El vamos por todo de Cristina – 31 de agosto 2022

Se equivoca Rodríguez Larreta. O mejor dicho, se queda corto. Cristina no se quiere quedar “de prepo y por la fuerza” con el manejo de la ciudad. Cristina se quiere quedar con todo.
Lo dijo en aquel acto de Rosario cuando
silabeó el tristemente célebre: “Vamos por todo”. ¿Se acuerda?
Ese totalitarismo de su carácter, esa bulimia por el poder y por el dinero, es la conexión que la llevó a instalar una autocracia en Santa Cruz y a soñar con una tiranía chavista similar a las de Venezuela y Cuba.
El peronismo en general, pero los Kirchner en particular, se consideran propietarios de la Casa Rosada y no inquilinos por cuatro años. Se apoderan, en todo el sentido de la palabra, del patrimonio de los argentinos. Cada ministerio, cada universidad, cada gremio, lo transforman en una unidad básica que defiende sus intereses y donde borran todo signo de pluralismo. Es lo mismo que pretenden hacer con la justicia. Ponerle la camiseta partidaria, reducirla a la servidumbre de Cristina para que convierta, por arte de mafia, en inocentes a los culpables de la cleptocracia y para que persiga a dirigentes opositores que los denunciaron.
Cristina y su tropa están en el gobierno, pero no están conformes. Quieren controlar todo para que nadie los controle a ellos. Ese populismo autoritario se alimenta de violencia y odio y de corrupción a gran escala. No lo han podido lograr porque en este país, por suerte, todavía hay una reserva muy importante de ciudadanos democráticos y republicanos que defienden la independencia de los poderes, la honestidad de las manos limpias y el pluralismo ideológico.
Los cristinistas no se rinden. Su jefa espiritual, está en su peor momento y hace una exhibición obscena de esa debilidad. Pero conserva un gran poder de daño que se potencia con la perversidad de sus concepciones.
Solo en su cabeza desquiciada se le puede ocurrir comparar lo que ocurrió el sábado con el 2001 o la dictadura. Su fanatismo la ciega.
La reina de la Recoleta acusó a la Policía de la Ciudad de ser política.
Una mentira del tamaño de las estancias de Lázaro Báez. Policías bravas subordinadas a la arbitrariedad de los gobernantes existen con los señores feudales de Formosa o de la propia provincia de Santa Cruz.
Su planteo de que en la Constitución no se habla de autonomía de la ciudad es una real malicia. Ella sabe, porque fue convencional constituyente, que la ciudad es Autónoma por definición y por mandato constitucional. Pero miente a sabiendas porque reconoce que en esta ciudad, ella es mala palabra y la mayoría de sus habitantes la desprecian.
Cristina identificó a la ciudad como el centro generador de poder del PRO y por extensión de Juntos por el Cambio. Hoy es una especie de fuerte inexpugnable para el peronismo de todo tipo. Es una vidriera que muestra una buena gestión y por eso, Cristina, siempre apuntó sus cañones para este lado.
¿Se acuerda cuando habló de los helechos iluminados y los agapantos?
Se mostró molesta por la belleza de la Ciudad, “opulenta”, la llamó el presidente decorativo de la Nación. Y se lamentó porque la provincia de Buenos Aires se inunda cada vez que llueve y sus habitantes tienen que “chapalear” en el barro. Manipuladora como siempre, la vice presidenta ocultó que La Matanza hace 39 años que tiene intendentes peronistas inútiles y en muchos casos corruptos que no fueron capaces de construir asfalto, cloacas, agua potable e infraestructura para los más necesitados.
Varias veces el intendente Fernando Espinoza le ofreció a Cristina que se mudara a la que definió como “la capital del peronismo”, pero Cristina mantuvo su idea de vivir en el corazón de la Recoleta.
Esa hipocresía y cinismo de Cristina también afloró cuando criticó la monumental obra del Paseo del Bajo. Descongestionó el tránsito de camiones, bajó el nivel de contaminación y aumentó la productividad. Pero ella lo criticó porque dijo que ese túnel magnífico se había construido para que los camiones no les molestaran a los vecinos de Puerto Madero. Fue una manera brutal de malversar la información y de sesgar su interpretación. Pero lo más grave es el doble discurso. Porque la propia Cristina tiene dos departamentos en Puerto Madero, con dos cocheras y también viven allí Ginés González García y tuvo sus oficinas Cristóbal López y el propio presidente Alberto habitó un departamento que le prestó el matrimonio Albistur/ Tolosa Paz.
