El ataque a balazos de civiles armados contra una fuerza uniformada casi no tiene antecedentes desde la recuperación democrática. El asalto de un comando encapuchado que se auto percibe mapuche contra cinco gendarmes es, en consecuencia, de una gravedad institucional enorme. Hay que ir muy atrás en el tiempo para encontrar algo tan inquietante y peligroso. Se podría asimilar al intento de copamiento del cuartel del Ejército en La Tablada por parte del Movimiento Todos por la Patria. Fue hace 33 años, producto del mesianismo asesino de Enrique Gorriarán Merlo que encabezó ese delirio suicida.
Hace casi un año, Sergio Berni, la mano derecha de Cristina en el tema seguridad, definió la violencia de los grupos que lidera Facundo Jones Huala como “terroristas”. Dijo que “cuando el bien tutelado que está vulnerado es la paz social, según nuestra Constitución, hablamos de terrorismo”.
Hasta la inoperante gobernadora Arabela Carreras hizo una presentación ante la justicia acusando de terroristas a estos salvajes.
En aquel momento, la irresponsabilidad del presidente decorativo, Alberto Fernández se expresó a través de una carta que le envió a la gobernadora Carreras ante el urgente pedido de ayuda. Alberto escribió: “No es función del gobierno nacional reforzar el control de las rutas nacionales o brindar mayor seguridad en la región”.
Semejante irracionalidad fue imitada por Aníbal Fernández que ayer dijo que “no vamos a salir corriendo” después de conocer que los gendarmes huyeron del lugar y que la casa rodante donde estaban quedó reducida a cenizas. Dejaron la zona liberada para cometer más delitos.
La gran pregunta que hay que hacerse antes de que sea demasiado tarde para lágrimas es ¿El gobierno nacional, está buscando un muerto? ¿Qué hubiera pasado si los gendarmes defendían la posición con sus fusiles? ¿Hay orden de replegarse o de proteger a los habitantes y propietarios de las tierras que hoy fueron usurpadas en su totalidad? ¿Se imaginan si en un enfrentamiento armado muere un maputrucho o un gendarme? Sería el comienzo de una espiral de violencia sin límites.
Se equivoca Aníbal Fernández. Es todo lo contrario a lo que dijo. Debe salir corriendo. Porque los pacíficos vecinos de Villa Mascardi y de toda la zona acechada por estos grupos están hartos de ver como incendian cabañas o maquinarias o cortan rutas y amenazan a medio mundo.
El propio Berni calificó lo que está pasando como “un acto de entrega y concesión de nuestra soberanía nacional” y aseguró que si hubieran estado a su cargo, los gendarmes deberían haber defendido su posición aún a riesgo de sus vidas.
El avance del terrorismo maputrucho es a paso redoblado y a tambor batiente. Nadie los detiene y eso los envalentona para realizar un vandalismo cada vez más sanguinario. La justicia les tiene pánico porque no se siente respaldada. Las fuerzas de seguridad provinciales están desbordadas y se atan las manos antes de actuar porque saben que si lo hacen, el cristinismo los va a estigmatizar como “represores y asesinos”. Es un tema muy complejo que en Chile ya se expresa en toda su dimensión bélica. Facundo Jones Huala está prófugo y todas las fuentes dicen que está en esos parajes.
No hay un solo dato que diga que el estado nacional lo está buscando para volver a encarcelarlo. Todo lo contrario. Quien fue su abogada defensora, Elizabeth Gómez Alcorta hoy es ministra de la Nación. Dos ex comandantes montoneros como Roberto Perdía y Fernando Vaca Narvaja contienen y apoyan de distintas formas a la Resistencia Ancestral Mapuche y otros grupos similares.
Estos delincuentes no se reconocen argentinos y no respetan ni la bandera ni la Constitución. Ocupan terrenos kilométricos por orden de una sacerdotisa que dice que esas tierras pertenecieron a sus antepasados. Los más agresivos, han patoteado incluso a las verdaderas comunidades mapuches que están integradas a la sociedad, que estudian, trabajan y progresan y quieren vivir en paz.
Esta insurrección separatista ha logrado intimidar a gran parte de la población que sufre además la caída del turismo que es una de las principales actividades económicas de la zona. No es casual que el cristinismo, en las últimas elecciones haya perdido en todas las provincias patagónicas. Miguel Angel Pichetto fue el más duro porque dijo que están haciendo “actividades propias de una guerrilla”.
Dentro de la ley y con firmeza, hay que combatir a los que violan la ley.
Los falsos mapuches tienen el apoyo del sector más chavista del gobierno.
