millonarios y que dicen combatir a los millonarios.
La familia Moyano acaba de ser aceptada en el country “Abril”, uno de los más sofisticados y caros de la Argentina donde habitan importantes empresarios. Las 312 hectáreas, en su momento, pertenecieron a Higinio Pereyra Iraola.
Y Máximo se refugia en una mansión con embarcadero y todo, en el lujoso club de Chacras de Puerto Panal donde viven Julio de Vido y Fabián de Souza, entre otros.
Es la nueva oligarquía político sindical. Tanto Máximo como Pablo encabezan la lista de los personajes con mayor imagen negativa de la Argentina. Sin embargo ocupan lugares claves del poder y ambos tienen una gran capacidad de daño. Llevaron miles y miles de personas a la concentración del día de la “deslealtad” como dicen los memes de las redes. En un día laborable, arrearon a una muchedumbre en miles de colectivos con el aparato de siempre que se banca con la nuestra. Es un mecanismo que funciona con el combustible del dinero de los contribuyentes. La metodología extorsiva del apriete también los une. Jamás ganarían una elección a diputado o a concejal si se presentaran encabezando la lista y si se llamaran Pérez o Gutiérrez, mucho menos. Ambos tienen causas abiertas en la justicia donde tienen que dar explicaciones.
Y como si esto fuera poco, esos dos muchachos fogonean un pliego de condiciones que es nada más y nada menos que un programa del chavismo de Venezuela o a la Santa Cruz de los Kirchner.
Se proponen para liderar un país que sea socio de los que más violan los derechos humanos y van a presionar para construir una autocracia nacional populista y ladri progresista. Sus objetivos son cambiar la Constitución, voltear esta Corte Suprema para instalar una con sus amigos y cómplices, insistir con la Ley de medios para sojuzgar al periodismo libre e independiente y respirarle la nuca a lo que ellos llaman “formadores de precios” y empresas de alta concentración económica.
También imaginan un control estatal absoluto del comercio exterior y patear todos los tableros.
Máximo Kirchner y Pablo Moyano deliran cuando dicen que hay “un poder fáctico corporativo que opera por encima del sistema democrático, burlando la voluntad popular, para preservar sus privilegios”. No dicen nada de sus propios privilegios.
En otro fragmento, del documento de propuestas en Plaza de Mayo dice que “estos grupos utilizan el endeudamiento externo con el FMI como un arma del Imperio para extorsionar y disciplinar y manipulan a la opinión pública y al partido judicial para perseguir y proscribir”.
Mas chavista no se consigue. Mascautocrático y cristinista no se consigue.
El dirigente radical Álvaro de Lamadridcdefinió muchas cuestiones en su Twitter: “No tienen lealtad con el pueblo argentino, menos la van a tener con Perón y entre ellos. Se sacan los ojos, la única lealtad que tienen es con el negocio. Son una corporación y escuela de mafia que lucha por mantener sus insostenibles privilegios.”
Fue de alto impacto que los camioneros envolvieran el Cabildo de la Nación con una bandera de su gremio. Nadie se había atrevido a tanto. Es casi una confesión. Se sienten los dueños del país. Hacen lo que quieren cuando quieren. Estamos en manos de Máximo Kirchner y Pablo Moyano. Y así nos va.