Todo el tiempo de pandemia, los gobernantes y los habitantes de la ciudad sufrieron declaraciones amenazantes y discriminatorias por parte de la dirigencia kirchnerista. Responsabilizaron de todo a los chetos, a los runners, a los ricos que viajaban y a los que querían mantener las aulas abiertas pese a la férrea oposición de los Baradel y compañía.
El colmo fue cuando Alberto le robó un punto de coparticipación a la ciudad para auxiliar la pésima gestión de Axel Kicillof en la provincia. Con la policía reclamando y casi amotinada en las puertas de la Quinta de Olivos, Alberto le metió la mano en el bolsillo a todos los porteños y le dio una fortuna a Kicillof.
Eso fue hace dos años. Pero desde que asumió este cuarto gobierno kirchnerista hostigaron en todos los planos a la Ciudad de Buenos Aires que cada vez que puede los castiga en las urnas. Como no pueden dominar este distrito, ahora Cristina propuso revisar el tema de la autonomía. Quiere volver al pasado y que el intendente sea elegido por el presidente como si fuera una monarquía y los habitantes de la ciudad fueran ciudadanos de segunda. Quiere tener a la ciudad arrodillada a sus pies. Eso es cierto, tal como lo dijo Larreta. Pero se quedó corto. Someter a la ciudad a sus caprichos, es el primer paso para colonizar la justicia, quebrar a los medios de comunicación, hacerle un monumento a todos los ladrones de estado y convertirlos en héroes revolucionarios y quedarse para siempre en el poder. Eso es lo que quiere Cristina. Ya lo avisó: “Vamos por todo”, dijo. Y están en eso.

Obediencia De Vido – 30 de agosto 2022

El Fiscal Diego Luciani pidió 12 años de prisión para Cristina porque probó que fue la jefa de la asociación ilícita que se dedicó durante 12 años a saquear al estado. Para Julio de Vido, solicitó 10 años de cárcel por ser uno de los organizadores de ese hecho criminal. Hay que poner bajo la lupa al ex ministro de Planificación porque en cualquier momento prende el ventilador y trata de demostrar que su rol en la cleptocracia K fue solo en cumplimiento de la obediencia debida a Néstor y Cristina. Obediencia De Vido, sería en este caso.
De Vido odia al macrismo, por supuesto. Pero tiene un gran resentimiento hacia gran parte de sus compañeros. Empezando por Alberto y Cristina. De Vido está indignado y con un tuit castigó una vez más al presidente decorativo de la Nación. Alberto emitió un tuit apenas se leyó el pedido de pena para Cristina. Arrancaba diciendo que “hoy es un día muy ingrato” y expresaba su solidaridad y afecto por Cristina. De Vido posteó la nota completa de presidencia y contragolpeó con otro tuit: “Señor Presidente, su nota es extemporánea. Si fuera cierto lo que usted manifiesta, nunca hubiera designado a Marcela Losardo como ministra de Justicia. Su nota es como el título de (Osvaldo) Soriano: triste, solitaria y final”.
De Vido lo tiene alquilado a Alberto. Le moja la oreja a cada rato. Pero con Cristina no se anima tanto. Tiene presente aquel sincericidio de la reina del Calafate cuando dijo: “Hay que tenerle miedo a dios y un poquito a mi”
Para fustigar a Cristina, está la esposa de Julio. Es que Alessandra Minniccelli la conoce desde muy chica y la consideraba una hermana mayor. Pero ahora no la puede ni ver. Es que una vez que De Vido quedó detenido en un calabozo de la cárcel de Marcos Paz, Cristina no la llamó más. Minnicelli si se permite embestir contra Cristina. El 30 de mayo de 2019, en una entrevista televisiva con Luis Novaresio denunció que “Néstor no le hubiera soltado la mano a De Vido como lo hizo Cristina”.
Antes había asegurado que “dejaron solo a De Vido, como a un piojoso” y Cristina “me falló, tuvo un gesto inhumano conmigo”.
Los De Vido tienen motivos para estar asustados y con bronca. El Partido Justicialista los borró de su nómina de afiliados y el bloque de diputados, en su momento lo desaforó para permitir que fuera derechito a prisión. Pero como si esto fuera poco, hay que decir que si los jueces aceptan el pedido del fiscal Luciani, el arquitecto De Vido sumará condenas por 19 años y medio de prisión. Ya fue condenado a 5 años y medio por el siniestro de la estación Once que fue corrupción seguida de muerte y a 4 años por la compra de material ferroviario chatarra a España y Portugal. Las penas se unifican y totalizan casi 20 años. Hoy tiene 72 años. ¿Deberá llevar tobillera electrónica el resto de su vida en la detención domiciliaria?