En su momento, Patricia Bullrich fue taxativa: “En esto no hay grises: estas del lado de los terroristas o del estado de derecho”.
La impunidad produjo una verdadera pandemia de usurpaciones y destrucción en la zona cordillerana que va desde Villa Pehuenia hasta Esquel y afecta a tres provincias: Neuquén, Rio Negro y Chubut.
Cuando Jones Huala estuvo en la cárcel de Esquel definió sus objetivos con una arenga extremista: “Nuestro enemigo a destruir es el huinca capitalista” Le recuerdo que Huinca significa “hombre blanco” o extranjero o “no mapuche”.
Pero lo más sustancioso, llegó al final: gritó desaforado, “viva la RAM, viva la autodefensa y el sabotaje, hasta la victoria, hasta vencer o morir”.
Frente a la confesión de partes, relevo de pruebas. Solito, con sus palabras, se muestra fuera del sistema y de las leyes de la paz y la convivencia.
Más claro, imposible. Más delincuentes violentos que mapuches. Más usurpadores que revolucionarios.
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Gobierno que no gobierna y cría cuervos – 27 de septiembre 2022
Cristina dijo en su momento que había funcionarios que no funcionaban. Hoy está claro que la situación es mucho peor. Hay un gobierno que no gobierna. No soluciona ninguno de los problemas. El país está a la deriva y se nota la ausencia del estado, en algunos casos y una complicidad con varios delitos, en otros. La señal que están dando es peligrosísima. Se parece mucho a un vacío de poder. Cada uno hace lo que se le ocurre. Y el estado, o mira para otro lado, o fomenta que se viole la ley. Cristina solo se preocupa por salvar el pellejo de la cárcel, buscar impunidad y voltear la Corte Suprema y las elecciones PASO. Sergio Massa tiene síndrome de abstinencia por la ausencia de dólares pero la economía se desbarranca por un freno al consumo, por el estancamiento de la actividad, un riesgo país que merodea los 2.600 puntos y una inflación que no para y tritura los bolsillos de los más pobres.
¿Y Alberto? No sabe, no contesta. Vive
en una nube. Es un holograma al servicio de Cristina. El títere ya fue superado.
Joaquín Morales Solá, este domingo en
su panorama editorial de La Nación fue de una contundencia letal. Escribió que “Cristina prende fuego a la Constitución, dinamita el sistema político” y que ese no fue su único “hecho destituyente… La vice decidió tumbar el estado de derecho… estamos ante la jefa de una coalición gobernante alzada contra la Constitución y contra el sistema democrático”. Más clarito, imposible.
Lo más inquietante y peligroso está ocurriendo en la vida cotidiana. Le hago un resumen:
• Sindicalistas del Partido Obrero tienen en vilo a todas las actividades que utilizan neumáticos. Taxis, remises, camioneros, maquinaria agrícola y fábricas de autos. Toyota y Ford ya suspendieron las actividades y Fiat lo anuncia para dentro de unos días. Los trabajadores ganan un promedio de 400 mil pesos y se sienten lejos de sus dirigentes. Pero los jerarcas se dieron el lujo de tomar el Ministerio de Trabajo ante la complicidad y el silencio del Ministro.
• Una patota del sindicato de camioneros, con violencia extorsiva, se metió en una empresa de Avellaneda y golpeó a los empleados y al dueño. Hubo 6 heridos y cometieron todo tipo de delitos. Las imágenes son como para espantar a cualquier inversor. Esos bloqueos mafiosos son una metodología constante de los Moyano que según el presidente, son sus dirigentes sindicales preferidos.
• Pseudo mapuches atacaron a balazos un puesto de Gendarmería y obligaron a que sus ocupantes huyeran del lugar. Dicen que dejaron sus armas y algunos perdieron hasta los cascos. Es un acto terrorista que tiene el apoyo implícito y explícito de las autoridades nacionales y provinciales. Atención Aníbal Fernández, gobernador Arabela Carreras y senador Alberto Weretilnek. El silencio lo dice todo. El que calla, otorga. Miguel Ángel Toma escribió un tuit donde dice que nadie busca al jefe prófugo que es Facundo Jones Huala porque tiene cobertura de ex comandantes Montoneros como Fernando Vaca Narvaja y Roberto Perdía. Es el hecho más grave dentro de una escalada de incendios, foquismo, pedreas y palazos de encapuchados. ¿Se imaginan que hubiera ocurrido si los gendarmes hubiesen disparado sus fusiles? ¿Quién está fomentando un muerto? ¿Quién quiere volver al intercambio de cadáveres de los ’70?