En la cárcel un peronista ortodoxo y derechoso como De Vido se hizo muy amigo de Fernando Esteche, uno de los más violentos dirigentes de estos tiempos como fundador de Quebracho. Esteche le hizo conocer la literatura de Almudena Grandes y juntos armaron un espacio político radicalizado y nacionalista tal como le prometieron a Horacio Gonzáles cuando los visitó en el penal muy poco antes de morir.
De Vido también atiende con frecuencia a Santiaguito Cafiero. Lo considera un oportunista sin sustento. Hace poco, cuando la cancillería exigió en la OEA la liberación de los presos políticos en Nicaragua, don Julio les salió al cruce: “Y los presos políticos de aquí? Debe ser que el canciller espera todavía que la justicia argentina se autodepure. Para hablar de los demás, sobre todo si son países soberanos, hay que tener el culo muy limpio”. Y cerró su Tuit en mayúsculas con una sola palabra: “Alcahuetes”.
Varias veces le dijo con dureza a Alberto que “Milagro Sala y Ricardo Jaime” son presos políticos pese a que ella fue condenada y a que Jaime confesó haber sido corrupto. De Vido mismo en su perfil de Twitter pone que es un “perseguido por el régimen macrista”.
Julio Miguel De Vido es socio fundador del kirchnerismo. Siempre fue verticalista de las órdenes de Néstor que alguna vez llegó a humillarlo con un cachetazo o al ordenarle que le fuera a comprar cigarrillos. El maltrato para todos y todas siempre fue una constante en el matrimonio Kirchner.
Tiene una gran coincidencia con Cristina. Ambos odian a José López y fomentan la teoría que los 9 millones del falso monasterio fueron coimas que les dieron empresarios macristas. Pero públicamente, De Vido habló maravillas de Josesito y lo definió como su mano derecha.
Es cierto que nunca se llevaron bien. López y Jaime reportaban directamente a Néstor. Lo puenteaban y le llevaban los bolsos llenos de dólares sucios directamente a Olivos.
José López ya es una especie de chivo expiatorio de los K. Pero en su declaración ante la justicia dijo con toda claridad que ese dinero se lo había entregado el secretario de Cristina y que tenía miedo de que ella lo mandara a matar porque era muy vengativa. Eso dijo López.
Don Julio Corleone es tan pianta votos y su imagen negativa es tan grande, que no lo quisieron poner ni en las listas. De hecho, De Vido fue candidato en Buenos Aires apoyando a un fascista peligroso que por supuesto sacó muy pocos votos.
De Vido tuvo el respaldo de Nicolás Maduro, otro fascista de izquierda peligroso. Y él agradeció esa lealtad inquebrantable que viene de los tiempos de Hugo Chávez cuando en complicidad con Néstor Kirchner robaron montañas de dinero. El garante de esas operaciones ilegales fue Julio de Vido. El propio Claudio Uberti confesó ante la justicia que un avión trajo desde Caracas y en efectivo, 25 millones de dólares de coima para Néstor, el chavista patagónico.
Don Julio, hoy está en su mansión berlusconiana de Puerto Panal. Tiene una fortuna que no puede explicar. Es un barrio cerrado de chacras en donde no casualmente también tienen casa Máximo Kirchner, Fabián de Sousa y el Bochi Sanfelice. No fue magia, fue mafia.
Juan Grabois propuso que Cristina abandonara a los ladrones. Y Julio De Vido se puso el sayo y le respondió con dureza: “Chorro de pobres. Andá a confesarle tus pecados a Francisco, vigilante, basura.”
A confesión de partes, relevo de pruebas. Una vida al servicio de la cleptocracia kirchnerista. Obediencia De Vido.

Cristina quiere exterminar al peronismo – 29 de agosto 2022

Cristina está desarrollando exitosamente su plan de exterminio del peronismo histórico. Recién ahora se aferró al justicialismo que despreció durante toda su vida. Es un abrazo del oso, o de la osa, que obliga al partido histórico a hundirse con ella, manchado por la mayor corrupción de la historia democrática argentina. Las adhesiones a esa falsedad monumental de que ella es honesta y una perseguida, convierte al viejo partido del general en cómplice de sus delitos de lesa indignidad.
Cristina tiene secuestrado al peronismo pero es cierto que lo hace sin que el peronismo se resista. Hay ahí una dialéctica del amo y el esclavo.
De eso habla Andrés “El Cuervo” Larroque cuando dice que están “refundando” el espacio. Le están inyectando chavismo al peronismo. Eso los radicaliza cada vez más ideológicamente y los debilita muchísimo en su nivel de representatividad. Cristina está cada vez más frágil en todo sentido, pero cada vez impulsa acciones más extremistas y violentas. No logran convocar a las grandes multitudes de antes, pero multiplicaron su capacidad de daño. La provocación constante es el instrumento para dinamitar el estado de derecho. Dentro de la ley, Cristina no puede lograr la impunidad que tanto la desespera. Las pruebas del robo del siglo y la cleptocracia son demasiadas. Por eso tiene que apelar a un golpe de estado contra la justicia, uno de los pilares de la República. Empuja a su tropa a un alzamiento contra la Constitución Nacional. A la cabeza está su guardia de hierro que es La Cámpora, pero el resto del peronismo acompaña firmando comunicados. El que calla, otorga.
En este contexto, hemos asistido a escenas pornográficas de cristinismo explícito.
Su jefe de custodia, el comisario retirado de la Policía Federal, Diego Carbone, abrazó a José Luis Gioja, el ex gobernador sanjuanino y le dijo a un amigo: “Sabés la plata que choreamos con este”. Carbone es amigo del Rafa Di Zeo, jefe de la barra brava de Boca. Está todo dicho. Y hablando de Boca, fue muy masivo el abucheo que se ganó Cristina en la Bombonera repleta. Unindividuo que participaba de un juego en el centro de la cancha, aprovechó el micrófono para decir: “Aguante Román y Cristina”. Y recibió una catarata de rechazos que bajaron de las tribunas. Supongo que no van a decir que la cancha de Boca estaba llena de oligarcas.
Sergio Uribarri, condenado por la fortuna que robó siendo gobernador de Entre Ríos, se abrazó con Cristina en la puerta de su casa. También apareció ahí, Juan Grabois, besando a la reina de la Recoleta pese a que Julio de Vido lo acusó de “chorro de pobres, andá a confesarle tus pecados a Francisco, vigilante, basura”.
Tuvo razón Jorge Lanata cuando dijo que en la casa de Cristina “no había tanto movimiento desde cuando descargaban bolsos con plata” Está claro que el cristinismo se alimenta de la corrupción, la violencia, el odio y el vandalismo. En los alrededores del departamento de Cristina, hubo bombas de estruendo, batucada infernal, alcohol, provocaciones a los vecinos y hasta vandalismo sobre algún patrullero de la Policía de la Ciudad.
Entre las mentiras seriales que Cristina viene diciendo hay una que supera todo lo conocido. Dijo que ellos no son violentos. El peronismo en general y el kirchnerismo en particular han sido los movimientos políticos que más ejercieron la violencia en todas sus formas. Incluso asesinándose entre ellos como ocurrió entre Montoneros y la Triple A.
Martín Rodríguez Yebra en La Nación, escribió con talento, que “el ruido de la militancia, le sirve a Cristina como acompañante terapéutico”. Necesita algún tipo de tratamiento que calme su ira y su comportamiento psicopático, como alguna vez la caracterizó Alberto Fernández.
El objetivo inmediato es meterle pánico a los jueces que a fin de año tienen que expedirse sobre el pedido que hizo el fiscal Diego Luciani de 12 años de prisión. Es la pena por haber sido la jefa de una asociación ilícita que se dedicó a saquear al estado. Aspiran a que intimidados, los magistrados, le otorguen por lo menos una falta de mérito. Algo prácticamente imposible. Mientras tanto, se preparan para dar la gran batalla para voltear a su propio gobierno si Cristina es condenada. La táctica es pudrirlo todo. Patear el tablero institucional. Generar caos y anarquía. Cristina se hunde y apela a los manotazos de ahogada. El riesgo mayor es que quiebre la paz social y los argentinos terminemos enfrentados unos con otros en una batalla callejera y fraticida. Eso sería condenar a la Argentina y a los argentinos al peor de los infiernos. Esa sería la obra cumbre y macabra de Cristina. Ojalá podamos evitarla.