• Jóvenes que pertenecen al cheto kirchnerismo, dicen que no pueden estudiar con hambre y hacen una exhibición obscena de teléfonos y ropa de alta gama. Son chicos ricos que tienen tristeza y el apoyo de sus padres que quieren rememorar su juventud revolucionaria. Vivan los jóvenes patriotas argentinos que van a estudiar con entusiasmo a pesar de vivir en medio de terribles privaciones.
• Sindicalistas chavistas de ATE que responden a Cristina, realizan medidas de fuerza salvajes y piden que pasen a planta permanente 30 mil trabajadores pese a que Massa, ministro de su gobierno, dijo que iban a congelar las vacantes. Una pelea interna del gobierno que trasladan a la sociedad.
• Hay aviones que no salieron por eso. Vuelos suspendidos y Aeroparque semi paralizado. Más anarquía y caos. Otros sectores piqueteros acampan una vez más en el centro de la ciudad. Ya son 6.658 manifestaciones en lo que va del año. Record absoluto.
El gobierno que no gobierna fomentó este tipo de protestas que, ahora se le vuelven en contra. Generó un clima y un espacio para que cualquiera haga cualquier cosa. Nadie se siente obligado a respetar la ley. No hay autoridad. No se puede arrojar tanto combustible sobre una sociedad que está a punto de arder. No pueden ser tan irresponsables. Dios, la patria y la sociedad se lo van a demandar.
Cría cuervos y te sacarán los ojos.
La vejez no es una mierda – 26 de septiembre 2022
Joaquín Sabina pateó el tablero y encendió la polémica. En un documental sobre su vida, dijo que “la vejez es una mierda” y que no encuentra nada bueno en ella. Ayer, la revista Viva de Clarín, aportó una mirada distinta al debate. “Larga vida a la generación Silver”, tituló. Aclara que entrar en la sexta década de vida ya no es un tobogán al retiro. Silver es por el plateado que suelen poner las canas en la cabeza de los que van dejando de ser considerados jóvenes. En la investigación se asegura que este sector que era el gran olvidado del sistema, hoy apuesta al trabajo, el cuidado del cuerpo, la tecnología y el sexo”.
¿Quién tiene razón?
En estos últimos días fallecieron dos iconos que superaron los 90 años y hasta último momento, hicieron gala de su talento, su energía y su capacidad creativa. Nuestra querida Magdalena Ruiz Guiñazú, como la madre de todo el periodismo independiente y de calidad y Carlitos Balá como el emblema del humor familiar y efectivo. Ambos iluminaron a varias generaciones.
Creo que muchas cosas cambiaron y que Sabina, en este aspecto está equivocado.
Reconozco que hace poco me volví loco de bronca e incomprensión. Dos cartas de lectores en los diarios contaban casos similares de personas muy preparadas que no conseguían trabajo porque habían cometido el pecado de cumplir 48 años. Les decían que reunían todos los requisitos, pero que la edad tope era de 45 años. Uno es un ingeniero y la otra es abogada. Ambos con trayectorias impecables y experiencias notables. Estoy seguro que a los 48 años las personas están en la cumbre de su etapa productiva, creativa y disponen de energía y tiempo para rendir muy bien en cualquier trabajo.
No podía creer semejante prejuicio y discriminación que los especialistas llaman “viejismo o edadismo”. Es la última de las discriminaciones “aceptadas socialmente”. Encima si tienen más de 45 y son mujeres, hay doble discriminación todavía. En Estados Unidos si además es negra, están en serios problemas. Y Si es gay, ni le cuento.
Pero nadie se atreve a poner un aviso clasificado que diga mujeres, negras o gays, abstenerse. En cambio si ponen avisos que dicen que más de 45 años no reciben.
La discriminación siempre es un veneno social. Por cualquier motivo. Pero además creo que es una torpeza cargada de ineficiencia. Porque los que actúan así no solamente están cometiendo el delito de discriminar sino que se pierden en muchos casos trabajadores impecables.
En los últimos tiempos han pasado cosas que me hicieron reflexionar. Robert Redford y Jane Fonda filmaron “Nosotros en la noche” y repiten el rubro que hace 50 años metió un éxito descomunal como esa pareja de jóvenes recién casados en la película “Descalzos en el Parque”. El tiene 86 años y ella 84 y ambos son brillantes en su actuación y siguen seduciendo con su serena belleza y su carisma.
Yo sé que no todos somos Robert Redford o Jane Fonda pero han contratado al flaco Cesar Luis Menotti como director de selecciones nacionales. Es uno de los dos únicos técnicos de la historia Argentina que salieron campeones del mundo. Es culto, sensato, apasionado, estudioso, muy activo y tiene 83 años.
Y Pepe Soriano 93 o Marilú Marini 82, y Mirtha Legrand y Susana Giménez, dos de las mujeres más valoradas en la tele.
¿Se da cuenta a dónde apunto? La edad cronológica es una forma jurásica de juzgar a las personas. Conozco pocas personas con la inteligencia, actitud, lucidez y capacidad corporal para colgarse artísticamente de techos y paredes como nuestro compañero de radio, el doctor Alberto Cormillot. Y tiene 84. Hace poco dijo que: “Se ve al viejo como un enfermo, senil, asexuado, pasado de moda, discapacitado, sin derecho y sin pertenencia. Además, se lo considera como gasto para la sociedad y que no contribuye en ella porque no produce. De alguna forma se lo ve como una persona que no tiene los mismos derechos que el resto”. Para que le voy a hablar de Woody Allen, que tiene 86. O de Julio María Sanguinetti, a los 86 años un lúcido analista y escritor político.
Si estudiamos un poco, descubriremos que en el 2050 habrá más personas mayores de 60 años que menores de 14. Se está produciendo un cambio fenomenal y no hay que subestimarlo. Y mucho menos despreciar a los que cumplen años. La vida cada vez se prolonga más gracias a los avances científicos y la natalidad es cada vez menor culpa de la locura de la vida moderna y su hiper actividad.
La vejez nos iguala. Es el lugar al que vamos a llegar todos. Y solo si tenemos buena salud y suerte. Es raro, pero el viejismo se discrimina a si mismo, pero con anticipación.
Hay que registrar este nuevo envejecimiento saludable, exitoso, productivo e inclusivo. Tener más de 60 o 70 no es igual a retiro o a jubilación. Hay millones de ejemplos de que es una etapa donde la gente suele hacer lo que quiere en el trabajo y en el amor.
Mucha gente llega con dificultades económicas brutales y ese tema de la jubilación no se puede ignorar y hay que denunciar. Pero hoy le quiero hablar de otra cosa. Del viejo como una persona que se descarta, muchas veces demasiado rápido y equivocadamente. A mí me gusta decirle viejos como le digo a mis viejos, a mis padres, porque lo hago con cariño y respeto. No es peyorativo. Pero es un tema tan complejo que ni siquiera encontraron un nombre para esas personas que denominan adultos mayores, integrantes de la tercera edad, o con horribles términos como ancianos, longevos o esa palabra cruel: gerontes.
Le pongo ejemplos de gente conocida
para argumentar lo que pienso. Pero hay miles de ejemplos anónimos en todos los países y todos los días.
Una gigante del cine como Glenn Close
les ganó el globo de Oro a los 75 años a cuatro actrices mucho más jóvenes. Y le ruego que vea en Netlix “La Mula”, de Clint Eastwood, una de obra de arte actuada y escrita por un pibe de 92 años.
Algunos sociólogos dicen que esta es la
próxima batalla inclusiva que se viene: “La revolución senior”. Hay que combatir los prejuicios y abrir las cabezas. Hay mentalidades conservadoras que atrasan siglos.
En Argentina, más de un cuarto de la fuerza laboral tiene más de 50 años.
Una consultora explicó que “8 de cada 10 trabajos, búsquedas laborales excluyen explícitamente a mayores de 45 años”. Los mails y las redes son insumos que utilizan cada vez personas de mayor edad. No están fuera del mundo tejiendo escarpines en una mecedora o paseando el perro del vecino. Más allá de que algunos lo quieran hacer y están en todo su derecho.
Mayores de 60, somos 6 millones en nuestro país. Y todavía se asocia a valores negativos como la enfermedad o la dependencia. Más del 70% de los mayores de 60 están más sanos que una lechuga y ocupan gran parte de los puestos de conducción de la mayoría de las empresas, organizaciones sociales o clubes o en oficinas gubernamentales.
Varias de las personas más geniales que conozco superan esa edad. Santiago Kovadloff o Marcos Aguinis, por ejemplo.
O Palito Ortega o Serrat, o Los Rolling Stones o Paul Mc Cartney que cada día cantan mejor.
A aquellos que se pierden de contratar a gente maravillosa y eficiente por el prejuicio de un número en el DNI les digo en pocas palabras: La vejez no es una mierda. Viejos son los trapos.
Viejo es el viento y sigue soplando.